Libertad

La guerra

Capítulo 1: El Amor Prohibido

La noche caía sobre el castillo del Rey Tirano, Ethan, como una manta de oscuridad. Las antorchas se encendían en los muros, proyectando sombras ominosas sobre la piedra gris. En el jardín secreto, un lugar donde pocos osaban entrar, Darren y Larissa se encontraban en un abrazo apasionado.

Darren, el fiel vasallo del rey, había cortejado a Larissa durante dos años, conquistando su frío corazón con su valentía y devoción. La dama de honor del rey, con su belleza y elegancia, había sido el objeto de su deseo más profundo.

La noche era suya, una noche eterna de pasión y amor. Sus labios se unían en un beso ferviente, mientras la luna llena brillaba sobre ellos. El mundo exterior parecía desvanecerse, dejando solo a los dos amantes en su universo privado.

Pero la realidad era cruel. La guerra se avecinaba, y Darren sabía que pronto tendría que partir al campo de batalla. El rey Ethan no toleraría la traición, y su amor por Larissa era considerado un crimen.

—No puedo perderarte —susurró Darren, su voz temblando de emoción.

Larissa lo miró con ojos brillantes de lágrimas.

—No te irás sin mí —prometió ella, su voz firme.

Darren sonrió, sabiendo que su amor era fuerte como para vencer cualquier obstáculo. Pero la sombra de la guerra se cernía sobre ellos, amenazando con destruir su felicidad recién encontrada.

Capítulo 2: La Traición

La noche era oscura y silenciosa, perfecta para una fuga. Darren esperaba ansiosamente a Larissa en el lugar de encuentro secreto, pero ella no llegaba. Su corazón comenzó a latir con preocupación, pensando lo peor.

—¿Dónde estás, Larissa? —susurró para sí mismo, su voz temblando de ansiedad.

Sin esperar más, Darren decidió ir al Palacio a buscarla. Su amor por ella lo impulsaba a arriesgar todo. Al entrar en el Palacio, una figura emergió de las sombras.

—Larissa —llamó Darren, aliviado de encontrarla.

Pero su alegría fue corta. Larissa se acercó a él con una sonrisa fría y calculadora. Su mano se movió rápidamente, y una daga brillante se clavó en el abdomen de Darren.

—Lo siento, Darren —dijo Larissa, su voz sin emoción—. No puedo permitir que traiciones al rey.

Darren se tambaleó, su visión empañada por el dolor. No podía creer que Larissa, su amada, lo hubiera apuñalado.

—¿Por qué? —preguntó, su voz débil.

Larissa se rió, su sonrisa cruel.

—Soy la mano derecha del rey, Darren. Su general y espía. Y tú eres un traidor.

La verdad golpeó a Darren como un rayo. Larissa nunca había sido suya, nunca había sido inocente. Era una herramienta del rey, diseñada para destruir a aquellos que se oponían a él.

El rey Ethan emergió de las sombras, su rostro satisfecho.

—Bien hecho, Larissa. Has demostrado tu lealtad.

Darren se derrumbó, su mundo destrozado por la traición de Larissa. Su amor había sido una mentira, una ilusión creada para destruirlo.

—¿Por qué me amaste? —preguntó Darren, su voz apenas audible.

Larissa se encogió de hombros.

—Fue parte de mi misión, Darren. Y ahora, has cumplido tu propósito.