Había pasado una semana desde que empezó diciembre. Oficialmente habían pasado dos meses desde que llegué, pero para nada lo sentía como tal. Parecía que había pasado todo un año, y en parte me gustaba esa sensación. Aunque hubiera pasado poco tiempo, sentía que pasaba rápido porque lo disfrutaba, por lo que estaba estudiando y por la gente que me rodeaba.
Estas últimas semanas, sentí que James se había distanciado. Una infinidad de posibilidades abarcaban mi mente intentando buscar una respuesta que pudiera callar a las miles de preguntas, pero solo encontré una que pudiera hacerlo.
Sentí que se empezó a distanciar después de la fiesta de Halloween. Casi nos besamos. Casi. Otra vez. Y esta vez, me fui corriendo al baño. Puede que se lo tomara mal, como una especie de rechazo. Pero no quería sacar conclusiones precipitadas sin antes hablar con él.
Estábamos igual que siempre, hablamos por mensajes, quedamos para estudiar, pero al menos yo no lo sentía igual desde esa noche. Sobre todo porque antes cuando nos veíamos, solía llamarme preciosa. Y desde ese momento dejó de salir por su boca. Debería hablar con él, pero si había algo que le pudiera haber molestado, también podría habérmelo dicho, por lo que me planteaba que fuera otra cosa ajena a nosotros, si es que había un nosotros, que no quería contarme.
Sobre el tema del mensaje del número desconocido, no me volvió a enviar otro mensaje, ni a intentar ponerse en contacto conmigo. Aunque eso no significaba que el tema no pudiera salir de mi mente.
Pensé en los motivos, pero la pregunta que más me hacía era ¿Por qué en la fiesta de Halloween? El mensaje decía ¿Estaría tu padre orgulloso sabiendo que no te acuerdas de él? Intenté buscar motivos ocultos, algo que me diera alguna pista. La única respuesta que encontré fue que el mensaje me lo había enviado alguien de la fiesta. ¿Enviar un mensaje diciendo eso cuando te lo estás pasando bien? Era bastante raro. Alguien se pensaba que por estar pasándomelo bien, ¿el tema de mi padre estaba olvidado?
Pero no hice nada al respecto, a no ser que el tema se fuera de las manos y esa persona continuara.
Últimamente tenía la cabeza en otra parte cuando estaba en clase, y no podía permitirme suspender. Aparté esos pensamientos y presté atención a la profesora Allen. Se acercaba el último examen del trimestre, y debía concentrarme.
― Y aunque no lo parezca, alguna vez hemos podido hablar con una persona que padece de psicopatía, pero hay quienes desarrollan más esa... versión, por decirlo de alguna manera, y otros que logran someterla para que no salga nunca. ― El timbre sonó y la clase se dio por finalizada. ― Tenéis en la pantalla algunos libros que os podrían ayudar a entender mejor la mente de los criminales.
Guardé mis apuntes y salí del aula. Giré hacia la izquierda para ir a la salida, pero sin querer una chica chocó conmigo y se cayeron todos sus libros.
― Perdona. No estaba mirando por donde iba. ― Me dijo mientras se agachaba para recogerlos.
― No te preocupes. Deja que te ayude. ― Cogí algunos folios que estaban desperdigados por el suelo y su nombre apareció en una esquina.
Alexandra.
Mi mirada se dirigió a la suya mientras ambas nos levantábamos y le daba sus cosas. La misma chica con la que vi a James hablar. Su ex novia.
Sus ojos se entrecerraron un poco antes de volver a hablar.
― Eres Olivia, ¿no? ― Asentí con la cabeza. No sabía muy bien cómo sabía mi nombre si no íbamos a la misma clase, ni tampoco habíamos hablado antes.
Empezamos a caminar hacia la salida para no ser aplastadas cuando todos los alumnos salían en cantidad.
― Sí... ¿por?
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Hechos De Oportunidades
RomanceTras la muerte de su padre, Olivia y su madre deciden irse de su hogar en Londres para empezar de cero en Australia, pero cuando la carta de la Universidad de Huntford llega, su mundo se pone patas arriba. Sin esperar nada, conocerá a gente que le c...