Sr. Maldonado [Quackity x Male!Oc]

Pensamientos indebidos

Tenía miles de cosas que hacer en la mañana, pero por alguna razón, no podía pegar ojo. Alexis estaba acostado en su cama mirando el techo en la oscuridad de su habitación.

No se le iba de la cabeza esa imagen. No era fácil cuando un hombre altamente atractivo te decía algo así. Tal vez es tonto pero era la verdad. Sasha era un hombre muy atractivo y ya Alex lo sabía por su foto en el expediente pero en persona era otra cosa totalmente distinta. Es que el tipo físicamente era perfecto con todo y tatuajes. Las mejillas de Alexis se volvieron aún más rojas de lo que ya estaban. Le daban escalofríos recordar su leve sonrisa y hasta mariposas sentía en el estómago.

Se levantó de la cama sentándose cuando escuchó la alarma de su celular, fue ahí cuando se dió cuenta que el sol estaba entrando por la ventana. Era de mañana y su día comenzaba una vez más. Fue al pequeño gimnasio de su casa para comenzar a hacer su rutina. Siempre hacía ejercicio, al terminar se duchaba y se limpiaba los dientes, era entonces que iba a hacerse desayuno junto a una taza de café. Terminaba de desayunar y se iba a vestir con sus trajes y camisas de botones. Era lo que hacía desde que emperezaron sus prácticas de derecho.

Tomó sus cosas y fue de camino a la casa de Arturo. El señor había salido del hospital hace poco y estaba trabajando desde su casa. Para el día del juicio todo estaría en orden para que pudiera asistir. En la casa de este hablaron de varios puntos y se tocó el tema de una posible razón por la que ocurrió el asesinato.

"¿Usted cree que podríamos revisar el celular de Enzo?" Preguntó Alexis sentado en el sofá mirando a Arturo, el hombre estaba en el otro sofá agarrando unos papeles viéndolos y analizando con sus lentes colocados. En la mesa se encontraban unas tazas de café y un plato de galletas que les había traído la esposa del mayor. El pelinegro no podría mentir, el café estaba delicioso.

"Es posible. Pero hay que hacer un proceso para que podamos hacerlo." Suspiró el señor tomando su taza de café.

"En sus mensajes se pueden encontrar pruebas del porqué del asesinato. Es decir, eran amigos, ¿no? Deben tener mensajes si o sí." Insistía el de greñas mirándole.

"Tienes razón, nos ayudaría bastante. Haré todo el proceso para que te permitan revisar las pertenencias que se encontraron en la área del homicidio." Le dijo dejando los papeles organizados para tomar una galleta de la mesa. "Cuando se revisaron por posibles huellas no encontraron ninguna. Asumo que quien asesinó a Enzo usó guantes para no dejar huellas. Pero el celular seguía allí, no creo que lo tomara para borrar toda evidencia y dejarlo otra vez." Pensaba en voz alta. "Habría que ver."

Alexis apuntó aquello y continuaron trabajando en el caso. Había algo curioso en todo esto. Arturo notaba que su aprendiz aveces no parecía estar allí presente. Era como si estuviera en sus pensamientos y la verdad no parecía que esos mismos trataran del caso.

"¿Maldonado?" Llamó Arturo mirándolo.

"¿Sí?" Respondió rápidamente como niño pequeño.

"¿Porqué no te tomas el día? Pareces cansado." Sugirió con amabilidad.

"No, no. Estoy bien." Insistía el chico como si no tuviera ojeras.

"Alexis, ve a casa y duerme. No te vez muy bien." Repitió el hombre levantándose con cuidado. "Lo continuaremos mañana. Voy a hacer unas llamadas y conseguiré los permisos para que puedas revisar las cosas de la víctima." Finalizaba para quitarse los lentes. "Veremos todo y luego pediremos un juicio."

[...]

Alexis no tuvo de otra que suspirar. Tomó sus cosas y luego de agradecer por el café junto a las galletas se fue a su auto. No sabía donde estaba metido, su cabeza estaba en otro lado desde que intentó dormir el día anterior. De camino a su casa pasó a comprar comida, nada exagerado, tenía sueño y no quería comerse algo pesado.

Cerró la puerta al llegar y fue a su sofá. Dejó su comida en la mesa frente al sofá y se quitó los zapatos, la corbata y el saco para finalmente sentarse. Comió en silencio viendo la televisión sin mucho ánimo. Cuando salió de ducharse se colocó una pijama y fue de cabeza a la cama. No tardó nada en dormirse.

Hubiera sido perfecto si todo terminara allí. Pero no.

Tuvo un sueño...curioso.

Soñó como unas grandes manos tocaban su cuerpo. Se sintió demasiado real cuando aquella lengua húmeda paseó por su cuello y por unos momentos pensó que era algo que estaba viviendo. Al despertar de golpe cayó en cuenta que tuvo un sueño húmedo, no pudo no sentirse más avergonzado. Pero aún, su cuerpo había reaccionado ante esto y se notaba.

Se tuvo que levantar de la cama para ir a su baño con pereza y las mejillas rojas. Encendió la llave del agua una vez se desnudó y se metió bajo esta dando un brinco por lo helada que estaba.

Era un adulto que acababa de tener un sueño húmedo como si fuera un adolescente. No había cosa que le hiciera sentir más avergonzado que eso. Bueno, había algo que sí lo hacía querer enterrarse doce metros bajo la tierra y eso era que recordaba el rostro de ese hombre de sus sueños. Porque sí, fue un hombre.

"¿Qué tan enfermo debo estar para soñar algo así?" Se preguntó a si mismo en un murmullo mientras frotaba su rostro. Esto debía ser obra de aquel comentario del día anterior y de aquellos pensamientos que tuvo durante toda la noche.

Cuando salió se colocó su ropa interior y fue una vez más a acostarse. Con suerte no tendría ningún sueño indebido ni nada parecido.

Al final, no, no tuvo suerte. Volvió a soñar lo mismo y esta vez peor. Pudo ver y hasta sentir a la perfección ese gran cuerpo con algunos tatuajes sobre él. Casi no pudo pegar ojo por miedo a volver a soñar algo así pero al final estuvo tan exhausto que no pudo mantenerse despierto por más tiempo.

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Si hay faltas de ortografía o un error,por favor déjenme saber.
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