3 - UNA LOCA PIJAMADA

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Lupe comienza girando la botella la cual la señala a uno de los chicos. Miro a Lupe tiene una sonrisa en su rostro conociéndola tramaba algo que para mí gusto no era bueno.

Se coloque sobre sus rodillas mirando a al chico —Bien Antonio verdad o reto—preguntó Lupe con diversión en su voz.

Él chico el cual se llama Antonio sonríe de lado mirando a Lupe —Verdad—respondió de inmediato.

—Bien, ¿es verdad que le pegaste los cuernos a tu novia? —pregunta Lupe tratando de esconder una sonrisa.

Antonio apretó los labios tensándose dejando notar que la pregunta lo pune demasiado tenso y nervioso —...Si, pero eso solo fue una vez—aclaro con rapidez.

Lupe suelta una risa estruendosa —Okey perfecto gracias por responder, ahora te toca girar la botella– anuncia sonriendo de oreja a oreja empujando la botella hacia Antonio.

Antonio agarra la botella girándola y para mí mala suerte me señala a mi él sonríe mirándome.

—Verdad o reto—pregunta mirándome.

Entre cierro los ojos antes de responderle —Reto—contestó mirándolo con diversión.

Asintió, demoró unos minutos en darme su reto soltó de repente un —Te reto a que llames a la persona que más extrañas y le digas que la necesitas.

Quedé tiesa sentí como si se me fuera el aire, apreté la mandíbula totalmente tensa solté un suspiro sacando el teléfono de mi bolsillo.

Busque entre mis contactos el nombre de Nathan, agarre aire antes de marcar el número, comenzó a sonar y para mí sorpresa contesto.

En ese preciso momento entre en pánico no cerré tan solo exhale y trato de mantener la calma.

—Hola? —habló con voz ronca parecía que estaba acabado de levantar.

Su voz, de tan solo escuchar de nuevo su voz las mariposas, los sentimientos, las emociones salieron a flote de una manera casi explosiva.

—Hola Nathan, te necesito—susurré, mi voz salió como si fuera una súplica.

Escuché como se queda en silencio unos segundos antes de contestar aún con la voz ronca —¿En dónde estás Ainsley? —pregunta con autoridad sonaba como una orden.

Me tensé más de lo que ya estaba —No es necesario que sepas eso—contesté nuevamente en un susurro.

Escuché como se incorpora en su cama —Ainsley, dime en dónde carajos estás—exige con voz ronca.

Mi voz salió sola con rapidez y sin tartamudeo —Estoy en la casa de Lupe—susurré mordiéndome el labio.

Escuché como se levantaba de la cama de repente se escucha una voz femenina le preguntaba que para donde iba, en ese momento sentí como se me apretó el corazón haciéndome sentir tan mal, tan débil, tan vulnerable.

—No necesito que vengas Nathan— Rechiste, pero sin enfadó tan solo me dolía el corazón de pensar que durmió con alguien más.

Antes de que me contestará colgué, sentí como mis ojos se comenzaron a humedecer, deje caer mi teléfono levantándome del suelo ganándome la mirada de los que estaban allí.

—Necesito ir al baño—anuncié con la voz entrecortada.

No deje que nadie me respondiera, Sali con rapidez de la habitación.

Al llegar al baño me derrumbé, comencé a llorar me dolía el pecho, me dolía el corazón no era justo yo aún lo seguía amando yo aún seguía amando a ese hombre, me abrazo las rodillas escondiendo mi cabeza entre ella dejando que las lágrimas salieran.

Ya habían pasado unos quince minutos más o menos no lo sabía me dolía la cabeza estaba mareada.

Tocaron la puerta antes de que contestará hablaron, era la voz de Lupe —Ainsley...Nathan está afuera dice que bajes—anunció con la voz débil.

Al escuchar ese nombre me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo haciéndome temblar.

Me levanté del suelo limpiándome la cara, al asomarme al espejo del lavadero me vi con los ojos hinchados de tanto llorar me reí por lo bajo echándome agua en el rostro secándomelo antes de abrir la puerta.

—Dile que ya bajo—hable con voz suave mirando a Lupe la cual solamente asintió.

Me seguí mirando al espejo unos segundos más antes de apagar la luz del baño y salir.

Baje las escaleras con cuidado me dolía la cabeza y estaba mareada así que corría peligro de caerme cosa que no quería.

Al llegar a bajo me acerque a dónde estaba Lupe con Nathan, él se me queda viendo.

Lupe se me acerca al oído susurrándome un "tú puedes Mitzi" subió las escales perdiéndose en el piso de arriba. Me acerco más a la puerta cruzándome de brazos mirando a Nathan.

Carraspea antes de hablar —Ainsley, cuánto tiempo sin verte, ¿Cómo haz estado? —pregunta con firmeza.

Relamo mis labios antes de responderle —Pues la verdad ni lo sé...mis padres no han regresado a casa hace dos meses así que últimamente estoy sola—contesto su pregunta con rapidez.

En eso me agarra de las mejillas acariciándome debajo de los ojos los cuales estaban hinchados –Estuviste llorando caramelo– alega con voz suave.

Su toque me quema y al mismo tiempo me encanta.

Tengo toda la intención de alejar sus manos de mi rostro, pero una parte de mi lo impide al contrario quiere que me siga tocando y acariciando.

Me muerdo el labio y con todo el dolor de mi corazón alejo sus manos de mi cara –Si... pero ya no importa– contesto nuevamente en voz baja.

Suelta un suspiro al mismo tiempo me agarra de los brazos acercándome a él.

—Ainsley, dime porque estabas llorando—pregunta mirándome a los ojos.

En ese momento sentí como se me llenaron los ojos de lágrimas que amenazaban a salir —Cómo querías que reaccionara cuando él hombre que amo, se fue sin decirme nada, que al regresar se dejará besar por otra mujer y para rematar todo, estuviera con otra en su cama, ¡¿Dime Nathan como querías que reaccionara!?—exclamo enojada sintiendo como las lágrimas empiezan a recorrer mi rostro, me pasó las manos por el cabello con frustración.

No respondió al contrario me agarra de la muñeca con fuerza sacándome de la casa de Lupe arrastrándome hasta su auto. Me resistí, pero él tiene mucha más fuerza que yo.

—¡Suéltame Nathan! —grité pegándole en el brazo tratando de que me soltará.

Me ignora, él muy desquiciado me ignoró.

Volteé hacia la ventana que daba a la habitación de Lupe y la estúpida estaba viendo mientras sonreía.

Nathan volvió a jalar de mi muñeca haciendo que caiga en el asiento de copiloto cerrando la puerta de golpe, le da la vuelta al auto tomando asiento poniéndole seguro a las puertas.

Siento como me comienzo a poner nerviosa esa maldita llamada fue un error.

Escuchócomo enciende el auto volteé a verlo notando como aprieta el volante con fuerzaestaba enojada, jaja lo hice enojar vaya suerte la mía, que quede claro que esironía.  

Nuestro Pecado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora