5 - PADRES ESTRICTOS

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Estar entre sus brazos de nuevo era tan acogedor, tan tranquilo sentir su olor, su calor, su perfume es como estar en el cielo.

En eso el teléfono de Nathan empieza a sonar llamando nuestra atención, miro como saca el teléfono del bolsillo sorprendiéndose al leer el nombre de quién lo está llamando.

Me acerco a él, pero como es mucho más alto que yo no logro ver la pantalla del celular, me pongo de puntillas tratando de ver quién es. Si soy chismosa ¿y qué?

Jalo de su brazo haciendo que baje el teléfono pudiendo por fin ver el nombre del contacto mirando con sorpresa la pantalla del teléfono.

La llamada es de Lupe cosa que es extraño solamente lo llamaba para cosas importantes.

Siento como Nathan rodea mi cintura con uno de sus grandes brazos atrayéndome hacia él, contesta la llamada de Lupe poniéndola en altavoz.

Solo se escucha silencio por unos segundos cuando de repente se escucha como Lupe maldice al aire hasta que nota que la llamada está en curso —Hola, a ver tortolitos de quinta esto es urgente, pero de lo urgente ustedes entienden ¡ahg!, la cosa es que Mitzi tus padres te están buscando en mi casa están afuera aparcados—anuncia con desesperación impregnada en su voz.

Abro los ojos como platos al escuchar las palabras de Lupe haciendo que entre en pánico —Mierda Lupe, cúbreme dentro de quince minutos llegó a mi casa y les dices que estoy en la casa y que se me olvidó mi cargador ni se te ocurra decir que estoy con Nathan—advierto con voz temblorosa.

Nathan suelta una risa ronca mientras encendía el auto comenzando a manejar con dirección a mi casa.

Le pegó en el brazo haciendo que suelte otra risa —no te rías Nathan no es gracioso—comentó mirándolo enojada.

Me mira de reojo unos segundos volviendo su mirada hacia el frente —No que te gustaba la adrenalina caramelo—comenta con voz juguetona apretando uno de mis muslos.

Frunzo el ceño pegándole en el brazo, es cierto amo la adrenalina, pero no cuando se trata de mis padres ellos son demasiado estrictos.

No aparta la mano de mi muslo.

Aprieto mis labios antes de hablar —¿Por qué te dejaste besar por Ángela? —preguntó mirándolo esperando su respuesta.

Miro como tensa la mandíbula al escuchar mi pregunta —¿Estabas ahí? —Pregunta sin mirarme.

Aprieto los dientes con fuerza tratando de mantener la calma —sí, si estuve allí, ahora responde lo que te acabo de preguntar—respondo con enojo mirándolo.

—Es mi mejor amiga—responde con simpleza encogiéndose de hombro.

—¡Yo sé que es tu maldita mejor amiga, pero eso no le da el derecho de besarte y lo sabes! —exclamó con enojo quitando con brusquedad su mano de mi muslo.

No me responde en vez de eso aprieta el puño con fuerza aguantándose el enojo.

—Mierda Nathan siempre es la misma mierda, ¡¿Por qué tienes que dejar que ella te bese explícame por qué!?—vuelvo a gritar desabrochándome el cinturón de seguridad.

En eso frena de repente bajándose del auto dando la vuelta llegando al lado del copiloto donde yo me encuentro, abriendo la puerta de golpe, agarra mi brazo con fuerza bajándome del auto.

Me agarra con fuerza de las mejillas haciendo que lo mire, noto su enojo en su rostro tiene el ceño fruncido al igual que tiene muy tensa la mandíbula.

—Escucha una cosa Ainsley, Ángela es solo mi mejor amiga y solo eso nada más, a la única mujer que me cojo es a ti, a la única que beso es a ti y a la única a la que follo como se me dé la puta gana es a ti, así que deja tus malditos celos—escupe con enojo e irritación impregnada en su voz.

Nuestro Pecado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora