6 - SALIDA

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Al frente de mi estaba Lupe con una maleta al lado de ella, la desgraciada me estuvo tocando la puerta por más de 15 minutos y encima apenas son las 5 de la mañana la quiero ahorcar.

Bostezo a rascándome la panza por debajo del suéter, Lupe era un caso perdido que demonios hacia aquí a las 5 de la mañana.

Lupe entra a la casa dejando sus maletas en la sala para regresar a dónde yo estaba agarrándome de los hombros arrastrándome hasta el sofá.

—Escúchame Mitzi sé que me quieres matar lo sé, pero estom...—se acerca a mi odio —Nathan me pidió que viniera—susurra alejándose de mi oreja.

Un "¿Qué?" Fue lo único que pude formular ante lo que me acababa de decir Lupe.

—Que Nathan me dijo que viniera y te cubriera durante el día ya que te va a venir a buscar—vuelve a susurrarme al oído.

La miro en silencio procesando todo, estoy media dormida a quien se le ocurre hablarle a alguien que está medio dormido.

—Emmm que me quedara en la casa y no saliera? —hable adormilada.

En eso me agarra del brazo arrastrándome hasta el baño me sostiene de la nuca empujando mi cabeza hacia el agua del inodoro, pongo mis manos en la tasa del inodoro evitando que mi cara tocará el agua —¡Que mierda estás haciendo Guadalupe! —grito tratando de hacer que me suelte.

Sigue presionando mi cabeza hacia el inodoro —Anda sigue ignorándome Ainsley—contesta.

Me logro zafar del agarre y la volteo a ver echándome el cabello hacía atrás.

—Mierda Guadalupe son las 5 de la mañana Obvio que voy a estar media dormida.

—Pues lo siento, pero tú noviecito me mandó a qué te dijera eso.

—Nathan no es mi novio y lo sabes perfectamente.

—Claro que lo es, desde hace más de dos años que están saliendo solamente que ninguno de los dos se ha dado de cuenta.

La miro con enojo siempre era lo mismo con ella desde que le dije que comencé a salir con Nathan se emocionó tanto que no ha dejado de decir que es mi novio.

—Escucha Lupe, Nathan y yo terminamos hace 2 años 2.

—Desde ahora te lo digo van a terminar tomando medidas extremas para estar juntos.

—Cállate Lupe hazme el favor.

—No, no en serio desde ahora te lo digo, si llegas hacer una locura como quedar embarazada te parto la madre Mitzi.

La miro con enojo —no voy a salir embarazada...ya es más que suficiente aguantar a mis padres.

—bien como decía, ahora a las 10 de la mañana Nathan va a pasar a buscarte en su auto, vas a salir por la puerta trasera ya que tus padres no tienen cámaras en esa parte de la casa, ¿Entendiste? —me agarra de los hombros.

—Si, si, te entendí, pero ¿cuándo carajo Nathan te dijo eso? —le pregunto mirándola con sueño.

—A pues emm me llamo y me dijo que, porque carajo no contestabas el celular, y yo le dije que lo habías dejado en mi casa ya sabes siempre cubro tus pendejadas.

Le sonrió, agarrándola del brazo atrayéndola hacia mi abrazándola –Te quiero mucho Lupe de verdad no sé qué aria sin ti.

Me corresponde el abrazo acariciando mi cabeza.

—yo también te quiero mucho, pero ve a alistar tu maleta.

—¿Maleta?

—Si, maleta.

—Para que la maleta?

—te vas a ir de campamento con Nathan.

—Estás loca.

—Tú lo estás más, por salir con alguien que parece que si te tocan lo mata.

—No voy a ir a ningún lado.

—Si vas a ir o quieres que te meta la cabeza en el inodoro—me pregunta mirándome levantando una ceja.

Niego con la cabeza —No, no, no, ya me voy a hacer la maleta, pero no me hagas eso.

Salgo del baño, subo las escaleras con Lupe detrás de mí al llegar a mi habitación prendo la luz quedándome quieta mirando fijamente a la cama.

—Quiero regresar a la cama mira cómo me ruega que regrese con ella, se ve tan suave, cómoda, calientita y tranquila.

—No, ahora no vas a dormir, alista la maleta que solo faltan 2 horas para las 10 y ni siquiera has comido ni bañado.

Rechiste siendo arrastrada por Lupe hacia el baño.

Después de un rato ya había alistado todo, había desayunado, y sacado la maleta hacia el pateó de atrás sepa Dios como le hicimos para poder hacer eso con todas las cámaras que tiene mi casa.

Lupe casi se cae bajando las escaleras, yo por otra parte casi me quedo sin cabello porque se me quedó atorado en la manigueta de la puerta.

Volteo a ver a Lupe—Aja Lupe ¿cómo vas hacer para que mis padres no se den de cuenta que no estoy?

—Fácil tan solo les dirás qué vas a ir para mi casa.

—Lupe, estoy castigada ni siquiera puedo salir al pateó.

Lupe se me queda viendo con cara de "no me jodas" se queda mirándome, en eso me agarra de los hombros.

—Emm a ver me voy hacer pasar por ti hasta que regreses.

—Lupe estás loca no vas a aguantar, ni siquiera sabes trapear— la miro con cara de "no digas mamadas".

Sonríe con malicia —Yo aprendí con la señora que limpia mi casa así que no te preocupes—me guiña el ojo.

Sonrió negando con la cabeza—de verdad que eres todo un caso Guadalupe.

—Eee soy el caso que te tapa tus pendejadas.

Me rio mirándola definitivamente Lupe es y será la mejor amiga que pude conseguir, me tapa todas mis pendejadas y desastres que hago con Nathan.

Me le quedó viendo notando lo hermosa que es, sus ojos color miel son hermosos, su cabello chocolate lacio que le llega hasta los hombros y su 1.60cm es de complexión delgada al igual que yo lo único que le cambia es su cabello, ojos y sus labios que son más delgados que los míos además de eso nos parecemos mucho.

No pasaron ni 3 segundos que me le quede viendo cuándo me jala de los cachetes.

—Deja de mirarme, o ¿caso quieres que Nathan se ponga celoso de mí?

—¿Cómo se va a poner celoso de ti?

—Pues es obvio querida, soy hermosa y además de todo eso eres mía.

—Tuya?

—Si mía eres mi niña— me abraza con fuerza apretándome contra su cuerpo dejándome casi sin aire.

No reclamé ni dije nada tan solo correspondo el abrazo sonriendo.

A lo lejos se escucha el motor del auto de Nathan que claramente Lupe y yo conocemos muy bien. No se alejó ni tampoco deshizo el abrazo.

Miramos como Nathan estaciona el auto y se baja vestido con una chaqueta de cuero, unos vaqueros rotos y suéter negro. Se acerca a dónde nosotras estamos aún abrazadas se queda parado mirándonos con las manos metidas en los bolsillos de su cacheta.

—Acaso no la piensas soltar? —Pregunta con voz gruesa mirando a Lupe.

—¿Por qué lo aria?, Después de todo sigue siendo mía— Responde apretándome más contra ella.

—Tuya? Yo creo que te estás equivocando enana.

Suelto un suspiro preparándome para su pelea de siempre parecen perro y gato cada que se encuentran

Nuestro Pecado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora