7 - COSAS INESPERADAS

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—Jajaja no me hagas reír poste de luz que yo sepa yo la conocí primero.

—La conociste primero, pero yo soy su novio.

Mierda Nathan que acabas de hacer. Lupe me agarra por los hombros alejándome de ella mirándome a los ojos.

—¿No que habían terminado?

Me quedo pálida mirando Nathan y después a ella —E-eso es lo que pensé ósea no hablamos por dos años— tartamudeé mirando a Nathan quien me estaba mirando con sorpresa.

—Eso no es importante ahora— anunció alejándome de ellos agarrando mi maleta arrastrándolas hasta el auto de Nathan.

Aún me seguían bien con extrañeza ante mi reacción. Se miraron encogiéndose de hombros.

—Sabes que está loca.

—Si lo sé, es normal.

—En eso tienes razón.

Malditos desgraciados se ponen de acuerdo cuando quieren mientras tanto se pelean como perro y gato.

–Dejen de criticarme! — gritó mirándolos cruzada de brazos.

Se miran de nuevo y noto como Lupe se aguanta una risa.

—Anda con tú novia antes de que tú suegros se den de cuenta que te la llevaste.

—Claro cuñada, después de todo dentro de medio día cumple los 18.

Me acerco a ellos y agarro a Nathan por el brazo arrastrándolo hacia el auto.

—Chao Lupe.

—Hasta luego Nathan.

Al llegar al auto suelto a Nathan mirándolo fijamente. En eso me agarra con una mano de las mejillas atrayéndome hacia él plantándome un beso rápido pero profundo.

Suelta mis mejillas sonriéndome con burla.

Me alejo de él sacándole el dedo del medio, acercándome a Lupe. La abrazo y al alejarme me agarra de la muñeca haciendo que extienda la palma de mi mano donde deposita unos condones.

La miro toda espantada ganándome una sonrisa juguetona de su parte.

—Que mierda es esto Lupe— le digo devolviéndole los condones con pánico.

Me los devuelve cerrándome la mano y se acerca a mi—Son condones querida no quiero tener sobrinos además tampoco quiero que tus padres te maten por quedar embarazada.

—Cállate que esa mierda no va a pasar además Nathan no es un pervertido como con los que tú has salido.

—Quien dijo que no, ese hombre solamente está esperando que le pongas luz verde para cogerte no seas pendeja.

En un movimiento rápido me mete los condones entre los senos empujándome hacia el auto de Nathan sabiendo perfectamente que no podré sacarlos mientras esté con Nathan, es una maldita pervertida y cochina.

—Adiós Mitzi cuídate querida— se despide con la mano sonriéndome con malicia.

La volteé a ver sacándole el dedo corazón.

Le di la espalda acercándome al auto de Nathan, abrí la puerta sentándome estrellando la puerta ganándome una mirada fría haciendo saber que lo que hice estaba mal.

—Lo siento Nathan, es que me enoje con Lupe no quería estrellar la puerta del auto.

No recibí respuesta de su parte.

—¿Cómo me llamaste? —pregunta mirándome.

—Nathan

Me agarra de las mejillas acercándome a él —Nada de "Nathan", soy tú Chiquitito, tú amorcito, tú cielo, tú vida, nada de "Nathan" a tu ganado me a llamarlo por su nombre, ¿Si ubicas quién soy? Soy tu amor, estamos saliendo, otro "Nathan" más y estás a menos dos que te arranque esa hermosa, preciosa y corta falda que traer ¿Entiendes?

Lo miro en shock unos minutos para después sólo sonríe y agarrarlo por las mejillas plantándole un beso.

—Cómo digas mi vida, de verdad que te pones sensible de la nada.

—No me tientes Ainsley no me tientes– me advierte comenzando a manejar.

Habían pasado media hora desde que salimos de mi casa Nathan no me había dirigido la palabra era normal digo yo siempre lo hacía cuando salíamos y él manejaba.

Apoyo mi mejilla en la palma de mi mano mirando por la ventana en silencio en eso siento que me tocan el muslo, bajo la mirada viendo la mano de Nathan apretándome el muslo como si fuera un squishy.

Colocó mi mano encima de la suya acariciándole los nudillos con mi pulgar.

—Caramelo, ¿quieres comer algo?

Lo miro de reojo antes de responderle.

—No cariño, no tengo hambre todavía es muy temprano.

—son las 11 de la mañana ya va hacer almuerzo.

—Desayune tarde.

—¿Estas dejando de comer caramelo?

—No.

No me contestó tan sólo apretó mi muslo y siguió manejando en silencio, el silencio no era incómodo ni extraño era reconfortante tranquilo había paz en el ambiente.

—Cielo, ¿para dónde se supone que vamos? — volteó a verlo.

—Vamos a ir a una bahía.

—Una bahía? De verdad.

—Cariño no es cualquier bahía, cuando lleguemos te diré porque no es una bahía normal.

Cuando terminó de hablar me agarra de la mano acercándola a su rostro dejando un beso en el dorso de mi mano para después sólo entre lazar nuestros dedos.

Seguí mirando por la ventana en silencio.

—¿Quieres que ponga una música? — Pregunta sacando su teléfono anclándolo con el Bluetooth de la pantalla del auto.

—Si, estaría bien.

De repente comienza a sonar Maybe de James Arthur; voltee a ver a Nathan ya que esa canción solamente la ponía cuando quería decirme algo.

—Que me quieres decir Nathan?

Se quedó en silencio mientras seguía manejando.

—Te lo diré cuando lleguemos.

Nuestro Pecado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora