Eres mi juego final

CAPÍTULO 39 ¿Sucede algo?

El día no había sido tan caótico como pensó que sería después de que Evie Kelce les hizo ver su suerte al encontrarla llena de carbón, Selena tenía la idea de que las cosas al cuidar a los hijos de su amiga sería pan comido, pero lidiar con dos bebés que extrañan a sus padres no era tarea fácil, luego del momento tan sentimental en la sala principal y el abrazo inesperado de Ross hacia ella y los niños, creaba un ambiente de más confianza.

Los pequeños ya estaban durmiendo en sus cunas, finalizando el largo día, no les fue tan mal, un poco más de práctica y podrían dominar el asunto de ser "niñeros", pero ya se sentían muy cansados, Ross roncaba en la silla mecedora del cuarto de los mellizos, esta vez intercambiaron papeles, ella durmió a Evie y él a Charles, lo cual fue más pronto, porque la niña nunca podía dormir tan veloz como su hermano.

Terminando aquella tarea, Selena se acercó a él para moverlo del hombro y que se fuera a dormir, el gigante sujeto asintió agotado, se despidió de ella con la mano y se fue a la habitación a dormir, Sel hizo lo mismo, asegurándose que los niños estuvieran bien dormidos y se fue.

Ni la fría noche de la ciudad de New York podía hacer que la pareja se despegara, Taylor salió de los brazos de su esposo al oír la alarma de su dispositivo móvil, era la tercera alarma, dejó pasar dos más, se hacía tarde.

Al tomar su celular apagó la alarma y movió a Travis para despertarlo, Alex llegaría en al menos treinta minutos para llevarlos de vuelta al aeropuerto e irse a su casa, ella ya no podía con las ansias de volver con sus hijos, era un hecho penoso el tener que irse sin previo aviso dejando a sus bebés con su mejor amiga y el de su esposo, al menos estaban con dos personas de confianza y por ese lado se sentía tranquila.

—Trav— lo movió para despertarlo, se habían desvelado mirando un poco de televisión, por eso no oyó las otras dos alarmas para despertar, se les hacía tarde y se debían apurar.

—¿Ya estás embarazada? — dijo medio dormido.

—No puede ser— Swift frunció el ceño. —Parece que solo piensas en eso— se levantó molesta de la cama para arreglar las cosas e irse en cuanto llegara la camioneta.

—¿Qué pasa? — Travis pudo despertar, pero vio a una Taylor aparentemente molesta, se estiró un poco e intentó ponerse de pie, aun desorientado.

—Será mejor que te des prisa, no tarda en llegar Alex—

El tono en que lo dijo le sacó de sus pensamientos a Travis, no pudo preguntarle nada porque se fue de la habitación, suponía que no durmió bien.

Cuando el enorme hombre se encontraba listo, Swift recibió el mensaje de Alex, así que ambos salieron, no sin antes asegurarse de que el departamento se quedara perfectamente cerrado, no volverían ahí al menos en un tiempo, el personal de limpieza y mantenimiento vendría después, al salir del edificio, algunas personas miraban curiosas, cada que observan una camioneta sabían que era porque Taylor Swift estaba en el sitio.

Las personas tomaban algunas fotos, la mayor parte del tiempo podía tolerar ese tipo de acciones de la gente, pero especialmente en ese momento, se sentía molesta, así que se puso los lentes oscuros y se metió a la camioneta, Travis iba tras ella, sin comprender mucho lo que pasaba, él tenía conocimiento de que una que otra vez ella podía sentirse enojada ante las cámaras, que invadían su privacidad, pero últimamente eso no había sido un inconveniente, al adentrarse al auto también y cerrar la puerta, no iba a perder la oportunidad de averiguar lo que pasaba, su molestia no eran los paparazzi improvisados de la calle, era otra cosa, él lo sabía.

—¿Estás molesta? — preguntó preocupado.

Ella suspiró quitándose los lentes. —¿Podemos dejar que esto del tercer bebé fluya con calma? — no quería herir los sentimientos de su esposo, de todos modos, Travis la hizo molestar estando él medio dormido, no tenía la culpa, tan solo le emocionaba ser padre de nuevo, ella de igual modo quería eso, pero sin sentirse presionada.