Capítulo IV. Hora seis - 12:00 am

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-¿Pero qué...? ¿Tienes crema batida en tu bolsa?- La cara de Lena era de un encantador tono rosado. Ella rompió su contacto con los ojos, mirando hacia el suelo.
-Era... - Julia tenía la sensación de que estaba siendo obtusa, pero sinceramente no comprendía la vergüenza de Lena.
-¿Para el postre?- Preguntó.
-Para mis pechos- Lena buscó en su mochila y sacó una pequeña caja de velas de cumpleaños -Feliz cumpleaños- Julia entregó el bote de crema batida de vuelta a Lena.
-Me ibas a dejar que...
-Lamerlos. Sí- Empujó el bote de la crema batida y la cajita de las velas en el bolso, sin mirar a los ojos de Julia -Crees que soy un completa guarra, ¿verdad?- Extrañamente, ese habría sido el último pensamiento en la mente de Julia. No, creo que eres un maldito sueño húmedo, pensó. Estaba aliviada de que su sorpresa de cumpleaños había terminado antes de que ella se enfrentara a los pezones cubiertos de crema. La mayoría de la gente probablemente tomaría esa oportunidad e iría a por ella, pero eso la habría hecho estallar. La hizo estallar.
-¿Eso no te hace sentir incómoda?- Preguntó, cambiando el foco lejos de sus propias respuestas -¿Dejar a un desconocido que... ponga su boca en ti?
-No es como una parte normal de mi acto, ni nada- Cambió de distancia. Fue sólo a unos cuantos centímetros, pero Julia sintió la pérdida -Sólo pensé... una clienta. No sé, pensé que podría ser muy caliente- Estaba claramente incómoda, y Julia deseaba haber sido más discreta. Tratando de hacer que se sienta mejor, dijo:
-Me encanta la crema batida. Y sospecho que es aún mejor cuando se presentan en unos pechos perfectos- Después de haber colocado su supuesta heterosexualidad en duda, esperaba una respuesta burlona, Lena le dio una tímida sonrisa que hizo que la admisión valiera la pena.
-Gracias, Julia- Metió las manos en las profundidades de su bolso y sacó un objeto que hizo gemir a Julia en anticipación. Sacudió con la mano una barra de chocolate Hershey delante de la cara de Julia, preguntó: -¿Hambrienta?- Cuando Julia se acercó para agarrar la barra de chocolate, Lena la alejó.
-Nunca se dijo que el postre sería con condiciones- Suspiró.
-Estoy segura de que lo ganarás. Soy fácil de complacer
-¿En serio?- Dijo arrastrando las palabras. Maldita sea, el coqueteo era muy divertido -¿Fácil de complacer? Supongo que lo tendré en mente
-Sí, hazlo
-¿Algo más? ¿Qué otras maravillas tienes ahí?- Rompiendo en una amplia sonrisa, Lena sacó dos libros un poco maltratados y amados, que entregó a Julia. Esta clavó la mirada en la imagen de la portada donde dos hermosas mujeres se dedican un beso sensual. El título del libro era Historias de la Noche Larga: Una Colección de erotismo lésbico. Al instante se encendió, era incapaz de formar una oración. Cogió el otro libro -Procedimientos de emergencia para el veterinario de pequeños animales- Leyó en voz alta -¿Una lectura ligera?
-Es una de las clases que tomé. En realidad es un texto muy bueno- Lena tras los libros sacó un estetoscopio, que ella acariciaba con timidez, fingida y seductora -¿Qué tal esto para el entusiasmo?
-Creo que estamos cubiertas, si queremos jugar al doctor será más adelante- Dijo Julia, sosteniendo su mirada. Lena lanzó un suspiro entrecortado.
-No te burles de las lesbianas.... un buen juego de médico ha sido siempre subestimado- El deseo en la voz de Lena era evidente.
-¿De verdad?- Julia sonrió, cada vez más caliente por dentro -No te emociones demasiado- Dijo dando a Lena un vistazo de soslayo -Tenemos que terminar este primer juego, por lo menos- Lena puso el estetoscopio en la creciente pila de cosas y sacó una bolsa de nylon.
-Una manta en una bolsa, esencial para el estudiante que prefiere el almuerzo en el río entre las clases
-¿Se puede ajustar de forma real en esa cosa?
-Sí, es de una cálida lana gris. Tal vez, si eres realmente buena, voy a compartirla más tarde. Si decides que necesitas tomar una siesta o algo así- Miró en su bolso -Eso es todo. No, queda mi billetera- Julia se recostó contra la pared, mirando a su reloj de pulsera.
-Probablemente vamos a estar atrapadas aquí por lo menos otras siete horas, así que estoy pensando que podríamos matar el tiempo cinco o diez minutos con tu cartera
-Supongo que no tienes una cartera para corresponder con este espectáculo- Julia movió la cabeza.
-Me temo que está en mi oficina- Se adentró en sus bolsillos y sacó el contenido, haciendo un recuento dijo: -Tengo la mitad de un rollo de Life Savers, dos cuartos, el recibo de la magdalena que compré de camino al trabajo esta mañana, y algo de pelusa de bolsillo
-¿Así que estoy por mi cuenta aquí, con todo para compartir mi vida con un extraño no virtual?- Lena no parecía molesta. Julia movió algo de pelusa en su dirección.
-¿Te sientes tímida ahora después de dejarme sentar a horcajadas en tu regazo y permitirme ver la perfección?
-Muy bien, muy bien- Lena golpeó el brazo de Julia en broma -Supongo que no tengo secretos- Julia se estremeció, sintiendo la carne de gallina levantar su piel.
-Me estás matando. Van a encontrar a una stripper y una directora de proyecto, muertas aquí mañana por la mañana, seguro- Lena estalló en carcajadas, que rápidamente se sofocó con una mano sobre su boca. Ante la mirada burlona de Julia, se inclinó en ella y jadeó.
-Sólo estoy tratando de entenderte- No dijo nada más, y cayeron en un silencio que parecía latir con la energía sexual. Lena siguió encontrando sus ojos tímidamente, luego miró lejos, todo el rato llevando una sonrisa que sugirió que sostenía algún secreto sabroso. Julia podía sentir su propia mirada apartarse de Lena sin su consentimiento, y cada vez que se reunían con sus ojos, su corazón se aceleraba. ¿Cómo iba a hacerlo durante toda la noche sin hacer el ridículo? La mejor manera, decidió, era seguir hablando de la cartera de Lena.
-¿Es la foto de tu licencia de conducir tan horrible como la mía?- Lena le entregó la tarjeta de plástico.
-Dímelo tú- Julia miró hacia abajo la imagen pequeña de Lena, que no era tan hermosa como la real sentada a su lado en el suelo, pero hermosa, no obstante. No del todo confiada en sí misma para hacer un comentario casual, escaneó los datos obsoletos. Lena Katina. 04 de octubre 1982.
-Jesús, eres un bebé- Lena soltó un bufido.
-¿Desde cuándo tener veinticinco años es ser un bebé?
-¿Naciste en los años ochenta y te gradúas de la Escuela de veterinaria en seis meses?- Julia se sintió impresionada y al mismo tiempo completamente idiota. Y antes, casi la llamó cabeza hueca. Lena se encogió de hombros.
-Me salté un grado en la escuela primaria. Así que ¿cuántos años tienes, anciana sabia?
-Veintiocho- Dijo.
-¿Estás flipando por mí por haber nacido en los años ochenta, pero tú sólo tienes tres años más?
-Son tres años muy importantes- El corazón de Julia comenzó a latir alocadamente. Era tan fácil hablar con Lena. Para bromear, incluso. Ella no podía recordar la última vez que había disfrutado tanto de la compañía de nadie. Ese pensamiento, por decirlo suavemente, la sorprendió. De repente, no podía pensar en una sola palabra que decir. Dejó la boca cerrada y esperó a que Lena rompiera el silencio. Lena pareció darse cuenta de su cambio de humor, porque su sonrisa se desvaneció y por unos momentos se quedó mirando a Julia, un ligero color se elevó en sus mejillas.
-Entonces, ¿qué te parece?- Le preguntó -¿Mi foto es tan horrible como la tuya?- Julia pidió a su corazón que se desacelerase. Acarició el pulgar sobre la imagen.
-No, eres hermosa- Al devolver la licencia, sus dedos rozaron a Lena y ambas exhalaron en el contacto accidental. Completamente deshecha, Julia dijo: -Gracias- Nunca había experimentado un paso así con otro ser humano. Fue un momento real, pensó, nadie podía negar eso. Se preguntó ¿cómo, exactamente una tenía que ir después de un momento así? Al parecer, Lena sabía.
-Tengo una foto de mi gato- Murmuró, moviéndose más allá del silencio cargado de tensión -¿Quieres verla?
-Se trata de Isis, ¿verdad?- Le preguntó mientras le entregó una foto de una gata negra con la cara como una pantera.
-Sí, me dicen que no se parece a una criatura que debería haber sido adorado por los antiguos egipcios
-¿El estornudo en su baño de espuma es divino?- Le preguntó. Baño de burbujas. Grandioso. Justo donde yo quería que mi mente divagase.
-No es eso- Dijo Lena -Tiene seis dedos en cada pie y un porte real
-Muy real. Y muy adorado por un americano moderno
-Así es- Coincidió Lena -Ella es mi bebé- Cambió la fotografía por otra -Esta es mi madre- Julia tomó la imagen de una mujer delgada y pelirroja con una sonrisa alentadora -Ella era mi mejor amiga- Dijo Lena -Falleció el año pasado- Julia sintió un nudo en la garganta.
-Oh, Lena, lo siento mucho- Lena se encogió de hombros.
-Yo también, ella tenía cáncer. Fue bastante malo, al final, por lo que en cierto modo, era el momento- Julia devolvió la foto de Lena con reverencia en silencio.
-Todavía tengo a ambos de mis padres- Dijo después de un momento -Creo que todavía me siento demasiado joven para perderlos. A pesar de que no soy muy estrecha con ellos- Estudió a su compañera, resistiendo el impulso de acariciar su pelo rojizo -¿Eres cercana a tu padre?- Los ojos de Lena se oscurecieron.
-No- Guardó el retrato de su madre de inmediato -Él nos dejó cuando mamá se enfermó. Tuve que cuidar de ella, él consiguió una nueva esposa, joven, que probablemente se casó con él por el dinero que tenía- Cabrón. Julia experimento una oleada de cólera.
-Eso fue una cagada de su parte
-Por supuesto- Coincidió Lena. Extendió la cartera abierta y mostró el contenido a Julia -Sesenta y ocho dólares- Julia miraba con fascinación como los labios de Lena se estremecieron por un momento antes de que se rompieran en una sonrisa maliciosa -¿Tienes un dólar?- Julia se sonrojó tan pronto como comprendió la broma de Lena, casi un total de quince segundos después de que su compañera la dijera. Sesenta y nueve. Genial, justo lo que necesitaba pensar. Manejando una sonrisita tímida, dijo:
-Por desgracia, mi billetera está en mi oficina, ¿recuerdas?
-Oh, sí- Lena se aclaró la garganta y pasó lentamente a través de las partes de plastificados en su cartera -Así que tengo una tarjeta de crédito, mi tarjeta de débito, el registro de votante, mi tarjeta de la biblioteca...
-Una tarjeta de la biblioteca... Eso es tan, ¿pintoresco?
-Estoy libresca de esa manera- Lena ofreció un falso seductor aleteo de pestañas -Sabes creo que es sexy
-Oh, sí- Dijo Julia -Muy sexy
-Lo sabía- Lena puso las cosas en su mochila, con una leve sonrisa mientras lo hacía. Le ofreció el libro de literatura erótica lésbica a Julia antes de guardarlo -¿Segura de que no quieres una lectura ligera?- Julia se inclinó a través del regazo de Lena y agarró la barra de Hershey del suelo.
-Yo prefiero el chocolate- Lena le dio una palmada a distancia y le arrebató el dulce.
-Tal vez después de ese juego de la verdad que me prometiste- Su sonrisa dulce e inocente era difícil de resistir. Julia sabía que su protesta sonaría débil.
-¿Prometido? Estoy bastante segura de que nunca prometí nada de eso
-Oye, ¿quieres el chocolate o no?- Julia soltó un suspiro sufrido.
-Está bien- Dijo -Después de verdad o reto.

13 Horas (t.A.T.u.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora