Tienes que ser fuerte, le había dicho aquella voz profunda y adolorida que llevaría consigo por la eternidad. Acabas de convertirte en la heredera del Norte.
Mi nombre...
No había luz allí, solo la eterna negrura que se cernia sobre ella como un manto de desesperación. Sus ojos eran inútiles en ese reino sin luz, no podían discernir ni siquiera la más mínima esperanza.
Mi...nombre...
Se retorció, o eso es lo que pretendía hacer, pero su piel estaba envuelta en una cáscara rígida, azulada y cristalina; y sus pensamientos en un laberinto sin salida.
—Abuelo, te lo suplico —habia musitado la niña con lágrimas congeladas en sus mejillas— no me dejes sola.
—Te quiero —jadeó la voz profunda que hablar parecía exigirle un enorme esfuerzo— Siempre te querré. Debes ser más inteligente que yo y gobernar mejor de lo que yo lo hice. Debes encontrar a Geralt. Consigue que HellMist recupere su antigua gloria. Y nunca, nunca, olvides.
Nunca olvides... y sin embargo, lo hago. Soy una presa en la oscuridad del olvido, sin guía, sin consuelo.
La escarcha la consumió lentamente, como un depredador acechando en la noche, devorando su vitalidad hasta dejar solo un cascarón vacío y helado.
Mi nombre es...mi nombre...¡Empieza por algo fácil! Bien, algo fácil...el comienzo, si. Ahí es donde todo termina, ¿o inicia?
Nunca olvides... Nunca lo hice, abuelo. Recuerdo perfectamente la tremenda explosión que dio paso a un caos de gritos y entrechocar de armas.
Ella no podía ceder a su dolor, no podía permitirse caer de rodillas y llorar la muerte de su hermana. Tenía que moverse: los enemigos habían irrumpido en su castillo.
El muchacho pelirrojo y menudo le sostuvo la mano mientras corrían por los pasillos, procurando alejarse de los gritos de pavor y del fragor de batalla que sonaban cerca de la entrada.
Ella se aferró al brazo de su amigo.
—¿Qué hacemos?
El muchacho la miró sin detenerse, jadeante por la carrera.
—Tengo que encontrar a Mira. —Mira...su hermana, si. Nicolo y Mira Tyrell, mis amigos, no los he olvidado.— Luego hay que... No sé. Quiero ser útil. Me gustaría combatir, pero sé que tu padre querría que las pusiera a salvo a mi hermana y a ti.
—¿Cómo? ¿Cómo vas a ponernos a salvo?
Nic meneó la cabeza, sombrío.
—Debemos escondernos y escapar lo antes posible.
—Antes quiero encontrar a mis padres.
Él asintió y después soltó una exclamación de sorpresa. Ella siguió su mirada y vio que otro muchacho se dirigía hacia ellos. Rubio y de ojos tan verdes como una esmeralda. Aron Thenn, no podía olvidarse del heredero de una de las casas importantes del Norte y con el que iban a casarla. Al llegar a su altura agarró a Nic de la camisa, y ella advirtió que sangraba por un corte bajo el ojo izquierdo.
—¡Están por todas partes! —chilló su prometido— Los dioses nos ayuden... ¡Han conseguido atravesar las puertas!
Recordaba claramente el tufo a vino que despedía.
—¡Estás borracho!
—Sí, un poco —se encogió de hombros— ¿Qué hacemos?
—Nic quiere que busquemos a Mira y que después nos escondamos.
ESTÁS LEYENDO
¹Reyes del Norte•GOT
FantasyLa casa Nidhögg es una estirpe tan antigua como los mismos hijos del bosque. Estos primeros hombres, cuyos nombres resuenan en las leyendas susurradas por las nanas durante las noches de insomnio, libraron una eterna batalla contra los amos de drago...