Capítulo V

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La noche anterior, Demian leyó, releyó y analizó cada una de las reglas del diario durante horas

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La noche anterior, Demian leyó, releyó y analizó cada una de las reglas del diario durante horas. Estaba solo en el estacionamiento hasta que se dió cuenta que ya era muy tarde, por lo que se fue a su departamento a dormir y descansar la mente para pensar mejor al día siguiente.

Sin embargo, no podía dejar de pensar en el individuo que lo encaró en el estacionamiento. Incluso tuvo varias pesadillas esa misma noche.

La primera pesadilla lo hizo despertarse con la sensación de estar siendo observado por alguien puesto que, en aquel bizarro sueño, Demian era perseguido por algo que acechaba en la oscuridad. No podía verlo, pero si escucharlo. Cuando se dió cuenta que ya no podía avanzar, sintió una respiración en su nuca lo que causó una reacción que desencadenó en su despertar.

Nervioso pero aún exhausto, volvió a caer en los brazos de Morfeo, solo para encontrarse con otro sueño. Esta vez uno que conocía muy bien ya que, durante años, había estado soñando con aquel fatídico día en el orfanato: “Dulce alegría.”

El mismo orfanato en que se encontró el cadáver de un hombre asesinado a golpes tras una tortura inhumana.

Cuando se marchó de aquella escena del crimen, trató de ignorar ver el edificio y a pesar de que al principio fue así, el sueño recurrente con el que se despertaba cada mañana le hizo recordar los gritos, sangre y emociones de aquella tarde. Aunque era un joven de 15 años en aquel entonces, ese recuerdo seguirá marcado por el resto de su vida.

—Nunca podré superarlo. Nunca podré olvidarte…

Dijo entre lágrimas.

Demian se sentó en su cama y miró la pared vacía al final de la habitación.

La muerte se conectó con Demian desde ese día. Y su trabajo no hacía más que avivar el recuerdo de la persona que amaba y que perdió en aquel incendio.

Existía una frase que decía:

El trabajo en el que hallamos placer cura la pena de la causa.”

Puede que fuera verdad. Puede que fuera mentira. Pero al menos encontraba calma al decirla en voz baja.

Tras unos minutos de mirar el vacío absoluto y abrazar la soledad, Demian se levantó y entró al baño a darse una ducha fría para despertar el cerebro.

Al entrar, el espejo del lavamanos le mostró que, a pesar de tener ojeras gracias a su trabajo nocturno, aún se veía bien. En las pocas veces que salía de su casa para divertirse con sus amigos, notaba que las chicas jóvenes y mujeres se le acercaban para hablar con él.

Adam siempre se burlaba de él ya que no aprovechaba las oportunidades que le aventaba la vida justo a la cara. Y en parte tenía razón.

Luego de ducharse, se vistió con un short y caminó hacia la sala de estar. Estando ahí parado, notó qué el refrigerador estaba entre abierto, por lo que se dió cuenta que Mark ya estaba despierto.

El diario del destripador #ONC2024 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora