Feliz Halloween.

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[LONDRES]

Kyle pasó toda la noche acompañando a Kenny. Al día siguiente, después del entierro, sintió que se podía desmayar del sueño. Afortunadamente, las horas de vuelo eran una ventaja a su favor, por una vez. Al llegar a Londres era de noche. Abrió la puerta de su departamento y le inundó la sensación de incertidumbre. Dejó la pequeña maleta que llevaba en la entrada y se tumbó directamente en el sofá.

No había parado de pensar en Stan desde que se despidieron. Lo conocía muy bien, y sabía que preocuparse así por él le había molestado, era como si le gritasen a la cara "tienes motivos para que nos preocupemos", y al pelinegro le incomodaba ser consciente de sus problemas.

Kyle se deja dormir en el sofá y a la mañana siguiente se despierta sobresaltado por su alarma habitual. Tras realizar que no estaba en su dormitorio, se levanta y va al baño. Tras asearse y vestirse, sale del departamento.

Mientras camina por el campus hacia sus clases ve como sale el sol justo por detrás del edificio central. Era la clase de cosas que hacía que valiese la pena madrugar, un atardecer con aquellos edificios tan bonitos y con esa arquitectura bien preservada, con esos árboles de hojas anaranjadas y doradas, síntoma del otoño, los adoquines de las calles por donde caminada. Entonces se acordó de cuando Kenny le preguntó si le gustaba Londres.

La jornada de clases trascurrió de forma habitual. A media mañana se reúne con Sam. Compartían algunas clases. Los espacios libres en su horario los aprovechaba para adelantar cualquier ensayo o tarea pendiente.

Durante la última clase de esa mañana, se encontraba en un aula con un grupo reducido de alumnos. El profesor solía dar clases magistrales a pequeños grupos porque defendía que así era más fácil trasmitir adecuadamente. Sam y Kyle lo conocían desde el primer año en la universidad, porque les había impartido otras materias, por lo que era muy difícil que pasaran desapercibidos ante él.

Al acabar la clase, Kyle y Sam se iban junto a los demás, pero el profeso alcanzó a detenerlos.

—Hoy no has intervenido en ninguna de las cuestiones —observó.

Sam se volteó asustada, pero cuando le miró a la cara vio que él solo miraba a Kyle.

—Cierto —concuerda Kyle— pero ha sido una buena clase.

—Es verdad —añadió Sam para apoyarle.

El profesor los miró a ambos y asintió con la cabeza en señal de agradecimiento por el comentario, aunque estaba acostumbrado a los halagos. Después miró directamente a Sam.

—¿Te importa si...?

Sam dudó durante unos segundos hasta darse cuenta de que pretendía hablar a solas con Kyle. Miró a su amigo brevemente antes de acceder a irse. Kyle comenzó a sentir como su pulso se aceleraba, le daba terror el mero hecho de enfrentarse a cualquier reprimenda en su vida académica.

—¿Te ocurre algo? —le pregunta el profesor— hoy te noto distraído.

Kyle suspira, nervioso.

—Ayer volví de mi pueblo. Tuve que ir, un amigo perdió un familiar

—Vaya, siento que ocurriese eso. Ahora entiendo tu ausencia de ayer.

—Sí, no es normal que me ausente... tampoco que esté distraído.

El profesor le mira detenidamente y Kyle se pone aún más nervioso, le incomodaban los silencios por qué le desesperaba preguntarse qué querría de él.

—Me recuerdas a mí, cuando llegue aquí.

Kyle pone expresión de asombro.

—¿De verdad?

Sueños Húmedos [2].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora