CAPÍTULO 40 El día soñado

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La mañana en california lucía esplendoroso, un sol bastante brillante anunciaba un día cálido en la costa de Malibú, la pareja había decidido llevar a cabo la boda en el mismo lugar donde estuvieron de visita antes del nacimiento de los mellizos, rentaron un enorme rancho a las afueras del lugar donde nadie los podría molestar, doblaron el personal de seguridad para que nadie interfiriera con la celebración más esperada por toda la familia, sobre todo por Taylor, ella nunca ha ocultado el hecho de que es uno de los días que le hacían mucha ilusión.


La noche anterior la familia Kelce y los Swift durmieron en el recinto, una maquillista se encargaba de arreglar a la rubia, ella no se quería preocupar por nada, los mellizos jugaban en la cama con algunos muñecos de peluche que les regaló Abigail.

—No vayan a caer de la cama— Taylor volteó mientras la maquillaban, lo que casi hizo que la chica que la arreglaba se equivocara.

—Taylor, deja de moverte— Abigail la regañó.

—Lo siento— se acomodó de nuevo.

—Todas vigilamos que nada les pase, tranquila— Selena se sentó en la cama con ellos, lo que provocó que los niños se le lanzaran encima. —¡Chicos! — rio.

Ellos sentían ya la suficiente confianza para hacerlo, podían ubicarla mejor ya que la han visto seguido y se ha portado muy bien con el par.

—Que bueno que no estoy arreglada aun— rio.


Mientras tanto en la habitación donde estaba Travis, su hermano lo miraba riendo, se iba a casar de nuevo, con su esposa, era una locura que hicieran todo por separado, lo que era arreglarse para el evento, teniendo ya dos hijos de por medio, pero las tradiciones las querían llevar a cabo al pie de la letra por disposición de Swift, y Travis, no iba a negarle nada de lo que ella pidiera.

—¿Te encuentras nervioso? — Jason le preguntó.

—Un poco, todos me van a ver, ya sabes— rio. —Pero, estoy bien, soy Travis Kelce— dijo presumido, él no les temía a las multitudes, de hecho, las disfrutaba, ser el centro de atención era algo que le caracterizaba sin siquiera ponerle empeño.

—Tu estuviste en mi boda, ahora yo estoy en la tuya, que bueno que hayan decidido hacerla oficial, la de Las Vegas no pudimos verla más que ustedes— rio. —Estoy orgulloso de ti hermano, siempre te lo he dicho y le alegra tanto que hayas encontrado a una mujer que sea como tú, que te haga sentir como lo hace, nunca te había visto tan perdido por alguien, ella es la indicada, todos podemos verlo—

—Mierda, yo no quería llorar ten temprano— abrazó a su hermano.

Los hermanos Kelce siempre han tenido una buena relación, al ser una familia pequeña, solo se han tenido a ellos mismos en las buenas y las malas, crecer juntos fue una increíble experiencia, Travis se esforzaba por replicar lo mismo con sus hijos.

—Te veré en un rato, debo vigilar a las chicas, un rancho tan grande como este, es una enorme tentación para que les de ganas de jugar por todos lados— palmeó su espalda.

—Ahora entiendo eso— dijo riendo.

—Hey— Ross entró con él. —¿Ya listo? —

—La pregunta ofende— rio. —¿Tú estás listo? — alzó una ceja.

—¿A qué te refieres? —

—Bueno, yo estaba esperando a que me lo dijeras, pero puedo casi olerlo, ¿Está pasando algo entre tú y Selena? —

Ross ha estado ocultando muy bien de todo y todos lo que ha estado pasando con Selena Gomez, la mejor amiga de la esposa de su mejor amigo era una completa locura, el hecho de compartir tiempo y conocerse en la casa de Travis, dio pie a que se hablaran y se mensajearan después de marcharse de ahí, no planeaban decir nada hasta que la pareja regresara de la luna de miel, no querían ser el centro de atención si los miraban llegar juntos, así que mantendrían el perfil bajo, al menos en ese día especial.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora