Lo miré pasmada y él me regresó una mirada serena.
— Ven. —me dijo, con su voz profundamente ronca pero calmada y cansada, yo le obedecí, caminando torpemente hasta el pie de la cama.— Siéntate. —le dio unas palmaditas a la sábana a su lado, marcando el lugar a dónde me dirigí para sentarme, pero apenas apoyé una rodilla para sentarme, me atrapó las mandíbulas entre sus manos con fuerza, dejándome inmóvil y vulnerable ante él.— ¿Dónde estabas? ¿Con quién estabas? —preguntó al viento mientras me jalaba bruscamente hacia él, apretando su agarre a cada final de las preguntas.— ¿Quién te dio permiso de salir, eh? ¿Te mandas sola?
Su respiración me chocó contra el pómulo izquierdo.
— Lo siento. —pronuncié como pude, pues yo muy apenas podía respirar debidamente y, gracias a su agarre, apenas se me entendía al hablar.— Te juro que no lo vuelvo a hacer. —musité con súplica, pero sin querer que me soltará. Francis soltó una risa amarga y el color de sus ojos se invirtió, pasando de blanco y negro a negro y blanco, esbozando también una sonrisa muy amplia, demasiado para ser normal, que también era de un negro sin profundidad visible. Me sentí tan vulnerable y, más que eso, me sentí tan mojada.
— ¿Lo juras? —me preguntó con sarcasmo, saliendo de la cama y caminando por su borde hasta llegar al pie de cama, quedando yo hinchada frente a él aún sobre ésta.— Voy a hacer que me jures lealtad eterna, y más que eso, voy a hacer que lo sientas como nunca antes me la has sentido.
Rápidamente, su mano pasó de atraparme las mandíbulas a enredárseme sobre el cuello, elevándome y tirándome sobre la cama, donde se me montó encima y me besó con harta lujuria y pasión, aunque, cuando yo estaba por regresarle el beso, él se apartó y en el camino me mordió la comisura de la boca, cercano a la mejilla izquierda, sabiendo que habla arrancado un pedacito de piel, pues, aunque no sentí el dolor, pude sentir el sabor ferroso esparcirse por mi lengua. Solté un grito ahogado, pero el dolor no llegaba a mí, fue más un mecanismo de sorpresa, pues los recuerdos de aquella tarde en el pasillo de este mismo edificio se me proyectaron con lujo de detalles, generándome un incoherente deseo de que aquella adrenalina volviera a fluir por mis venas.
Escuché a Francis engullir ese trozo de piel, para luego atacarme en el cuello a punta de mordeduras suaves disfrazadas de besos salvajes, descendiendo a mi clavícula y de ahí partiendo hacia mi pecho, lugar que, antes de ser arrancada y despedazada, estaba cubierto por una fina tela de seda color rosa pastel, que se había cubierto levemente de un rojo escarlata muy lindo. Solté un gemido cuando él me mordió el seno derecho, al tiempo que sentía el cosquilleo de mis muslos inquietos y el ardor de las marcas en mi cuello, mezclándose las tres sensaciones en un platillo cuyo olor me hacía negar el sentido común, y que anhelaba inhalarlo hasta que mi última célula supiera cuál sería siempre mi fuente de oxígeno.
Francis me recorrió en un santiamén hasta la pelvis, dónde se deshizo del pantalón de la pijama y ya de paso de mis bragas, lamiéndome el monte de Venus y resoplando contra mis labios mayores, abriéndose paso hasta mis labios menores con su lengua, dejando una frígida estela de humedad por toda mi vulva, enroscándose en mi clítoris y estremeciendo mi perineo.
Desde mi vista, al levantar un poco la cabeza de la cama, lo vi sacando su erección de sus bóxers, se veía tan grande, y, sin siquiera voltear a verme, la metió de lleno a mi vagina.
Sentí su glande golpear mi cuello uterino con agresividad, quizás rabia o enojo, o ambas, sabiendo que aún faltaba más. Podía sentir mi sueño pélvico desgarrando sus músculos para darle paso al pene de Francis, era un dolor fuerte, pero que mi ya nulo auto-respeto me impedía pararlo. Total, siempre fuí de él, de él y de su grande y monstruoso pene.
Las embestidas eran dolorosas, pues me abrían más la vagina con un ritmo tan grotesco como su sinfonía, una sinfonía rítmica con una sola cadencia de va y viene, cadencia que iba en aumento conforme se disminuía la distancia entre mis glúteos y su pelvis. Para eso de la sexta embestida, por fin escuché el primer golpe obsceno de pieles, pero te puedo jurar que yo sentí su pene cercano a mi estómago, incluso vi ese bulto irregular sobresalir entre mis lonjas.
— Dime, —se agachó hacia mí y me susurró al oído con voz levemente agitada.— ¿Me eres fiel? —solo asentí, respirando con agitación, tanto con dolor como con placer, y sin poder mirarlo a los ojos. Él rió y me tomó del cabello, obligándome a verlo directo a los ojos, pero sin bajar su ritmo. Dicha acción me sacó un gemido.— Te pregunté que si me eres fiel, ¿Lo eres o no? —dicho esto, aumentó la velocidad de sus movimientos.
— Sí. —le respondí como pude, tratando de mirarlo a los ojos, haciendo que sonriera con egocentrismo.
— Buena chica, —me dijo, y yo sonreí feliz.— ahora, ¿Me serás fiel?
Y paró sus movimientos, dejándome a casi nada del éxtasis.
— Sí. —respondí casi en automático.
— Sí, ¿Qué?
— Sí, señor.
— Sí, señor, ¿Qué?
— Sí, señor, se lo juro. Haré cualquier cosa que me diga.
Sonrió con malicia.
— ¿Todo lo que yo te diga?
— Sí.
— ¿Estás segura?
— ¡Sí! ¡Nunca volveré a hablar con ningún hombre que no seas tú, te lo juro, ¡Te lo prometo!!
— ¿Volverás a salir?
— No.
— ¿Y a hablar con cualquier persona que yo no te de permiso?
— ¡Jamás!
Ensanchó su sonrisa, volviendo a aparecer esa mirada y esa sonrisa tan oscuras, que me hicieron desearlo más.
— Buena chica, te mereces un premio.
Lo sentí salir de mi vagina y volver a entrar, pero ahora con otras dimensiones. Cerré los ojos con fuerza mientras el golpe me llegaba a la cintura para luego retirarse, y, al abrirlos, lo pude ver con dos penes, uno encima del otro, ambos conectados a su pelvis, y ambos tan bañados en mis jugos que me daban de chuparlos, pero no, primero lo que es primero, destrozar mi abdomen.
Volvió a meter sus dos penes por mi vagina, me sorprende lo mucho que se puede estirar como para recibir dos penes de treinta y tantos centímetros cada uno. Arquee la espalda en señal de llegar al tercer orgasmo, aunque todavía tenía energía, demasiada para decir verdades.
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departamento || Milkman (Francis Mosses)
FanfictionQue me dé de su leche a diario 😍🙏🥴 🛑❗3️⃣3️⃣1️⃣2️⃣❗🛑 Este fic es solo un fic, no es con la intención de que imiten las acciones de la protagonista, este fic es solo para divertirse un rato, porque recordemos que viene de un juego que tiene las m...