IV. Subir a la cima

82 10 6
                                    

- Bueno, desde que te vi supe que debías ser parte de nuestro equipo de porristas... - dijo la guapa pelinegra

- ¿Ser parte del equipo de porristas? ¿Yo? Pero no hago mucho ejercicio... Ni sé que hacer... - dijo Inoue

- No te preocupes por eso. Es obvio que no sepas... Nosotras te enseñamos... Si quieres lo puedes pensar unos días... Las practicas son el sábado... en el gimnasio a las 9... - dijo la de cabello verde

- Muchas gracias por... su atención... y su ayuda... Les tendré una respuesta el sábado... - dijo algo tímida la de ojos grises

- Por ahora vamos a presentarnos... - dijo la menuda rubia

- Yo soy la capitana Bambinetta Basterbine. (Señaló a la de ojos y cabellera verde) Ella es la teniente, Candice Catnipp... (movió la mano hacia la pelirosa) ella es Meninas McAllon... (después indicó a la de dorado cabello) Ella es Liltotto Lamperd... y por último (señaló al la de ojos y cabello azul) Gisele Gewelle... - dijo la de ojos violeta

La inocente mujer hizo una reverencia.

- Es un gusto conocerlas señoritas... - dijo la pelirroja

- El placer es nuestro... - dijo Meninas

- ¿Cómo es qué no te habíamos notado antes? - dijo la peliverde

- No lo sé... - dijo la que comía una paleta

- Mientras siguen hablando, vamos a clases... - dijo Juran

- Estoy de acuerdo... Además al estar con nosotros no te van a molestar esas dos... - dijo el pelirosa

- Para empezar no sé porque te molestan... - dijo el de piel morena

Mientras seguían su andar el grupo de alumnos, por lo que Inoue se sintió tranquila por primera vez en largo tiempo. Eran los deportistas más populares de la universidad, así que llamaban de inmediato la atención de todos a su alrededor. Eso alegró al diminuto demonio, pues obtenía más energía, así que le dio una nueva idea. La pelirroja disfrutó de una platica amena de sus nuevos amigos, de comer sin incidentes, se reía con sinceridad y sin preocupaciones, algo que le dio alivio a su amiga Arisawa. Esto complicó mucho el trabajo de los monjes, pues la distancia era aún mayor por el grupo de universitarios, solo hasta el límite de las instalaciones.

- ¿Cómo? ¿No vives en una de las fraternidades para chicas? - dijo la pelinegra

- No señorita Basterbine. No me aceptaron... porque no soy buena en muchas cosas... solo se de animales... soy bióloga... especialista en murciélagos... soy mastozoologa... - dijo la de ojos grises

- Eres muy bonita... pero además de buen corazón... Ahora entiendo por que llevas esa criaturita tan linda... - dijo McAllon

La más alta de las mujeres acarició al pequeño vampiro.

- ¡Hmp! ¡Qué estupidez qué no te dejarán entrar! ¿Fue solo por los animales? - dijo la ojiverde

- Bueno, sí, en parte... y porque no pertenecía a un grupo deportivo... ni me gustan las bromas o las pruebas de valor... - dijo avergonzada la pelirroja

- No te preocupes por eso... - dijo la rubia

- Mientras esos pequeños estén en jaulas y no causen problemas puedes llevarlos... - dijo Gisele

- ¿De verdad? - dijo más ilusionada la de biología

- Por supuesto. La regla general es la limpieza y el orden... Todo debe estar impecable... en Atalaya... - comentó Bambinetta

- Lo pensaré muy bien... También en su momento trasladar mis pertenencias... y en cuanto a animales, solo lo tengo a él... Es Ulquiorra Ciffer... Soy un ecologista, así que cuido animales heridos y después los devuelvo a la naturaleza... Es especial, porque mi tesis es de este pequeño y raro murciélago... - dijo animada la de ojos grises

El vampiro en mi pecho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora