Año 2021, pequeña ciudad en Argentina y un grupo ecléctico de adolescentes muy particulares.
Apasionados en las artes, emprenden una investigación sobre su ciudad natal, pero descubren un origen que hasta al mismo Diablo podría asustar.
Esta histori...
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Rodean muros de ladrillos de piedra y llegan a una entrada, un enorme portón. Los tíos de Clemens abren con la clave del sistema de seguridad. Entonces, los chicos descubren lo que parecía ser un secreto estatal pero todos en Zerép lo conocen: este es un barrio privado cuyo único propietario es la familia Odinson. Cinco hectáreas completas habitadas por parientes. Se logra avistar a clones o versiones de Clemens: hay ancianos como él, niñeces como él, hombres y mujeres como él. Toda una comunidad de Odinsons, genética calcada de progenitores a retoños, más nadie puede siquiera apreciar esta maravilla. La casa de Clemens es fantástica, realmente parece un personaje de película, el típico millonario.
Luego de bañarse en alcohol, pisar una alfombras impregnadas con desinfectante, pueden ingresar a la morada Odinson. Fingir una estabilidad emocional que estaba fuera de alcance es mucho más simple que sobrevivir a la impresión del porte de Valka Odinson, madre de Clemens. Una mujer adicta al gimnasio tal como su hijo, y se nota, pues sus músculos se marcan por debajo del traje. Está en una conferencia de negocios cuando llegan y, sin ningún reparo, interrumpe y pone el micrófono en mudo.
–Amor, me voy a la casa de tu tía, así no les interrumpo la juntada. ¡Nos vemos, chicos de la biblioteca!
Francisco quedó fascinado por este increíble apodo, tendría que utilizarlo más.
Clemens lleva a su grupo al estudio de Valka. Es obvio que, con una casa tan grande, hay un estudio tipo oficina casera en la que Valka puede adelantar el trabajo los fines de semana. En él, yace un paredón cubierto de estanterías con libros de toda clase. De derecho, historia, incluso algunos clásicos. ¿Quién tiene la Ilíada por gusto? Se ve que sólo Valka. Entonces, ¿dónde están las respuestas que buscan? Muy sencillo. Junto a la Ilíada, hay dos ejemplares del Cantar de los Nibelungos. Clemens toma el más viejo y lo jala, activando una puerta secreta detrás del paredón. ¡Igual que en la serie del Zorro de 1957! La misma que Dalia vio una y otra vez cuando era niña y recapituló ahora crecida. Su piel se eriza con mucha facilidad al atravesar el pasadizo que los dirige hacia el interior profundo del hogar. El camino es angosto y húmedo, como si pocos pasaran por allí con regularidad. Las linternas de sus celulares son las más fieles contadoras de la realidad, pues gracias a ellas andan con seguridad. Más abajo, quizás tres descansos de escaleras abajo, ingresan a una sala repleta de libros y documentos. No hay otra manera de describirlo, parece una librería mágica de una película de fantasía. Una vez todos allí, Clemens indica que pueden husmear todo lo que quieran hasta encontrar un texto que describa o ilustre lo que les está pasando.
–Anoche, mamá me habló de un libro que escribió un Odinson que habla de todos los poderes de mi familia y que tenía que estudiarlo. Estoy seguro que hay otros iguales sobre otras especies.
–Entonces, ¿todo esto es en serio? Está pasando de verdad. Somos… ¿criaturas mágicas?–, titubea Emma.
Una duda que deja a todos los presentes en completo silencio, atónitos, sin saber qué decir. Ryo es el único que puede proferir palabra.
