Prólogo

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La situación era incómoda para la castaña, no podía evitar sentir asco por imaginar estar con un hombre a quien conoce ni siente algo especial. Pero la situación de su familia era grave, habían caído en la bancarrota y solo un matrimonio arreglado con el dueño de un prestigioso banco, los ayudará.

El plan era el siguiente, casar a Jennie con ese hombre. Hacer que el matrimonio sea con bienes compartidos y ayudar discretamente a la familia. Después de dos años conviviendo, podrá pedir el divorcio y así, aunque trate de invalidar el contrato por bienes compartidos, ya tendría algo derecho en sus pertenencias por los dos años vividos junto a él.

El menor problema era que aún no lo conocía, no lo había visto ni en una foto. Sus padres decían que era muy apuesto y que le encantaría. Querían que fuera una sorpresa y que en una semana, irían a la mansión de aquel hombre para una cena familiar junto a sus padres.

Él ya sabía su apariencia, no por nada había aceptado. Tenía la foto de Jennie en su escritorio, soñando en verla en persona por primera vez. Estaba ansioso por casarse con esa hermosa mujer e incluso ya había mandado a hacer los preparativos de su boda.

Porque veámoslo desde su punto de vista, aparte de tomar como esposa a una mujer tan bella y sexy, también le convenía casarse lo más pronto posible, porque si lo hacía, todo el banco sería de él oficialmente, ya no solo el cincuenta por cierto mientras su padre seguía vivo. Si se casa, será el dueño absoluto, y esa mujer lo había encantado y no deseaba casarse con otra mujer que no sea ella.

_Señor - sus suspiros por la castañas fueron interrumpidos por su seguridad - es aquella mujer, otra vez intentó irrumpir en el edificio.

_Esa mujer - bufó con frustración - otra resentida por las malas decisiones de su padre - se puso de pie, acercándose a la entrada y caminando hacia la sala de espera. Pudo oír el escándalo que la mujer daba a gritos de que la soltaran - ¿Qué es lo que ocurre? - preguntó seriamente al llegar - ¿No puedes seguir con tu vida y buscar un trabajo?

_¡Seguiré con mi vida cuando pagues por lo que hiciste! - era sujetada de ambos brazos - ¡Déjenme! - batallaba.

_No es mi culpa que su padre haya pedido ese préstamo y como no tenía cómo pagar, se haya ahorcado - se cruzó de brazos - la salud mental es importante, debió usar el dinero para ir a un psicólogo, ¿No crees?

_¡Imbécil! - trató de ir contra él - ¡Lo engañaste! ¡Lo hiciste firmar un contrato con un préstamo mucho más alto del que pidió! ¡Y ni siquiera le diste ese dinero, solo lo que había pedido! ¡Mi padre era un anciano! - su voz se quebró - ¡¿Cómo puedes ser tan cruel?!

_No es mi culpa que no sepa leer un contrato - levantó los hombros - si no sabía de qué se trataba, ¿Para qué firmó?

_¡Era un anciano! ¡Te aprovechaste de su ignorancia!

_La vida es así, ¿No lo cree, señorita Rosé? - sonrió - la vida es para los inteligentes. Debiste estar al lado de tu papi cuando firmó. Ahora tu casa me pertenece. En lugar de perder el tiempo aquí, vé a buscar dónde vivir.

_Señor - uno de los de seguridad se acercó - encontramos esto en su bolsillo - mostró una navaja.

_¿Qué es lo que tenía en mente, señorita? - sujetó la navaja, tranquilo - ¿Iba a matarme? - Rosé lo veía enfurecida - dejaré pasar esto esta vez, porque hacer un juicio contra usted, sería perder el tiempo - le entregó la navaja a su seguridad - échen a esta mujer de aquí - dió media vuelta para regresar a su despacho.

_¡Se va a arrepentir! - era arrastrada mientras pataleaba - ¡Voy a vengar la muerte de mi padre! - gritó con los ojos cristalinos - ¡Lo haré!

_¡Se va a arrepentir! - era arrastrada mientras pataleaba - ¡Voy a vengar la muerte de mi padre! - gritó con los ojos cristalinos - ¡Lo haré!

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