La verdad aprendí a ser comunicativa gracias a mi hermana.
Jamás pensé, realmente, que una nena de trece años me enseñaría tantas cosas como ella lo hizo.
Apple Bloom era terca, sí, necia, también, ¿tenía un caracter fuerte?, se podría decir que sí. Pero también era buena expresando que sentía, y aprendió a ser honesta después de los seis años.
Antes mentía mucho, recuerdo cuando estaban de moda los tatuajes y se puso mil estampas en todo el cuerpo y fue así a la escuela. Al regresar me di cuenta que sus compañeros se habían burlado de ella y tuve una larga charla con ella de porque no era bueno pretender tener cosas que realmente no tenías.
Apple Bloom siempre me había admirado, aunque no sabía exactamente la razón, yo no era una gran cosa, trabajaba, cumplía mis tareas y estudiaba, lo que la gente normalmente hace.
Ahora yo era quien la admiraba a ella.
¿Supongo que los roles se invierten de vez en cuando no?
El clima era cálido para que comenzara el verano.
Dash y yo habíamos quedado de vernos el fin de semana siguiente para acomodar la tienda. Encontramos un local y decidimos comenzar a trabajar en él.
Sin embargo, el fin de semana siguiente que nos vimos surgió un inconveniente con mi abuela. Enfermó.
Estabamos sentadas en la sala viendo una pelicula de Harry Potter, aunque nunca había visto esa saga parecía gustarle mucho a Dash, y comenzó a llamarme la atención la magia que usaban los personajes.
Ella comenzó a desesperarse porque no me callaba y le hacía preguntas a cada rato cuando mi teléfono sonó. Al tomarlo vi una llamada perdida de Apple Bloom.
—Ya vengo, me llama mi hermana —le dije y caminé a la cocina mientras le regresaba la llamada.
Cuando contestó, su voz se oía agitada y quebrada.
—¿Qué sucede, caramelo? —le pregunté.
"Eh, Apple Jack... —la señal se fue por un instante—... hospital... infarto."
Mi corazón se aceleró.
—Otra vez, no te escuché bien —pedí.
"Estoy en una ambulancia camino al hospital. El paramédico dice que la abuela tuvo un infarto. Usó el coso ese de los electroshocks y está viva pero aún no despierta"
Silencio.
"Hermana, no sé que hacer. Big Mac se quedó en la granja, tenemos mil cosas que hacer durante este mes, comerciamos con una empresa de sidra y tenemos que entregar no sé cuantas toneladas de mercancía para el próximo mes."
—Voy para allá —le dije.
"Conmigo no. Ayuda a Big Mac, ustedes son más fuertes y rápidos que yo y terminarás más rapido de lo que yo podría. Yo me quedo con la abuela".
Después me colgó, le regresé la llamada pero no contestó. Supongo que ya tenía con las preocupaciones que le embargaban para yo meterle más.
—¿Está todo bien? Le están dando puntos adicionales a griffindor y no me gustaría que te perdieras como gana mi casa de Hogwarts... —Dash irrumpió en la cocina—. Algo no anda bien.
Por un momento sentí como si fuera a llorar pero no lo hice.
—Sucedió una emergencia y tengo que irme —le dije.
—¿Qué pasó? —me preguntó preocupada mientras cerraba la cremallera de mi chamarra.
—Mi abuela tuvo un infarto o algo así, es la matriarca de la casa y al parecer hizo un tratado con una empresa en la que mi familia se estaba sobreexplotando y culminó en esto —expliqué rápidamente mientras recogía mis cosas de la sala y caminaba a la puerta.
Ella corrió a la cocina y regresó después de unos minutos con una lonchera cerrada.
—Llevalo, para el camino. Me avisas cuando llegues con tu abuela —se veía agitada—. Yo me encargo del local. Solo, por favor no te vayas mucho tiempo si puedes evitarlo.
—No lo haré, tal vez me tome uno o dos meses pero te prometo que voy a volver en cuanto pueda —ella tomó mi mano.
—Lo prometes, entonces no faltes —dijo y me besó.
Fue un beso corto, ni siquiera tuve tiempo de reaccionar pero después me volteó y me empujó fuera de su casa, después cerró con un portazo.
El clima que antes era lindo comenzó a nublarse y mientras subía a mi camioneta comenzaron a caer unas gotas de lluvia.
Arranqué y fui directo a mi pueblo.
Tal vez venía demasiado rápido pero llegué en tiempo récord al hospital. La lluvia caía a cántaros. Al llegar al lobby me di cuenta que estaba casi empapada.
Pregunté por mi abuela y me guiaron a una habitación de cuidados intensivos.
Apple Bloom me vio y corrió a abrazarme.
—Llegaste antes de lo esperado —dijo y después ambas miramos la ventana que daba a cuidados intensivos.
—¿Cómo pasó? —pregunté.
—Estabamos cosechando, de repente se puso pálida, llevaba días sin dormir me dijo, en las noches salía a trabajar y nunca nos dimos cuenta. Después se puso aún más palida y vomitó y gritaba de dolor y después cayó inerte al piso —no hizo contacto visual conmigo, como si estuviera reviviendo la escena y se tocó el pecho, donde estaba su corazón—. Cuando menos me di cuenta ya estaban los paramédicos.
—En momentos como este me alegro que este sea un pueblo pequeño —dije.
Una enfermera pasó e intercambié unas palabras con ella sobre el estátus de mi abuela.
Estaba un poco más estable pero no tenía probabilidad de despertar pronto.
—Ven, te llevaré a casa y me quedaré yo esta noche. Ayuda a Big Mac a trabajar y procuren aligerar los animos—dije—. No podemos atraer cosas malas a la familia.
—Pero yo puedo quedarme...
—Cariño, no puedes, eres menor de edad y está prohibido que un menor de edad cuide a un mayor —expliqué.
Ella intentó alegar pero le repetí lo mismo.
Al llegar a la granja subí a cambiarme de ropa, Big Mac estaba trabajando en el campo, aún con la lluvia.
—¡Ey, tú! —le grité desde la ventana—. Ven acá ahora porque si te enfermas no nos va a servir de nada.
Creo que estaba esperando alguna excusa para irse a resguardar.
Bajé para recibirlo, cuando entró a la casa, Apple Bloom llegó corriendo con una toalla seca y se la puso en los hombros.
—Hagamos un plan. Mientras está lloviendo vamos trabajando a hacer la sidra con las manzanas que ya tenemos disponibles —les dije.
Big Mac asintió y subió a darse un baño.
Mientras él se acomodaba, mi hermana y yo comenzamos a trabajar en la sidra.
—¿A qué hora irás con la abuela?—me preguntó—. No me gustaría que esté sola mucho tiempo.
—En una hora, cuando Big Mac regrese de arriba y te ayude a hacer más sidra.
Seguimos trabajando. Al poco rato llegó mi hermano y después me despedí para ir al hospital.
Iba por las calles, manejando. Recuerdo que me sentía muy alterada e iba manejando rápido.
Supongo que también fue mi culpa.
Supongo que debí haberme fijado.
Lo último que ví fue como un carro deportivo con rayos pintados en las puertas se estrellaba contra mi.
Y después todo lo que ví fue negro.
Ahorita actualizo otro cap jajdjsjddj
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Nuestra Casa en la Playa// APPLEDASH
RomanceCréditos de la portada a quien corresponda. AppleJack odia la playa con toda su alma, pero varias cosas la obligan a vivir ahí. Esta es una historia con un trasfondo melancólico y triste, con toques de romance.