𝑯𝒊𝒔 𝑪𝒂𝒓 𝑰𝒔𝒏'𝒕 𝒀𝒐𝒖𝒓𝒔 [𝑴𝒊𝒏𝑾𝒐𝒐]

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Podía sentir esas ásperas manos acariciar su cintura contrastando la temperatura de éstas con la de la fría mañana de aquel octubre, había comenzado como pequeños roces mañaneros, la familiaridad del tacto le habían hecho dejarse hacer con naturalidad, al igual que las inocentes acciones subían de tono. Siempre había disfrutado de una buena sesión de sexo por la mañana, sobre todo cuando su novio se quedaba a pasar la noche, no podían verse tan seguido por lo cual Wonwoo aprovechaba cada segundo que tenía con él.

Por lo que siempre sus piernas permanecían abiertas para MinGyu, quien justo como cada mañana se encontraba atacando el cuello de su mayor, mordiendo la blanca piel mientras entraba de un solo movimiento en Wonwoo, arrancándole un fuerte jadeo mientras se aferraba a su espalda con sus manos, apretando los duros músculos de ésta mientras arremetía contra su floja entrada pues como era costumbre, la habían aprovechado.

Wonwoo gemía su nombre mientras bajaba sus manos hasta sus nalgas, las sujetaba mientras sus piernas rodeaban su cintura. Jalaba de ellas hacia sí, de esa forma pedía más dureza en el acto, su piel totalmente sometida respondía erizándose ante el tacto obsceno de MinGyu, quien no le tomó más tiempo para alcanzar el tope en el interior de su novio, amasando sus nalgas mientras con desespero arremetía la zona, llenándolo por completo mientras trataba de prolongar su éxtasis, en ambos, sintiéndose esa peculiar unión que siempre disfrutaban.

Wonwoo esta vez abrió los ojos, encontrándose entre las sábanas de su amplia cama, abarcando el lado derecho mientras el lado izquierdo permanecía vacío, frío y solitario. Wonwoo vio ese lugar vacío, tardando varios minutos antes de sentarse en la cama, con sus cabellos revueltos mientras se ponía sus gafas, dispuesto a continuar con su día.

MinGyu estaba cocinando en esa mañana lejana el ramen que tanto le encantaba a Wonwoo, nunca entendió qué era lo que tenía de especial, quizá solo era su sazón, pensaba. Pero la mayoría de las mañanas en las que se quedaba en casa de Wonwoo le preparaba ese mismo manjar del cual Wonwoo nunca podría cansarse.

—Despertaste. —Le dijo a un dormilón Wonwoo quien al entrar a la cocina le rodeó su cintura por detrás en una especie de abrazo.

—Huele muy bien. —Dijo dándole un beso en su cuello poniéndose de puntitas para alcanzarlo

MinGyu se dio la vuelta para poder abrazarlo mejor y llenarle de besos, ambos solo estaban en sus pantalones de chantal, sin ropa interior abajo, cosa que MinGyu aprovechó pues antes de que terminara de estar el ramen favorito de Wonwoo tenía a su mayor encima de la barra de la cocina, con el pecho hacia esta y el trasero alzado, con espalda curva recibiéndole una vez más, babeando mientras sentía como cada empuje lo llenaba más y más, no podía cansarse de esto y mucho menos del ramen que le cocinaba.

Pero hoy no era esa ocasión, Wonwoo estaba tratando de hacer un ramen decente, algo comestible, nunca se le había dado la cocina y al menos para existir y vivir solo trataba de cocinarse por las mañanas, pero nunca funcionaba, además de ser demasiado perezoso como para inscribirse a un curso de cocina.

Con la cacerola llena de ramen obsoleto tomó su celular para ordenar comida, cerrando la puerta con calma al recibir su pedido, sentándose en su mesa circular en completa soledad.

La pantalla de su celular brillo, era aquel chico quien confirmaba la cita de la noche de hoy, Wonwoo respondió con rostro serio, sin emoción alguna mientras miraba el cristal hasta que se apagara, su comida se enfriaba y el apetito pronto se alejó de él.

Los minutos se hicieron horas, pasaba el tiempo mientras trataba de mantener ordenado su lugar, aquel sitio en el que solía sentirse dentro de un hogar, los cuadros en las paredes ya no estaban más y la calcomanía de su habitación se había caído. La vida seguía su rumbo, pero él se sentía en un bucle solitario.

ʜɪꜱ ᴄᴀʀ ɪꜱɴ'ᴛ ʏᴏᴜʀꜱ [ᴍɪɴᴡᴏᴏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora