MI BECARIA

Capítulo XI.

Al siguiente día temprano, le platiqué a Armando que mi mamá me visitaría, vi su expresión y comprendí que no le gustó que no le haya dicho antes...

-amor ¿te molesta que venga? -Le pregunté curiosa-

-¡¡cómo se te ocurre!! Pero me gustaría que me avisaras con anticipo solo para saber, amor mira te parece si ponemos en claro las reglas de nuestra convivencia, tu mamá puede venir cuando guste, pero avísame sí, para estar prevenido y esperarla no me gustaría que nos encontrara en situaciones comprometedoras, mira mi vida, otra cosa... si tomas un libro, un disco, una película, por favor regrésalo a su lugar, no me agrada que las cosas se muevan de donde las tengo, si gustas tú cambiar la decoración o esas cosas hazlo, o mover los muebles de posición o de lugar está bien, pero te pido que en mi estudio no, ¿te parece bien? Ese lo consideraremos mi espacio, todo lo demás es tu espacio, y de los dos, y no es por nada en especial, pero es mi rincón favorito.

Aunque no tenía por qué sentirme mal, no pude evitarlo, sentía que invadía su privacidad, su casa, él estaba acostumbrado a vivir solo, todo lo tenía en perfecto orden, no había un gramo de polvo, o cosas fuera de lugar y respondí...

-no te preocupes por eso, yo no toco tus cosas, solo ese día de tu cumpleaños entré pero no lo he hecho cuando te vas, no ando hurgando en tus cosas, así que pierde cuidado yo respeto tu casa.

-Betty no me refiero a eso, yo lo sé, esta es tu casa, todo lo que hay aquí es tuyo... pero es mejor dejar claras las cosas, me gusta sentarme a leer, a escuchar música, es un espacio que disfruto mucho, y que juntos podremos compartir, o tu a solas, pero dejando todo como está, cada cosa en su lugar, tienes alguna duda de nuestra convivencia.

-si Armando, mira yo quiero contribuir con los gastos, compartirlos contigo.

-¡claro que no! ese es mi deber Betty, tú tienes tu sueldo y puedes hacer lo que gustes con él, así que eso no se discute, eres mi mujer, mi pareja, vivimos juntos, que no hayamos firmado un papel no hace diferencia, estamos conviviendo como pareja que somos, y yo quiero ser responsable de todos los gastos.

-si eso somos, solo nos faltó firmar ese papel que formaliza nuestro status quo, será como tú quieras Armando.

-bien, entonces ya quedó claro, amor no sé qué te parezca pero ¿no te gustaría que fuéramos a comprar otra ropa? algo más moderno para que trabajes, pensé que podían ser vestidos de una pieza sin mangas, así te es más fácil con el yeso, y esa ropa que estás usando de mi antigua Betty guárdala, no sé qué opines, es una sugerencia, una opinión, no una imposición.

-está bien, acepto, pero que no sea mucha, solo por un mes que usaré el yeso, después tendré que usar de maternidad, así que no le veo caso realizar gastos innecesarios, yo tengo que ayudar a mis padres Armando.

Yo tenía que darle a mi mamá la mitad de mi sueldo y ahorraría la otra mitad por cualquier cosa no podía depender totalmente de Armando, en ese momento escuche el timbre sonar, seguro era mi mamá.

En cuanto abrí la puerta, me abrazó bien fuerte, yo sentada en la silla, con un brazo sostenido en el cabestrillo así que no podía extender mi brazo, por lo tanto ella se agachó en cuanto me vio y unas lágrimas corrieron por nuestros ojos, sabía que siempre me apoyaría, que siempre podía contar con ella.

-¡¡mamá que alegría verla!!...

-si mija,¡¡lo mismo digo!! no se imagina lo que la extraño, siento que las paredes de la casa se me caen encima sin mi niña, la echo tanto de menos hija, -dijo llorando- para mí no es fácil que ya no viva en la casa.

-lo sé mamá, pero ya ve, las cosas tenían que ser así, mi papá se sintió ofendido y fue lo mejor, me han dolido mucho sus palabras que me dijo que esa noche me morí para él, no se imagina lo mal que me siento al recordarlas ¡usted lo escuchó! Sé que no esperaban eso de mí pero ¿qué hago? ya las cosas están hechas yo amo a Armando mamá.