Capítulo 18✝️

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 Libertad efímera o tal vez no.

Sara

¿Qué está pasando?

En verdad existía tanto poder, o simplemente eso era lo que nos hacían creer. Miró, sin expresión alguna, cómo mi padre abraza y brinda su apoyo a todos los que se le acercan.

¿Crees que en verdad el dios Igor descendió para acabar con los pecados cometidos? O solo eso nos hacían creer. El padre Gael en verdad murió calcinado por su mano o éramos tan estúpidos para creer y confiar en algo que no vemos ni sentimos.

¿Crees que Gael solo fue un ejemplo, para?

Para evitar que sigamos pecando.

—Justo ahora hago un juramento delante de todos ustedes – mi padre habla con ambas manos levantadas —. Yo, Vladímir, asumiré la responsabilidad de este pueblo y haré todo lo que nuestro señor Igor me ordene —termina arrodillándose mientras todas las personas alaban lo que acaba de decir mi padre.

¿Acaso es esto una película o simplemente estoy soñando?

Miro a mi lado, encontrándome otra vez con Lucía, quien se acerca al frente donde mi padre aún sigue arrodillado esperando. Creo que hay una señal o algo que me confirme que no estoy soñando.

Miro con incredulidad cómo todos se arrodillan a la par de mi padre, haciendo que todos los que estaban esperando una señal del dios Igor hagan lo mismo.

Miro todo a mi alrededor, qué está pasando, porque me hacen sentir como si yo estuviera loca. Poso mis ojos en mi padre, quien me mira, y automáticamente mis rodillas tocan el suelo.

Mi Padre se pone de pie y hace una reverencia.

— Gracias por aceptarme, me encargaré de que este pueblo sea un lugar de paz y armonía lejos de las sombras y el pecado— dice sonriendo.

A los lejos se escucha un grito y miro a Dania con quemaduras en sus brazos, su cabello desaliñado y caminando rápido se hace paso hasta llegar a mi padre, quien la mira con altivez como si ella fuera una cucaracha que pronto aplastaría.

— Miente — grita Dania – el dios Igor solo fue un invento de Gael junto con Vladímir — dice mientras las lágrimas caen por su mejilla.

— Estás blasfemando contra nuestro dios — Isabel la mira con enojo.

— Ven, esta mujer, al igual que su marido, es una pecadora — habla mi padre hacia la multitud, ignorando por completo a Diana.

— Mataste a Gael, quemaste la iglesia, tú no eres un santo Vladímir — Diana grita en arrebato de rabia, se acerca y golpea a mi padre.

Fue un error y Diana lo sabe.

— Creo que deberíamos poner un ejemplo — habla mi padre mientras diana es sujetado por dos miembros de la iglesia.

— Al atardecer, Diana arderá en las llamas del infierno, morirás por tus pecados junto al pecador de Gael.

Su primera sentencia de muchos, porque justo ahora Vladímir era intocable.

Las personas aceptan su mandato y cargan a Dios y se la llevan.

Crueldad, eso es mi familia. Mis padres lucharon por este día y ahora que llego este pueblo sufrirá o se destruirá.

Miro a las personas caminar detrás de los que cargan a Diana y trato de aclarar un poco mi mente.

Acaso yo sobreviviré a esto o de mí también a deshacerse, levanto la cabeza con altivez y entro a mi casa.

Tomo asiento en la sala de estar en espera de que mis padres entren y cuando lo hacen bajo la cabeza en señal de respeto.

— Puedo saber qué harás con Diana, digo mirando a mi padre.

—Simplemente, morirá, ¿qué crees que pensarán los miembros de mi iglesia si tolero esa falta de respeto?

Levanto la mirada cuando Vladímir toma asiento a mi lado.

—¿Tu iglesia? La que está vuelta de cenizas junto al cuerpo de Gael —miró a Isabel servirse una copa de vino.

Vladímir se encoge de hombros.

— Construiré otra iglesia, este pueblo será diferente.

Escucho cómo tocan la puerta con desesperación, miro a Isabel, quien desvía la mirada ignorándome. Caminó hacia la puerta, abriéndola y dejando ver a un Damián completamente irreconocible.

Su ropa está llena de suciedad y su cabello está completamente desaliñado, pero sus ojos. Sí que había algo diferente en su mirada.

Me quedo estática mirándolo pasar a la sala de estar, lo sigo y me asombro cuando lo veo arrodillado delante de mi padre.

— Vengo a pedir su perdón —dice aún arrodillado.

Vladímir se pone de pie y lo mira con desdén.

- Porque debería de hacerlo.

Damián se pone de pie y sonríe.

—Porque mi madre es inocente — dijo esta vez posando sus ojos en mí.

— Inocente —.

Isabel dio un paso dándole una cachetada que resonó en la sala de estar.

— También quieres morir junto a tu madre —dice Isabel —. Has sabido todo este tiempo que tu madre es una adúltera y que tú no eres hijo de Gael.

Damián mira a Isabel con la mirada oscura, como si en cualquier momento estallara de ira contra ella.

— Por eso lastimas a Kira — digo con incredulidad.

— Tú no sabes nada —dice dando un paso hacia mí.

No me muevo, solo lo miro con fijeza; en serio, nunca conocí a Damián.

—Si mi madre es una pecadora y su hija es una.

— Cállate — Isabel se abalanza contra Damián, haciendo que mi padre la sujete en un intento de controlarla.

Miro mis manos temblorosas.

— Que soy Damián, termina de hablar —.

Susurró.

— Si dices algo más, Damián, tu madre morirá más rápido de lo que piensas — amenaza mi padre.

Niego, porque siento que me ocultan algo. Dania lo sabe, intento decirme y ahora Damián.

— No, no, Damián, no lo escuches, dime — digo con desesperación tomando su mano.

— ¿Perdonará a mi madre? — pregunta ignorándome.

El silencio, eso era Vladímir, permanecía en silencio.

— Porque lo haría, Dania morirá al igual que tú —Vladímir sonríe como si le estuviera dando una buena noticia.

— Ellos te mienten, Sara, recuerdas que odias el color rojo a que no adivinas, porque — dice apretando mis manos con tanta fuerza que creo dejaras un moretón.

—¿De qué hablas?—— susurró mirando a mi padre, quien niega con la vista fija en Damián.

—¿Sabes que si él se entera de esto?

Morirás hoy mismo.

El de quien hablaba, Damián, me suelta con rapidez con lo que parece ser miedo.

Camina hacia la puerta y la abre, pero antes de salir su vista se dirige hacia el frente y se queda estático. Miro hacia el frente, Jaece está en la entrada de su casa con las manos escondidas en los bolsillos de su chaqueta.

— Mi madre te odia, Sara, porque las personas que te rodean son monstruos, al igual que tú — habla saliendo con pasos rápidos.

Monstruos aquellos que viven en la oscuridad, ellos no le temen a nada.

A Través De Las Sombras [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora