¡Pórtate bien!

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—¡¿Qué ustedes qué?! —Ama casi me escupe su bebida en la cara. 

Por suerte, había escogido una mesa retirada, previendo los gritos de Ama. Tuve que esperar varias horas para poder contarle, en la calle habían demasiado oídos chismosos y muchos streamers cerca. No quería que nadie nos escuchara, además toda la tarde me distraje con el blog tratando de actuar como si nada, aun me sentía culpable y rara.

—¡Contesta, Samantha! —me agitó con desesperación, parecía dispuesta a sacarme la verdad a chingadazos.

—¡S-sí! Casi... nos... —paré el pico mientras juntaba lentamente mis dedos índice; Ama abrió la boca.

—¡No mames! ¡Lo sabía! ¡Yo sabía que algo se traía Osvaldo! El pendejo no quiso decirme la verdad ayer ¡maldito!

—¿De qué hablas? 

—Nada, nada... pero... ¿En qué momento? O sea, sí noté cómo se acercaron, la forma en que te veía, ¡Lo sabía! —declaró orgullosa—, luego... ¡Tú! La pendejada que hiciste de abrazarlo semi encuerada, güey. Por cierto ¿Qué pedo contigo? Pero... bueno, ¿besarse? Samantha, él tiene morra, güey... Esto es muy turbio, incluso aunque se quieran mucho y todo eso.

—¡Lo sé! —Me apreté la cara toda frustrada, sabía claramente que estuve mal en no pararlo, pero en ese momento no podía pensar de forma lógica. Al menos, él fue responsable y estamos bien, no hicimos una pendejada de la que nos arrepentiremos después.

—¿Y qué va a pasar? —preguntó y la miré confundida.

—¡No sé! ¡Necesito tu ayuda güey, no sé qué chingados hacer!

—Entiendo... pues dime... ¿en qué quedaron? —se recargó en su puño esperando una respuesta.

—Pues en nada... —dije con obviedad.

—¿Es neta? —azotó las manos en la mesa—, ¿Ustedes casi se besan y no hablaron de eso? ¿Nada? ¡No te pases Samantha!

—¡Pues no! Osvaldo salió huyendo de mi cuarto, ni modo que se quedara ahí conmigo luego de que... —recordé sus labios tan cerca y sentí un leve mareo; agité mi cara y continué—: luego de que casi la cagamos, güey. No hubo tiempo ni de platicar, además, ¿De qué vamos a hablar? Él tiene novia, no puedo pedirle que la deje por mí, eso no está bien —tenía las ideas hechas un desmadre. La culpa cada vez estaba más presente.

—Pero si pasó eso... es porque ustedes todavía se quieren —afirmó—. Yo creo que lo correcto es que él deje a la tipa esa —Ama le tenía coraje desde la vez en que la tipa le contestó el teléfono de Osvaldo y le colgó así nada más—. Digo... él casi te besa a tí, es obvio a quién quiere.

—¡No mames Amairani! —me recargué en la mesa—, no puedo pedirle que haga eso, ¡me siento muy culpable! —me apachurré la cara.

—No se lo pidas tal cuál, él debe decidirlo. Pero tú deberías exigirle que sea claro y tome una decisión pronto —afirmó seriamente mientras punteaba la mesa con su dedo.

—Fue un casi beso, güey. No debería meterme más e interferir... —me crucé de brazos.

—¡Casi se besan, pendeja!... Metida ya estás, güey –se quejó.

La batería de mi vape se terminó, estaba toda ansiosa y estuve fumando demasiado. Abrí mi bolsita para sacar mi repuesto y noté un foquito parpadear. Dios me estaba castigando por pinche pecadora.

—¡No mames que sigue grabando! ¡Güey sigue grabando desde hace veinticuatro minutos! —saqué la tic tac toda paniqueada ¡Esta madre estuvo grabando todo lo que dije! ¡Puta madre!

Astromelia  | Rivers x ElMarianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora