Seduciendo a Miss Featherington (fanfic)

Capítulo 16

¡Hola! gracias a tod@s por continuar leyendo el fic  ❤️ Me encantaría decir que los capítulos a partir de ahora serán más cortos, pero siendo sincera no lo sé jaja Creanme que he intentado reducir al máximo muchos de ellos y de hecho algunos los tuve que dividir en dos; así que es una tarea pendiente para mí poder hacer las lecturas lo menos extensas posibles sin caer en el habitual peligro de que cuando el lector más entusiasmado esté, se corte abruptamente el capítulo. Así como también hacer las entregas en menos tiempo 😅 ¿A ustedes cuánto les parece que es un capítulo largo? Y por otro lado, ¡¿no les está desesperando la promoción de la temporada 3?! ¿Acaso pretenden matarnos? 

"El amor es un acto que provoca temor, querido lector, pero es bonito. Pero tener tanto que perder sin ser consciente de ello; eso es aterrorizantemente hermoso"

                                                                  Extracto de Lady Whistledown

—Es evidente — dijo Barrow rompiendo el perplejo silencio en que se habían sumido mientras observaban partir a lady Danbury y Penelope —, que hemos sido despachados.

Colin quien poco a poco se recuperaba del estupor, manifestó su acuerdo asintiendo. Debía estar molesto. Joder, si al menos no molesto, si irritado. Penelope acababa de volverse a escapar. Pero en vez de eso, y haciendo alarde de su carácter habitual y del que estaba orgulloso, encontró todo lo ocurrido muy divertido. Por lo que no se sorprendió bromeando sobre ello. 

—Mi tutor estaría decepcionado al ver que lo permití — señaló a punto de reír —. Aunque en mención a la verdad, también estaría tan admirado como lo estamos nosotros ahora.

—Cierto — concordó Barrow, y aunque Colin seguía viendo como avanzaba fila tras fila Penelope y Danbury, si le pareció oír una sonrisa en la voz del hombre.

Se lo tomó como una buena señal. Si eso era una muestra de una pizca de buen humor quizá podría perdonarle la actitud hosca que había presentado desde que le conoció.

Hubo un breve momento de silencio. Entonces, Barrow se acomodó los gemelos de su chaqueta. Iba ataviado de un inmaculado y austero negro que hacía juego con su pelo, rizado en las puntas similar al plumaje de un cisne; la única concepción en el atuendo que se había permitido hacer el hombre era la nívea camisa de satén.  Luego dijo: — Siempre he admirado como un toque de rebeldía en una mujer otorga una sazón interesante a las interacciones.

Y el matiz descarado que percibió en el comentario de él hizo girar bruscamente la cabeza a Colin.

Aquella desagradable sensación que se le había colado hacía un rato cuando Barrow se inclinó sobre Penelope para susurrarle al oído remitió al percatarse la manera en que éste tenía la vista fija en ella. De repente, con un nudo en las entrañas, Colin se descubrió encontrando una perturbadora similitud entre sobrino y tía en esa peculiar manera de mirar; Barrow era un halcón calculando la caída en picada sobre su víctima y por alguna razón Penelope había terminado entre las posibles presas a su alcance. 

Pero, ¿por qué ella? 

- ¿Está presente en la fiesta el galante sobrino real? – le preguntó poniéndose en puntillas y moviendo la cabeza de un lado a otro, a sabiendas de que no lo estaba. 

Había escuchado a las damas lamentarse de la ausencia del príncipe desde que él y su familia habían llegado a lo de los Smith. Fue así también cómo se enteró de que Barrow si estaba presente. Y fue así como, en esas conversaciones robadas que escuchaba mientras buscaba en la masa de personas el rostro conocido de Penelope, afirmó su creencia de que jamás comprendería la intricada y laberíntica mente de las mujeres. En tanto se quejaban del áspero y taciturno sobrino de lady Danbury, soltaban risillas y suspiros de anhelos por él.