La Fiesta

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- Compórtate una vez en tu vida, Olivia.- dice mi Padre molesto. - Tienes 18 años, ya no eres una niña.

- Intento Papá pero te juro que a veces no sé qué me pasa, solo no puedo hablar, tartamudeo y...

- No quiero que los demás comiencen a hablar sobre tus problemas mentales. Así que ve a la sala y habla con cualquier persona de tu edad.

- De verdad, no me siento bien, todas las personas acá son falsas, solo por eso me hablan.

- Todo el mundo es falso. Aprovecha tu condición social que tienes, todos en esta fiesta están a nuestros pies, sé agradecida que naciste con dinero, sino no serías nadie. - agarra mi brazo y me empuja con suavidad hacia la multitud.

- Hoy me han elegido como primer ministro, así que no arruines la noche. Te estaré vigilando. Te mandaré a llamar para la foto familiar con la revista.

Sin más que decirme avanza hacia su grupo de amigos donde todos lo reciben con las copas levantadas.

Ellos están felices, con papá en el gobierno recibirán licitaciones de millones y millones de dólares. Por eso, entiendo lo que dice mi papá sobre que todos se arrodillan ante nosotros.

Me encuentro perdida en el centro del baile mientras las personas que no conozco me saludan preguntando por mi padre y de paso disculpándose por el fallecimiento de mi abuela.

Busco entre la multitud a alguien con quien hablar para que mi padre, que está mirándome de lejos, vea que soy más sociable. Por mientras, saludo a mis compañeros de mi internado los cuales han ingresado junto conmigo a la misma universidad.

Mi padre está rodeado de empresarios que quieren asociarse a la marca familiar de ropa la cual ha tenido ingresos impresionantes estos años, ubicándonos en el top 5 de las familias poderosas del país.

Para él, estas fiestas le elevan su ego y le hacen sentir poderoso, más aún porque tiene un cargo importante en la política del País.

- ¡La gran patinadora, Olivia Scott! – dice dramáticamente David, alzando su copa.

Me acerco a mi mejor amigo lo más rápido posible para así evitar las miradas de la gente en mí.

- Shhh!! – me apresuro para taparle la boda con mis manos

He patinado desde los siete, cuando quería buscar algo en donde ser buena.

Cuando gané mi primer premio fui corriendo a la oficina de mi papá, no me importaba caer en cada escalón a causa de subir rápido las escaleras, sólo quería ver su cara de felicidad, pero cuando llegué a su escritorio y le dije lo que sucedió, él solo mostró una sonrisa breve para luego volver su mirada a la computadora y decir: << Felicidades hija, pero busca algo más. Destaca cómo tu hermano en alguna cosa más seria, sino, no será lo suficiente si eres parte de esta familia>>.

Quise abandonarlo pero, cuando juraba que iba a ser la última vez que iba a hacerlo, me di cuenta que amaba este deporte, amaba sentir el aire en mi rostro golpeando con suavidad en cada paso que hacía, mis pies deslizando en el hielo mientras me guiaba por la música.

Desde ese momento, nunca me aleje de ello. Claro, excepto cuando tengo que estudiar para los exámenes y aún más ahora que comienzo la universidad.

- Si no te conociera diría que te encanta tomar.

- Pues, espero que si se lo crean. Quiero parecer misterioso y elegante – se acomoda su corbata, – he oído que a las chicas les gusta eso.

- Ahora que te miro – doy un paso atrás para verlo bien – parece que tu mamá te vistió,- miro su cabello brilloso por tanto gel- Y lo digo también por la lamida de vaca que tienes en el cabello.

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