2: ¿¡𝑳𝒍𝒖𝒗𝒊𝒂!?

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HIKARU

Me desperté cuando sonó mi alarma, hacía bastante frío y aún no amanecía. No quería ir al colegio, tenía demasiado sueño. Miré por unos segundos al techo pensando si el colegio necesita otra estudiante.

«Esos títulos no se ganarán solos, muévete» Mi voz interna me estaba regañando, pero era cierto.

Me levanté de la cama, la acomodé y luego fuí a darme una ducha. Salí y había un lindo amanecer, me quedé un rato en el balcón contemplando aquel majestuoso cielo color naranja, se sentía frío pero ahora no tanto. Podía sentir la inquieta brisa en mi rostro. Volví a entrar al baño de mi habitación y me lavé los dientes, luego fuí a mi habitación y me quité mi bata de baño y me puse el uniforme. Estaba escuchando un poco de música mientras me arreglaba un poco en mi tocador, me puse una crema hidratante para el rostro y luego protector solar, seguidamente comencé con mi maquillaje, no suelo maquillarme mucho; solo un poco de máscara de pestañas y una tinta para labios. Después de maquillarme miré por unos momentos mis redes sociales, luego me peiné el cabello, no me hice mucho, solo me até el cabello a la mitad, no sabría como describirlo. Ahora ya lista, volví al balcón, ya se podía sentir el cálido abrazo del sol dándole la bienvenida al día; volví a entrar a mi habitación nuevamente y alisté todo lo que iba a necesitar hoy para mi día de clases.

Bajé las escaleras hasta la primera planta, donde estaban mis hermanos desayunando.

—¿No vas a desayunar?—Me preguntó Hiroshi, el mayor de todos.

—No tengo hambre.

—¿Ya te vas? El chofer pasa por nosotros en treinta minutos.

—Quiero caminar hoy.

—Eres rara.

Salí de casa, hoy parecía ser un día lindo, mientras caminaba escuchaba música con mis audífonos. Durante el camino me dió un poco de hambre, así que pasé por mi cafetería favorita, la cual por suerte está cerca. 

Entré a la cafetería y comencé a adentrarme mientras veía el menú que estaba en una pizarra, choqué con alguien y me regó todo el café encima. Al instante me sobresalté un poco y vi que era un camarero el cual me miraba en shock. Por suerte era un café frío.

—¡Lo siento muchísimo señorita! ¡En verdad discúlpeme! ¡No era mi intención!—Me decía casi asustado.

—Josh, ¿¡Qué hiciste!? ¡Derramaste todo el café sobre la dama!—Lo regañaba su compañera que estaba cobrando a los clientes.

—Descuida, no te preocupes...—Dije pero mi expresión de poca paciencia me traicionaba.

—¡No, no! ¡En serio perdóneme!—Me rogaba el chico casi desesperado, su rostro estaba pintado con un fuerte carmín, me sentí mal por parecer grosera.

—Está bien ¿Tienen servilletas o algo con lo que pueda limpiarme?

—¡Claro! Ya vuelvo—Dijo y se fue rápidamente.

«¿Ahora qué rayos voy a hacer? No me van a dejar entrar al colegio con la blusa manchada y si me devuelvo a mi casa voy a llegar tarde» Me cuestionaba a mi misma mientras pensaba en una solución.

Noté que la cajera trataba de no hacer contacto visual conmigo, me dio risa y ternura al mismo tiempo. Ella también estaba muy avergonzada.

«Tengo el uniforme de voley en el bolso, que idiota ¿Por qué no lo pensé antes?» Ya había encontrado la solución a mi problema.

—Aquí está, señorita—Me asusté un poco por la repentina aparición del chico, me entregó servilletas y toallitas húmedas.

—Gracias, Josh—Dije viendo el nombre en su camisa, sonreí y se noté que se puso aún más rojo de lo que estaba.

𝑶𝒅𝒊𝒂𝒓 𝒂𝒎𝒂𝒓𝒕𝒆... || Ran Haitani. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora