Por si alguna vez lo dudé, o lo dudó alguien, en cuanto salí del hospital volví con Caleb a casa.
Esto fue hace una semana, cuando me vinieron a dar el alta, Caleb me insistió un par de veces en que volviese con él a casa. Terminé accediendo, el amor volvió a ganar a la razón y ya han pasado varios días desde que tuvimos la "gran conversación" como le llamamos Martina y yo.
Ha sido de las pocas veces que he visto a Caleb hablar tan sincero y con tanta ilusión. Me hablaba de un futuro juntos con nuestro hijo, me decía nombres que le gustaban, me dijo a qué colegio quería que fuera nuestro hijo, que es el mismo al que fue Caleb.
Hablamos también de los primeros destinos de vacaciones que iríamos, de que tendríamos que buscar una casa más grande... En fin, de lo que hablan las parejas estables con planes de futuro o los matrimonios que esperan un hijo juntos.
Aunque eso no fue lo que me hizo cambiar de opinión, lo que en realidad me ablandó fue cuando me dijo que su reacción se debía al miedo que le daba que le pasara a su hijo, lo mismo que a él, que nos pasara algo a alguno de los dos y se tuviese que criar solo. Ahí, por primera vez vi de verdad el dolor que la muerte de sus padres le había causado.
Es un muro de piedra, intenta parecer que tiene una coraza demasiado fuerte, por la cual no atraviesa ningún tipo de emoción o sentimiento, pero en ese momento, entendí y descubrí todo lo que Caleb se guardaba dentro, eso de lo que nunca habla con nadie, ni siquiera conmigo, que soy en la única persona que confía.
Me duele pensar todo lo que lleva dentro, me duele que no tenga la fuerza de querer ni siquiera hablarlo conmigo. Pero supongo, que prefiere guardarse el dolor para sí mismo. Y no le culpo, recuerdo que cuando pase mi ruptura amorosa, no quería ver a nadie, ni quería hablar con nadie al principio, solo quería estar conmigo misma. Eso, comparado con perder a unos padres tan trágicamente y tener que criar a una niña pequeña es mucho peor.
Todos tenemos demonios internos, pero creo que Caleb tiene más de los que él mismo puede soportar y gestionar.
Por eso y mil motivos más, acabe accediendo a darle la oportunidad que me pidió de criar a nuestro hijo juntos y retomar nuestra relación después de un mes sin vernos desde aquella discusión hasta el momento de la cena.
Ahora parece que todo está más calmado. Caleb y yo se podría decir que estamos en uno de nuestros mejores momentos, no discutimos, estamos todo el día riéndonos y hemos empezado a hacer planes con Leti todos los días.
Eso también nos está ayudando al ser padres primerizos, tener a Leti lo hace más fácil, saber cómo gestionar la vida de una niña, tener horarios y acomodar la vida en base a sus necesidades hace que estemos más tranquilos cuando de aquí a unos meses, seamos uno más en la familia.
Mi primo y Sara se enteraron en el hospital de que estaba embarazada, incluyendo mis tíos y mi madre que recibieron la llamada de Manu en cuanto se enteró. Mi madre vino de Londres en cuanto lo supo y pasé con ella un día entero, hablando de cómo sería mi vida a partir de que el niño naciese, de los típicos consejos de una madre y de lo emocionada que estaba a pesar de que yo esperaba que no se lo tomase bien. Mis tíos fueron un poco más duros, aunque después se alegraron incluso casi más que mi madre.
Me alegra saber que he recibido el apoyo y lo sigo recibiendo de todos los seres queridos que tengo, que aunque no sean muchos, son de verdad. Les quiero y me quieren y creo que con eso, ya tengo mucho en esta vida por lo que debo de dar las gracias.
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Un golpe de suerte
Teen FictionCloe y Caleb son dos polos opuestos, dos mundos diferentes, dos vidas paralelas, sin nada en común. Cloe cambia su vida de la noche a la mañana cuando decide mudarse de Londres a casa de sus tíos de Barcelona, desde ese momento, todo lo que se le av...