PRÓLOGO

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Ese silencio. Esa paz.

La sensación de no tener ningún pensamiento intrusivo en tu cabeza que te desvíe de tus objetivos y de tu vida. La sensación de estar concentrado y constantemente envuelto en acciones que te permiten no darte tiempo a pensar en tus problemas.
Estás tan concentrado en hacer de todo menos pensar, que aprendes a no hacerlo, olvidas cómo pensar y que se siente cuando lo haces.

Nada me da miedo, ni la oscuridad, ni las arañas. Ni las alturas, ni el océano profundo. Aunque bueno... Quizá os estoy mintiendo. Siendo sincero, sí tengo miedo a algo: "El tiempo".
Este es culpable de hacer que no sepa qué puede llegar a suceder en un futuro mediante el azar que provoca con su paso, me da mucho miedo recordar lo que pasa cuando piensas y el dolor que te puede llegar a provocar si no sabes gestionar tus sentimientos. Para mí, el tiempo lo cura todo. Odio la idea de que algún día no sea así.

Llevo toda mi vida evitando pensar, porque soy una persona muy sensible y sé que soy capaz de lo peor conmigo mismo y que no sería capaz de luchar contra mi mente.

Lágrimas prohibidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora