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Según Wikipedia:
"Un íncubo es un demonio en la creencia y mitología popular europea de la Edad Media, que se supone se posa encima de la víctima durmiente, para tener relaciones sexuales con quien duerme, de acuerdo con una amplia cantidad de tradiciones mitológicas y legendarias. Su contraparte femenina se llama súcubo."

Este es un intento de hacer un one-shot con mi poco conocimiento sobre demonios 💀. Me gusta mucho esta clase de historias, así que estaré haciendo varias, quería hacerlo más largo pero ya no tenía ideas y también sería aburrido :<.

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Thoma estaba escondido detrás de unos contenedores de basura, las calles eran oscuras y la luna no iluminaba a causa de las nubes frente a ella, se acercaba una tormenta. Los rayos encubrían los sonidos de los golpes en el callejón, el castaño miró para el cielo y con ira se levantó del suelo, tomó una fina tubería de metal y la azotó contra la cabeza del hombre enmascarado frente suyo, dejándolo completamente inconsciente.

Jack miró desde el suelo a Thoma y extendió su mano para que lo ayudara a levantarse, el castaño lo cogió de la mano y lo incorporó en su propio cuerpo, aunque Jack era mucho más alto y pesado que el íncubo, no dudó en ayudar.

— Salgamos de aquí —murmuró el demonio.

Cuando ambos se dieron la vuelta para huir de ahí, una gran mano arrebató a Thoma de Jack, llevándolo hasta el otro lado del callejón con ligereza. Aunque Thoma pataleaba y golpeaba al guardián, era imposible soltarse del agarre. Jack fácilmente podía ayudar al chico de esa situación, era un demonio.

— Me llevaré al chico, si no quieres morir tú también, vete —habló el guardián observando a Jack.

El demonio ni se lo pensó, tomó su chaqueta del suelo y le dio la espalda a Thoma. Antes que Jack se fuera por completo, el castaño comenzó a llorar y gritar desde el otro lado.

— ¡¿Me vas a abandonar?! ¿y tu contrato con Lucifer?

Thoma no podía suprimir sus lágrimas, ni con esas palabras su supuesto guardaespaldas se quedó.

Ahora solo estaban el guardián y el íncubo. El gran hombre arrojó al castaño al suelo, provocando que este gima de dolor.

— Solo traes problemas a los humanos

— ¡Yo no me he alimentado más! se lo juro...

El íncubo trató de correr para un lado, pero el guardián se interpuso en su camino.

— ¿Últimas palabras?

Los rayos seguían sin parar, distrayendo al hombre, quería acomodarse el anillo para hacer cenizas al íncubo.

— No confíes en un íncubo

Dicho esto, Thoma retrocedió hacia la pared y la atravesó sin esfuerzo, hasta el guardián quedó sorprendido.

¿Cómo creían que Thoma iba de casa en casa en busca de sueños sin que nadie lo oiga?

No era una habilidad que el íncubo manejaba con certeza, pero le solía salvar de los apuros. El chico ingresó en una casa a escondidas, sus pequeños cuernos y cola de demonio aparecieron y estaban brillando de un rosa intenso. Eso alivio al íncubo, al menos tenía algo de fuerza para lograr llegar a su casa. Si no fuera así, tendría que alimentarse rápido.

¿Por qué me pasa esto a mi?... pensó Benjamín.

El pequeño íncubo caminaba y ultrapasaba las paredes ahora con más dificultad, poco a poco el brillo de sus extremidades demoníacas fueron desapareciendo. Por suerte llegó a salir del edifico y pasó desapercibido por los guardianes, ahora sólo necesitaba llegar a su casa.

El Íncubo +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora