Los días se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos, luna había conseguido el alta médica, por lo que hacia dos días consecutivos que se la pasaba en el hospital visitando a diego, aquel muchacho era muy fuerte había soportado el trasplante de riñón y todo marchaba excelente, solo él debería permanecer una semana más en aquel lugar y recibir cuidados extremos. Christopher por su parte también se encontraba allí, no se había despegado ni un segundo del lugar, habían coordinado con Luna y con Laura turnarse en diversos horarios, debido a que diego ya se encontraba en una habitación normal recuperándose y ellos podían pasar la noche con él cuidándolo. Por su parte, Dulce se encargaba de Luna más que nunca, la llevaba y la traía al hospital cada vez que quería ir a verlo y hasta la acompañaba hasta la habitación de diego cuando ella se lo pedía, aunque esto le costara ver a Christopher más seguido. Hacía cuatro días atrás, era su hija la que se encontraba en observación y hoy sentía que debía apoyarla y cuidarla más que nunca y eso estaba haciendo, las cosas habían cambiado por completo, si bien luna se repartía aun entre el departamento de su madre y la casa de su padre, el mayor tiempo lo compartía con Dulce, la había extrañado mucho y necesitaba más que nunca de su apoyo, sus consejos y su amor.
Los negocios para dulce marchaban más que bien y eso significaba que en el amor no le iba tan bien, la pelirroja estaba terriblemente confundida y tener que frecuentar a Christopher constantemente no la ayudaba para nada a aclarar su mente, si bien ellos no habían tenido aun la oportunidad de hablar sobre lo sucedido, con miradas se habían dicho tantas cosas, había días en los que Christopher la miraba con deseo, otros en los que la miraba con rabia y odio, por momentos con miradas intensas discutían o por lo menos ella imaginaba en su mente, sentía y creía que se estaba volviendo loca, pero todo este tiempo de silencio había servido, pues tenía muy en claro lo que iba a decirle y como enfrentar la situación, lo cierto era que el momento no había llegado y eso le daba aún mucha más ventaja. Por su parte, Sebastián se había ocupado de seguir presente para ella, aunque sea a la distancia, aquel hombre le hacia videollamadas todas las noches, le mandaba mensajes durante el día y eso hacia que ella lo tuviera presente, pero también la confundía bastante. Si bien el amor que sentía por Christopher estaba intacto y era mucho más fuerte, por Sebastián también sentía un gran afecto, aunque no se comparaba en lo más mínimo con lo que le pasaba con él.
Aquella mañana iba pasando lentamente, pensaba dulce mientras confeccionaba unos documentos frente a la computadora en su oficina, se había reservado tres horas de absoluta y extrema concentración, luna se encontraba en el colegio haciendo su vida normal y ella trabajando como debía ser, había pedido explícitamente que nadie la moleste, aquella documentación era sumamente importante pero ni aun así había podido encontrar la concentración que necesitaba para continuar, las ideas parecían esfumarse de su mente, no pensaba en nada en particular pero tampoco podía poner su atención plena en eso que necesitaba hacer. Para su agrado, un mensaje de texto la salvó de aquel bloqueo, se trataba de luna quien le pedía un enorme favor, la niña necesitaba que busque una mochila con ropa había dejado en casa de Diego, esto hizo que dulce la llame inmediatamente al celular.
- Luna, dame un motivo más que coherente para que vaya por esa estúpida mochila en este momento. – dijo un poco molesta por hacer aquello que le pedía.
- Mamá por favor, allí tengo ropa que me prestaron y tengo que devolver en la tarde, si no fuera urgente no te lo estaría pidiendo – dijo casi suplicante.
- Está bien, envíame la dirección. – dijo dulce luego de suspirar resignada, para luego cortar el teléfono mientras escuchaba de fondo a su hija decirle que era la mejor mamá del mundo en tono de felicidad.
Al recibir la dirección aquella pelirroja creyó que en el fondo era buena idea salir de aquella oficina en búsqueda de un desbloqueo mental que le permita regresar y concentrarse cien por ciento en su trabajo, podría haberle pedido a Sofía que envíe un cadete o algo parecido, pero decidió que no era buena idea, a fin de cuentas, seguramente sería Laura quien le de aquella mochila y podría aprovechar para preguntar por Diego. Sin darle más vueltas al asunto, se dirigió inmediatamente hacia su coche para manejar hasta la dirección que le envió por mensaje su hija, al llegar, estacionó el auto y bajó despreocupada, cuando estuvo frente al edificio, se adentró acercándose a la portería para preguntar por el muchacho directamente, pues no sabía el apellido de Laura, entonces aquel hombre le indicó que debía subir hasta el piso ocho y el departamento era el D. al recibir las indicaciones, subió al ascensor y aprovechó a mirarse en el espejo, aquel día particularmente se encontraba muy casual, tenía unos jeans negros ajustados, unos tacones color piel que combinaban con una blusa del mismo color ajustada al cuerpo y por encima llevaba un blazer color blanco, su pelo rojo lacio caía suelto por su espalda como siempre. Al detenerse el ascensor busco la puerta y se acercó tocando suavemente, mientras esperaba ser atendida, miraba un mensaje de Sebastián en su celular sonriendo levemente. De pronto la puerta se abrió y el silencio la hizo levantar la vista de inmediato, la sonrisa que había llevado en su rostro hacia dos segundos atrás se había borrado por completo, se había quedado paralizada frente a Christopher, quien la miraba con una sonrisa triunfadora en la cara imposible de disimular. Él no entendía que hacia ella ahí, hacia apenas veinte minutos había llegado de una reunión en la oficina por lo que se encontraba vestido de traje y para la desgracia de aquella pelirroja, se veía increíblemente sexy. Para ella fue inevitable soltar una risa de incredulidad y nerviosismo, pues parecía que hubiera tenido las intenciones de ir a buscarlo y realmente no era así, pero también sabía que cualquier cosa que dijera iba a ser mal interpretada por lo que no sabía que decir. Él solamente hizo un gesto para invitarla a entrar abriendo más la puerta y fue eso lo que hizo que ella reaccione.
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Nuestro encuentro Imaginario
FanfictionDulce María se ha convertido en la sombra más triste de los lamentos de Christopher, quien conoce los límites del cielo solo y únicamente cuando se encuentra abrazado a ella, sintiendo su respirar, el aroma de su perfume que solo logra desesperarlo...