Primera parte: Dulces sueños.
Las miradas se clavaban en el cuerpo dormido del joven, acechándolo desde las sombras, desgarrándolo con la intensidad de una cacería silenciosa. Eran espectros ocultos en la penumbra de su propia mente. Fantasmas que, a pesar de no formarse físicamente, lo empezaban a tocar alrededor de su cuerpo, queriendo tomarlo.
Entonces, un golpe seco irrumpió en la quietud, como el estruendo de una puerta cerrándose de golpe. Sus ojos se abrieron de inmediato. El viento irrumpió con furia, un presagio ineludible de que el conflicto estaba por comenzar.
Al abrir los ojos, se encontró a sí mismo sumido en una ansiedad sofocante, una sensación de miedo casi tangible. El pelirrojo sudaba gotas frías mientras su mirada cautelosa exploraba el entorno, buscando respuestas.
No tardó en notar lo insólito de la escena. De alguna manera, estaba sentado sobre una nube, suspendido en medio de un vasto cielo azul. A pesar del desconcierto, su naturaleza analítica lo llevó a maravillarse ante la belleza del lugar. Las nubes flotaban a su alrededor, algunas deslizándose bajo sus pies, otras elevándose más allá de su vista. El viento, suave y etéreo, acariciaba aquel mundo imposible con una calma casi irreal.
Aquí tienes una versión más pulida y envolvente:
En la lejanía, divisó una puerta solitaria, erguida sobre un pequeño montículo de piedra. Lo más extraño, sin embargo, era lo que yacía debajo de ella: otra puerta idéntica, pero invertida, como si fuese su reflejo perfecto.
«Debe ser un espejo», murmuró, moviendo la mirada de arriba abajo. Pero algo no encajaba. Aunque las nubes parecían idénticas en ambas direcciones, él no veía su propio reflejo.
«Es... bastante artístico, en realidad», comentó Andrew, permitiéndose una breve sonrisa. Todo parecía indicar que estaba atrapado en un sueño. Poco a poco, una sensación de calma comenzó a envolverlo, como si la calidez del sol quisiera filtrarse en su cuerpo y disipar cualquier inquietud.
Pero la paz nunca llegó por completo. Una ráfaga de viento irrumpió de repente, helada y vibrante, anunciando que la puerta estaba a punto de abrirse.
Con un estruendo tétrico, como si la madera estuviera podrida por el tiempo, la puerta se abrió de par en par, revelando un interior sumido en sombras. Figuras indefinidas se agitaban en la penumbra, difusas y silenciosas, hasta que una de ellas avanzó lentamente hacia la salida.
Sosteniéndose del marco con ambas manos, la silueta emergió del mundo reflejado, apartándose de la oscuridad. Su cabello largo y su piel salpicada de pecas evocaban un inquietante parecido con Andrew, pero su complexión era más delgada, fina y afeminada.
Lo más perturbador, sin embargo, era su desnudez. No había ropa cubriéndolo, pero tampoco rasgos que indicaran un género definido. Con movimientos cuidadosos, descendió del montículo de piedra y avanzó poco más de un metro, sin apartar la mirada de Andrew en ningún momento.
La luz iluminó su pálido rostro y su melena resplandeciente mientras cruzaba la última franja de sombras que lo separaban del mundo exterior. Entonces, de golpe, la puerta se cerró tras él, dejando tras de sí el misterio de las otras presencias que habitaban en su interior.
Y con ello, surgió la pregunta inevitable: ¿qué era exactamente aquello a lo que Andrew se estaba enfrentando?
Se observaron en silencio. Andrew notó entonces las grietas que recorrían el cuerpo de la figura, como si su piel estuviera hecha de porcelana fracturada. Sus ojos, sin pupilas, brillaban con un extraño fulgor, dejando visibles únicamente los iris de múltiples tonos de verde.
«¿Quién eres?» preguntó Andrew, con un atisbo de inquietud en la voz.
No obtuvo respuesta. Solo el peso de aquella mirada vacía, fija en él, como si lo analizara en silencio.
«¿Dónde estamos?» insistió, pero de nuevo, solo el silencio le respondió.
Entonces, el viento se alzó con un rugido ensordecedor. Un grupo de nubes densas emergió de la nada, envolviéndolo en una bruma impenetrable. La figura se desvaneció en la neblina, como si hubiera sido devorada por la tormenta repentina.
Andrew sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. El aire se volvió pesado, frívolo, como si la presencia de aquel ser afectara el clima mismo. Era como si todo a su alrededor estuviera siendo succionado, transformado, volviéndose más oscuro y opresivo.
Fue rápido. La bruma avanzó de golpe, alterando todo a su paso... Y así como llegó, también desapareció.
A través de la bruma, la figura comenzó a reaparecer. Primero, las piernas, ahora más gruesas de lo que Andrew recordaba. Luego, su torso, que parecía haberse vuelto más robusto. Y finalmente, su rostro...
Andrew sintió un escalofrío subirle por la espalda. Era su propio rostro. Una copia idéntica, cada peca en su lugar, cada mechón de cabello reflejando el suyo con precisión perturbadora.
«¿Qué eres?» preguntó, con la voz entrecortada por la inquietud, retrocediendo un par de pasos.
El extraño no mostró agresividad ni amenaza. Pero su respuesta le perforó el estómago como una garra invisible, dejándole los ojos abiertos de par en par.
«"¿Quién eres?"» repitió la figura, con su misma voz, el mismo tono exacto.
Andrew sintió cómo su respiración se volvía errática. Su instinto le gritó que esto no podía ser real. Se pellizcó el brazo con desesperación, intentando forzarse a despertar. Pero la pesadilla no terminó ahí.
Con un sonido húmedo y antinatural, la piel de su copia comenzó a plegarse sobre sí misma, como si algo invisible la succionara desde adentro. La carne se retorció y comprimió, deformándose en una espiral grotesca. Andrew apenas pudo reaccionar cuando de aquella masa informe comenzó a surgir otro cuerpo... algo nuevo, algo que no debería existir.
Y, sin embargo, estaba naciendo ante sus ojos.
Esta vez, la figura tomó una nueva forma.
Era una mujer.
Antes de que Andrew pudiera observarla detenidamente, un estruendo retumbó en su cabeza. Un rugido metálico, chirriante, como el estrépito de un tren a toda velocidad dentro de su cráneo.
El suelo bajo sus pies se tornó negro en un instante, como si la nada misma lo devorara. Sintió cómo su cuerpo caía, sin control, precipitándose en un vacío insondable.
Y entonces, despertó de golpe.

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𝐈𝐧𝐦𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥𝐬; 𝐄𝐥 𝐝𝐞𝐭𝐞𝐜𝐭𝐢𝐯𝐞
Mystery / ThrillerAndrew, un joven cadete de policía apasionado por los casos peculiares, lleva una vida aparentemente común. Sin embargo, un sueño misterioso se convierte en la premonición del inicio de una serie de casos extraños que desafiarán su comprensión y hab...