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欲望

Noté como el calor subía rápidamente a mi cara. Me disculpé innumerables veces mientras me apartaba de Light avergonzada. Me alejé bastante de él, en parte intentando aliviar la incomodidad. Casi se me escapa el teléfono en el intento de cogerlo y apenas conseguí descolgarlo sin siquiera ver quién me estaba llamando.

—¿Diga? —murmuré nerviosa.

—Hola D-san, soy Ryuzaki —oí a través del altavoz.

—¿Pasó algo? —pregunté preocupada. Quería acabar con la llamada cuanto antes.

—No, nada, solo quería saber cómo te iba.

Me pasé una mano por la cara y suspiré. ¿De verdad estoy pasando por esto?

—Ryuzaki, no es por sonar borde, pero estoy algo ocupada.

—¿Ocupada?

—Sí, ocupada.

—Pero, ¿te va bien?

Este chico no tiene remedio.

— Sí, sí, de verdad —refuté cortante— Todo va bien.

—Bueno, entonces hablamos luego —dijo.

—Claro, hasta luego.

Colgó la llamada antes de que pudiese hacerlo yo. En vez de una, me pasé las dos manos por la cara, e intenté recuperar mi compostura. Me di la vuelta, y lo que me encontré casi me dejó sin aliento. Era Light, sí, pero casi no lo parecía. Pasó de emanar dulzura a ira, y sus rasgos se habían afilado de nuevo, igual que aquella vez en el cuartel. Dejó de mirar el atardecer, el cual ya estaba desapareciendo, y se giró hacia mí en cuanto notó mi presencia. Su mirada daba la misma sensación de furia, y tenía miedo de que fuese así por mi culpa.

Me acerqué a él temerosa. Sé que no había estado bien, y que fue hasta vergonzoso, pero ¿de verdad era necesario ponerse así? Estaba muy enfadado y se le notaba.

—Light, perdóname, debería haber silenciado el móvil —pronuncié intentando mantener una actitud firme.

—¿Quién era? —interrogó ignorándome.

—¿Eh?

—Que quién te llamó.

—Ah, era... Ryuzaki —respondí. Su cara permanecía con la misma expresión enfadada. Era la segunda vez que nos interrumpía. ¿Por eso estaba así?— Solo quería saber cómo iban las cosas, no era nada grave.

Nos mantuvimos en silencio durante unos segundos. La tensión se podía cortar con un cuchillo, qué digo, con unas tijeras de punta redonda. Light se había quedado pensativo, y no es que me aliviase precisamente.

—Vamos, te voy a llevar a otro lugar —anunció sujetándome de la muñeca. El agarre era firme, y estaba en la fina línea entre fuerte y doloroso.

—Vale, como quieras —lo último que quería era hacerle enfadar más, así que simplemente le seguí sin rechistar.

Me condujo, no, me arrastró por un camino diferente al cual habíamos venido, así que sabía que al cuartel de investigación no estábamos yendo. Me dirigió con decisión por calles muy diferentes sin murmurar ni una sola palabra. El ambiente no había variado ni para bien ni para mal, y no sabía si eso era bueno o malo, pero me daba la impresión de que Light no me iba a escuchar. Me hubiese gustado oponerme y preguntarle por qué se ponía así, pero sospechaba que era lo peor que podía hacer. El plan consistía en acercarme a él, no enfadarlo.

L, mira lo que hiciste.

Después de un rato más bien largo acabamos enfrente de su casa, la cual esta vez sí reconocí. Le miré confuso, pero él no me devolvió la mirada, solo se limitó a adelantarse y a abrir la puerta principal. La sujetó para que pudiera pasar.

ʚ Deathly Love ɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora