Aquella noticia la había dejado, además de impactada, con mucha culpa, si no hubieran hecho el amor jamás le habría permitido a él contarle aquella verdad, se sentía tan mal que lo único que podía hacer era llorar con él, quien seguía encima de su cuerpo escondiendo su rostro en su cuello, se podía notar las lágrimas de él mojarle su cuello y eso la hacía sentirse la mujer más estúpida del mundo, se cuestionaba y se lamentaba todo lo que había sucedido, todo lo que le había dicho, absolutamente todo, no sabía cómo hacer para dar marcha atrás, el sentimiento de culpa la inquietaba al borde de ni siquiera saber que decirle, era evidente que él la necesitaba más que nunca y ella solo se había dedicado a herirlo aún más de lo que ya estaba, se odiaba y se maldecía en su mente una y otra vez por eso, no podía entender como se había atrevido a ser tan egoísta, fue entonces en que pensó que debía remediarlo de algún modo.
- Perdóname por favor – le susurró, la culpa que sentía dentro la hacía llorar junto a él, no podía ni siquiera imaginarse lo fuerte que había sido para él enterarse de aquello ni mucho menos la impotencia que debía sentir. Él solo levantó su mirada para verla.
- Mi amor, yo soy el que tiene que pedirte perdón, perdóname tu a mí por no poder decírtelo antes, es que yo no... -ella no lo dejó continuar, inmediatamente lo besó muy suavemente, mientras ambos intentaban recuperar su respiración y la compostura que acompañaba sus llantos, luego de unos minutos lo miro a los ojos y le sonrió.
- Te amo Christopher y nunca voy a poder amar a nadie como te amo a ti, de la manera en la que te amo a ti. – dijo mirándolo.
- Entonces prométeme que no me dejarás otra vez, porque no puedo soportar saber que también te perdí – ella negó con su cabeza, suspiro tomándolo de las mejillas y volvió a besarlo, al separarse de su rostro lo miró nuevamente.
- ¿Diego y luna ya lo saben?
- No, los médicos dijeron que lo mejor es decírselo cuando le den el alta médica. Y a luna no me he atrevido a decírselo, pensaba que tal vez tu podrías... - dulce lo interrumpió
- Si, cuenta con ello. Yo me ocuparé – le dijo para luego ver como él se movía un poco, saliendo de ella y acostándose a su lado. – Pero debo irme ahora mismo.
- Amor, ¿es broma? – se quejó mientras la abrazaba atrayéndola a su cuerpo.
- No, no es broma, tengo que terminar un documento importantísimo y si no me voy ahora, me voy a tener que quedar trabajando toda la noche.
- ¿Pasas la noche conmigo? – le susurró mientras veía como ella se disponía a cambiarse entre risas.
- ¿No cuidas a diego hoy? – le dijo riendo levemente-
- Hoy se queda luna, podríamos ir a cenar si quieres – sonrió levemente.
- Lo pensaré, yo te llamo -le dijo ya vestida, se acercó hasta él para volver a besarlo suavemente y salió de allí de inmediato.
(♥)
El fin de la jornada laboral se estaba acercando, dulce regresado a la oficina cerca del mediodía, ni siquiera se tomó la molestia de almorzar, lo único que había pensado ni bien llegó fue en quitarse el blazer, después de aquella mañana acalorada sentía que el calor de la ciudad también se ocupaba de hacer lo suyo. Estaba muy atrasada con sus pendientes y ya hacía más de cinco horas que se encontraba encerrada y sentada frente a su computadora para disponerse a terminar lo que había dejado por la mitad, cuando por fin pudo acabarlo y se disponía a imprimir aquellos documentos, unos suaves golpes en la puerta la hicieron asustar, en un simple, pero suave grito, indicó que podían pasar, mientras reponía el papel en la impresora dando la espalda a la puerta, de inmediato se volteó y sonrió al ver allí a Sofía quien entraba con una bandeja que parecía un festín de cosas dulces para merendar y en su mano un girasol con un sobre.
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Nuestro encuentro Imaginario
FanfictionDulce María se ha convertido en la sombra más triste de los lamentos de Christopher, quien conoce los límites del cielo solo y únicamente cuando se encuentra abrazado a ella, sintiendo su respirar, el aroma de su perfume que solo logra desesperarlo...