9. ÍNTIMO

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"Todo lo que tienes en el corazón, debe ser manifestado antes de que sea tarde"
— Alejandra Pizarnik

García despertó, con algunas legañas posándose en sus claros ojos. Gustabo aún seguía algo decepcionado por la falta del mayor de ayer, diría que se arrepentía de lo pasado con el whisky, incluso podría cogerle rencor al alcohol, pero no es el caso, había besado al semi-rey de la ciudad.

Comenzó su rutina del día a día, ayer menos mal que le hizo compañía Gonzalo hasta las tantas, pudiendo olvidarse de Jack y pasándoselo de lujo con su nuevo amigo. Entonces, nuevamente, este le haría compañía durante todo el día, pasándoselo como niños pequeños y sin necesidad de gimnasio: ya corrían por todo el centro jugando a sus juegos infantiles.

Descansaban a las horas correspondientes, comiendo y cenando con risas, incluso García se estaba comenzando a cansar de tanta risa y ese dolor abdominal al cual ya no estaba acostumbrado desde hace tiempo.
Sinceramente, no podía evitar mirar el reloj, ahora incluso ansiando de más la llegada del pelinegro, si es que se dignaba a afrontar sus problemas en vez de evitarle cual niño pequeño.

—¿Por qué miras tanto al reloj? Pareces esquizofrénico. — Rió Navarro, apreciando como el rubio seguía mirando el reloj mientras se mordía con ansia el labio. Gustabo al darse cuenta de que estaba siendo observado, sus mejillas se pusieron levemente rojas y rió de la vergüenza.

No te equivocas en la parte de esquizofrénico.— intentó ocultar su nerviosismo con una de sus bromas (no tan broma). El rapado rió por eso.
Tengo entrenamientos especiales, cosas raras del centro.— siguió García, el leve rojo lentamente desapareciendo.

Navarro vio como una figura de aura dominante pasaba por la puerta, como si el centro fuera suyo, abriendo las puertas como papel y dejándolas que se golpeen tras su rastro. El rapado recibió una mirada asesina, haciendo que su cuerpo temblara y se pusieran los pelos de punta. Gustabo era inconsciente de esta escena, su mente habiendo ignorado totalmente la presencia de Conway cual se dirigía hacia la celda del rubio.

Hostia, parece que has visto un fantasma.— Volvió a la realidad a Gonzalo, riéndose de él.

Me ha dado un escalofrío terrible, un tío que ha pasado por aquí.— Se relajó Navarro, mirando a los claros ojos de García, cual abrió los ojos como platos cuando escuchó el argumento de su amigo.

— ¿Tío? ¿Cómo era? — preguntó ansioso el rubio.

Iba en traje, parecía un viejete.— Confesó el contrario, viendo como Gustabo se levantaba rápidamente.

Mi puto entrenador.— dijo nerviosamente, sin saber que otra excusa poner. Realmente no mentía.

—¡No jodas!— Rió suavemente Navarro, copiándole.

Oye oye, que son entrenamientos especiales, no puedes venir.— Trató de seguir la broma, sabiendo que él era capaz de seguirle.

Déjame al menos conocerlo, por la coña, así te justificas. — Insistió, siguiendo a García que comenzaba a caminar a su celda.

Otro día. — trató de perderle, pero este no se despegaba.

Pasaron frente a la celda de García, él asomándose y viendo que Jack estaba dentro, esperando con brazos cruzados y el ceño fruncido. Gustabo retrocedió rápidamente, viendo a Navarro y haciéndole una señal de que no pasara, y que si pasaba por fuera, que al menos disimulara.

30 Entrenamientos. [INTENABO AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora