Hay muchas historias que quiero contar a través de un escrito, quiero crear mundos donde las personas puedan sentirse refugiadas, personajes memorables que les recuerden a personas cercanas, un mundo distinto al que conocemos y que alguna vez deseen estar ahí.
Todos sabemos que escapar de la realidad es imposible no por nada la frase "La realidad supera a la ficción" es el punto máximo para regresarnos a nuestro entorno, una frase pequeña pero dolorosa de escuchar. Queramos o no, es verdad, este es nuestro mundo, con sus problemas y soluciones, con sus mundos y realidades diferentes para cada uno de nosotros.
Es por esto mismo que al terminar de leer un libro, de ver una película o una serie, que te lleno el corazón que te encariñas con ella y te sumergiste en su historia, sentimos un gran vacío en nuestro interior. ¿Te has preguntado la razón de eso?
Quizás dirás que fue porque la historia fue muy buena y te encariñas con los personajes y su ambientación y las emociones que te hizo sentir. Yo digo, que lo que causa ese vacío es porque tu visita ha terminado, tienes que volver a donde empezaste, vas a extrañar volver a casa, esa casa en donde te refugias para evadir los problemas que constantemente enfrentas en tu presente y al terminar esa aventura, te preguntas ¿Ahora qué sigue? Y no, no me refiero a qué serie, libro o película verás ahora, sino ¿A dónde me voy a refugiar? ¿Dónde podré desahogar mis emociones? ¿Qué llenara mi vacío interno? ¿Realmente solo lees para divertirte y distraerte o solo para olvidar el mundo y tus problemas?
Todos tenemos conflictos y es un honor para mí ser quien te cobije con mis historias, al igual que otros escritores, hacer felices a nuestros lectores aunque sea por un momento y desconectarlos de la realidad un instante de sus vidas es algo que nos conmueve sin dudar. Pero, ¿Quién nos acobija a nosotros? ¿Quién piensa en el creador de esos mundos?
También los escritores sufrimos por los problemas cotidianos, es muy sencillo decir que tengo una idea y lo voy a plasmar en letras, la cosa es que no es así de sencillo. Cuando escribes algo, siempre hay dos motivos, para que otras personas puedan leer tus historias y que se encariñen con ellas, que vean el talento que posees y quieres compartir, no será la mejor historia que se haya creado o no será la manera correcta de escribir. Al final, escribir es algo de lo que hay que aprender y con práctica se logrará. Ver cómo has progresado con cada historia que creas y que tu narrativa mejora, es una satisfacción personal difícil de explicar.
No se trata de solo escribir, es el empeño y el corazón como escritor que ejerces en el. Sin embargo, el segundo motivo y el más importante por el que escribes es para escapar de tu realidad. Creamos historias con mundos perfectos, o personas increíbles que deseamos que existieran en nuestras vidas, creamos amistades que quisiéramos tener en el presente, romances que queremos vivir, familias unidas tan calidad que te llenen el corazón y no te inunden en la tristeza, gente que apoya tanto a nuestros protagonistas así como queremos que en nuestra vida nos apoyaran sin juzgar. Sin darnos cuenta, plasmamos nuestros miedos e inseguridades en nuestros personajes, los llenamos de nuestros problemas o en problemas del día a día.
Nuestros protagonistas son la representación de lo que queremos llegar hacer y cómo a veces sentimos que en nuestra vida jamás lo podremos llegar u obtener esa vida desea, lo podemos llegar a ser a través de nuestros relatos. Si es difícil, a veces cuando no puedes escribir o avanzar en esa historia, no es porque te quedaste sin ideas simplemente estás cansado de tu vida, estás cansado de fingir estar bien cuando todo se derrumba, la presión de hacer felices a otras personas, el estrés de ir a la escuela o ir a trabajar, adaptarse y aceptar que estas creciendo y golpearte con la pared para descubrir que de la noche a la mañana ya eres un adulto joven. No habrás vivido la mitad de tu vida pero si lo suficiente para ser lo complicada y dura que puede ser.
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Carta de un escritor
Short StoryLos lectores buscan en nuestras historias, alguien que los escuchen, que los comprendan y no los juzguen, un lugar para escapar. Pero, ¿quién escucha a los escritores? * Una carta de una escritora a otra. Prohibido copiar o adaptar mis historias, si...