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El sonido del teléfono rompió el silencio de la tarde mientras Kenma se encontraba en su lugar de trabajo. Levantó el celular con una sonrisa, reconociendo el número de Kuroo en la pantalla.

"¿Hola?", saludó Kenma con su voz suave y tranquila.

"Hey, gatito", respondió Kuroo al otro lado de la línea. "¿Cómo va tu día?"

"Todo bien", dijo Kenma, ajustándose el uniforme de trabajo mientras se preparaba para salir. "Acabo de terminar mi turno, ire a casa de Shoyo por unas cosas que olvide la semana pasada."

Hubo una breve pausa antes de que Kuroo hablara de nuevo. "¿Quieres que te recoja en el trabajo? Estoy libre y puedo ir a buscarte."

Kenma consideró la oferta por un momento antes de negarse con cortesía. "Gracias, Kuro, pero no es necesario. La casa de Shoyo no está tan lejos de aquí. Iré directamente a casa después de terminar con él."

"Está bien", aceptó Kuroo, aunque su tono denotaba una leve tristeza. "Solo asegúrate de llegar a temprano, ¿de acuerdo?, la cena casi está lista."

"Lo haré", prometió Kenma con una sonrisa, reconociendo el gesto de su pareja. "Nos vemos en casa más tarde."

Con eso, Kenma colgó el teléfono y se dirigió hacia la salida de su lugar de trabajo, con la calidez del amor de Kuroo reconfortándolo en su corazón.

Entre sombras y susurros | KurokenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora