-No obtuviste calificación necesaria para pasar el semestre, Bill. -Aunque habría sido una noticia que le hubiera puesto los ojos brillantes y el corazón a mil, ahora no podía importarle menos. Miraba a su director y en su cabeza no dejaba de contar las ocasiones en las que el hombre lo miraba de regreso esperando que pusiera sobre la mesa una solución que no iba ofrecer.
Las últimas semanas la universidad había sido una de las prioridades que había liberado de su espalda. No le podía interesar. Los problemas en casa eran tantos que tampoco les importaba si justo él cumplía con las expectativas, y porque su hermano había estado en un momento emocional difícil, todos habían puesto su atención en él y no en Bill, quien ya no tenía reparos en avisar que se iba con Tom a cualquier lugar que ambos quisieran. Sus amigos, aunque aún eran ajenos a esto, lo sospechaban mucho porque ya no lo veían recurrir a los lugares que solían antes, y tampoco obtener mensajes pidiéndoles verse para hacer cualquier cosa que le privara de pensar en las cosas que le dolian al recordar.
-¿No vas a decir nada? -Bill parpadeó lento, deshaciendo los pliegues en su vestido marrón. No dejó de mirar al hombre, pero al final sólo encogió los hombros.
-Bueno... hablaré con mi padre. -El rostro del director hizo obvio el desagrado, pero rápidamente reacomodó la postura y tragó saliva en pos de seguir proyectando su seriedad. Bill deslizó el culo por la silla apenas un poco, y entrelazó los dedos de sus propias manos. -¿me puedo ir ahora?
-Adelante. -Asintió, apuntando la puerta con la barbilla. Bill agradeció que no fuera de esos maestros que se preocupaban por él, pero apretó los ojos fuerte al saberse equivocado cuando lo escuchó hablar otra vez. -Después de lo que hiciste con el profesor de ciencias, lo de menos es limpiar tu nombre y no mancharlo más.
Bill se quedó en silencio, mirándolo a los ojos. El pecho se le apretó en vergüenza, nadie dejaba de recordarle esa decisión. De todas maneras, se irguió un poco, levantando mentón y sonriendo de lado, se dispuso a restarle importancia a algo que le hacía sentir vulnerable; después de todo el tiempo que se le burlaron por ello y le apachurraban con facilidad.
-¿No sería mejor que el profesor no manchara más su imagen después de follarse a un menor de edad? -Se encogió de hombros, levantando las cejas, y también levantándose de su lugar. Le dio la espalda y caminó a la puerta, a paso decidido; después la abrió y salió de allí. Sin llegar siguiera a esperar que el director dijera más, se sacó del bolsillo trasero su móvil y se puso a mensajear a la única persona que querría verlo a pesar de su mal humor:
《¿Estás? ♡ he salido de clases ya.》
《Yep. ¿Paso a por ti? Compré coca.》
《Voy yo, que tengo que ir a casa a arreglarme》
《Bueno, aunque no te sirve la ropa si te la voy a quitar》
《Es para dar una bonita impresión. Nos vemos en tanto》
《💋》
-Pasa. La casa está vacía hasta mañana. -Tom lo recibía, con una snrisa que no reflejaba en los ojos, y la ropa desaliñada. Bill sonrió, acercándose para darle un beso en los labios, que Tom toreó para que terminara siendo en la mejilla. Y no obtuvo ningún bufido de Bill. -Se han ido a ver mi abuela, estamos seguros...
-¿Seguros? -Sonrió, mirando cómo cerraba la puerte y daba pasitos hacia él, lentos; después le atrapaba con las manos la cintura y sonreía de lado.
-Sí, puedes ser lo ruidoso que quieras cuando te folle.
-Tom... -Le puso los ojos en blanco. Tom se rió.
-¿Qué? ¿Ahora te apenas? -Bajó a besarle el cuello, a lo que Bill respondió cerrando los ojos y alargando el área para ofrecerle más espacio, mismo que Tom no aprovechó, para apretarle aún más de la cintura, ahora con una sola mano y sacando del bolsillo trasero una pequeña bolsita con polvitos blancos. -mira, compré de esta. Con un nuevo dealer. -Obtuvo de Bill una sonrisa emocionada, y sus dientes aprisionaron sus labios, antojado de hacer lo que ya estaba acostumbrado a hacer con Tom desde hacía un tiempo ya.
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SAUDADE.
FanfictionBill terminó con su vida el mismo día en que nació, tras una historia que no pudo proyectar sin dejar pedazos de sí mismo cada vez que la verbalizaba.