Anthony J. Crowley, un chico normal, con una vida normal... No. No, eso no está bien.
Anthony Jonathan Crowley, un elfo hadiano. Un condenado sobreviviente al rededor del mundo, siempre joven, siempre aburrido, siempre un granito en el culo. Pero buena gente. O lo intenta, la gran parte de las veces.
—¡Anthony! ¿Quieres apresurarte?
Rodó los ojos por enésima vez en la mañana. Dejo su chaqueta dentro de la pequeña maleta y se acercó a la puerta.
—Beel —respira—. Rumania, no se va a mover de lugar, nuestra reservación no se va a cancelar por arte de magia, y por última vez... ¡Yo no quería ir a este viaje!
Cierra la puerta de un golpe. El estruendo le causa un sobresalto por igual. Sabía lo que haría, y aun así logra asustarse de alguna forma.
—¡Necesitas que te dé sol! Pareces un maldito vampiro —alegó —. Además, es la última vez que voy a verte antes de que te vayas a la universidad, por cuarta vez. Todos estamos seguros de que es la carrera definitiva.
Rodó los ojos, de nuevo. El vino no es sangre. Mucho menos la sangre de cristo.
—Yo no quiero viajar con Gabriel —refunfuña cuando el otro ya está con él.
—Te me adaptas viborita, él pagó el viaje.
Gruñó unas cuantas veces, terminó de arreglar su maleta. Se inmiscuyo en su mente sobre lo que sería el viaje. Desde que Beelz había salido del closet (realmente los atraparon in fraganti) con Gabriel (amigo de la infancia) se convirtieron en una constante molestia. Papá ama a Gabriel tanto como si fuese su hijo. Crowley no lo entendió muchas veces y seguía sin entenderlo. Lo aceptaban en la familia con una facilidad aterradora.
No olvidaba todas las situaciones en las que Gabriel se le insinuó de forma descarada. Tanto en la preparatoria como en las diversas salidas que tenían en común con otros amigos. No era un secreto que el fuese gay, salió del closet a una edad temprana, lo aceptaron como tal. Pero no entendía el cambio que surgió en su familia y que aceptaron como si nada. Gabriel nunca le agrado.
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Siete días: Bluebonnet
FanfictionCrowley solo había ido de vacaciones, unas familiares, con el entrometido de su cuñado. ¿Cuándo iba él a imaginar que se encontraría con la peor de sus entrecruzadas? Nunca creyó que ser un elfo lo llevaría a tales extremos. Tendrá que ocultar su na...