Capítulo 103.

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Transcurre el tiempo y yo cada día soy más feliz y por supuesto, tengo mucha más tripa, lo cual se empieza a hacer un poco pesado, ya que la espalda empieza a dolerme más y yo me empiezo a cansar con más facilidad.

Caleb intenta pasar todo el tiempo posible conmigo, pero entre el trabajo y cuidar de Leti ,cada vez los momentos se hacen más especiales porque disfrutamos menos de nosotros mismos.

Estoy bastante sorprendida con la actitud que está tomando de hombre de la casa y de saber gestionar absolutamente todas las situaciones que estamos viviendo. En la forma en la que levanta Leti todas las mañanas para darla de desayunar, vestirla y llevarla al colegio para después él irse a trabajar, en la forma en la que llega a casa y me da un beso para después meterse en la ducha y preparar la cena. Son esas pequeñas cosas del día día, que quizás antes no hacía, pero que ahora por muy cansado que esté no le veo quejarse ni decir que no a nada.

Yo sigo trabajando desde casa, y ahora tengo mucho más tiempo para mi tranquilidad y mi soledad para poder dedicarme más al blog y poder seguir ayudando gente.

Ahora también hablo todos los días por videollamada con mi madre y con mis tíos y nuestra relación parece ser que está mejorando con creces.

Manu y Sara ya han puesto fecha para la boda y estoy ansiosa de poder ser parte de ese día tan especial para ellos y sobre todo parte de su vida, ya que me hace extremadamente feliz que Manu haya encontrado el amor y sobre todo con una persona tan buena como lo es Sara.

Todo esto me ha hecho replantearme, que me encantaría que el día de mañana Caleb y yo compartiéramos la misma felicidad que mi Primo y Sara. Me encantaría casarme con el hombre al que amo.

Pero sé que para eso tendremos que esperar un tiempo, lo importante ahora es criar a nuestro hijo y ya habrá tiempo para bodas. Sobre todo porque Caleb tendrá que ponerme un anillo.

Siempre me ha parecido un tontería, ser el hombre quien le pide a la mujer matrimonio. Si hay amor, no tiene importancia quien se lo pida a quien, por lo que no me sorprendería si algún día paseando por la calle, encuentro una joyería, compré un anillo para pedirle que se case conmigo, pero repito, para eso queda mucho tiempo.

Lo único que tengo cada día más claro es que quiero compartir toda mi vida con él y si es posible y existe la posibilidad de compartir miles de vidas más a su lado que así lo sea.

Firmaría ahora mismo, porque Caleb y yo estuviéramos juntos para siempre, porque nunca nada malo nos pasara a ninguno y para que siempre tuviéramos la suerte de seguir enamorándonos cada día un poco más.

Me levanto de la cama y me recojo el pelo en una coleta para ponerme unos Legu y una camiseta negra de Caleb de manga corta, ya que cada vez mi ropa me vale menos.

Salgo al salón y miro el reloj que hemos puesto nuevo en la pared para ver la hora y darme cuenta de que Caleb se está retrasando más de lo debido en el trabajo, por lo que decido llamarle y enseguida me lo coge para decirme que le ha costado más tiempo aparcar pero que ya está al lado de casa.

Llamo a Martina para que salga de la habitación y se siente en la mesa para cenar. Hoy yo no tenía mucho hambre, por lo que les he preparado a ellos un pescado al horno con patatas y verduras, pero como yo tengo que cenar ahora miraré algo que sea ligero para meterme nutrientes en el cuerpo, pero tampoco inflarme demasiado.

Al fin, la puerta de casa se abre y Caleb entra directo a darme un beso en la tripa y después uno a mí los labios.

Últimamente siempre lo hace, siempre me da un beso en la tripa ya sea cuando se levanta o cuando se va a trabajar o cuando vuelve, siempre lo hace. Después me da un beso a mí y después le da siempre a Leti uno en la frente.

Los tres nos sentamos en la mesa para que ellos puedan cenar mientras yo sigo pensando en qué poder hacerme yo.

-¿Qué tal ha ido el día cariño?-le pregunto.

-Todo genial, como siempre.

Sé que está realmente agotado y que no da para más, pero hace semanas que no le oigo quejarse. siempre que le pregunto está bien y últimamente siempre tiene una sonrisa en la cara, lo cual por una parte me alegra pero por otra no me gusta ya que cualquier tipo de preocupación que tenga sé que no va a contármela, si antes no lo hacía ahora con el embarazo menos todavía sé que no quiere preocuparme y se lo agradezco pero para mí él es de las cosas más importantes que tengo en la vida y siempre voy a querer saber si está bien o no.

Recuerdo la frase que me dijo el día de su cumpleaños cuando le regalé días después, un imán para la nevera en forma de corazón de color rosa, porque no sabía qué regalarle ya que casi nunca me dice lo que le gusta.

"Mi regalo es tu felicidad el resto no me importa"

Aquel fue un gran día. Pero me ha costado entender la frase y es que realmente con tal de verme feliz, sé que nunca me contará si algo malo le ha pasado, porque sabe que con lo sensible que estoy ahora no llevaría bien el saber saber que hasta la más mínima tontería le ha podido llegar a pasar en el trabajo o en cualquier lado.

Un golpe de suerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora