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Camila Pvo's

No es grande como mi padre, al que le cuelga la barriga por encima de los pantalones y los botones de las camisas siempre le aprietan. Mi padre tampoco es alto. Esta Lauren se acerca fácilmente a los dos metros, y aunque es corpulenta, el traje le queda perfecto.

── Entra. ── me dice mi padre de nuevo, y entro corriendo a casa y subo las escaleras hasta mi dormitorio.

Todo el tiempo me preguntó quién es Lauren Jauregui y si se va a quedar. Nunca tenemos invitados a cenar. Mi papá a veces invita a gente, pero se quedan en su oficina y, la mayoría de veces, tengo que quedarme en mi habitación. Empiezo a pensar que soy una vergüenza para él. El último año ha empeorado con lo de tenerme encerrada en casa.

Me miro en el espejo de cuerpo completo que hay en la puerta del armario y doy gracias por no tener que llevar uniforme del colegio. En el último año, por fin me han salido las tetas, así que el polo me queda ceñido al pecho. ¿Me han salido las tetas o he engordado?

Mucha de mi ropa ya no me queda bien, lo que hace que la cintura de mi falda sea más alta. Por suerte, es algo elástica, pero antes me llegaba por encima de las rodillas y ahora me llega a medio muslo. Mi estatura no ha cambiado, así que tiene que ser el aumento de peso, ya que mis caderas también están más llenas.

Me giro hacía el espejo y me levanto la falda para dejar al descubrimiento mis sencillas bragas blancas. Son sencillas, y me pregunto si seré así siempre. Atrapada en este dormitorio, con mi ropa sencilla, una vida aburrida y nada que esperar.

── Camila. ── me bajo la falda al oír la voz de mi madre, y un segundo después abre la puerta de mi habitación. ── Es hora de cenar.

── ¿Ahora? ── miro el reloj de la mesita de noche y veo que no es la hora de cenar. No me queje.

Últimamente mis padres están muy pendientes de lo que como. Probablemente esa sea la respuesta a mi pregunta. Debo de haber engordado un poco desde que me han reducido todas las comidas y he tenido que picar algo a escondidas. Por suerte, puedo conseguir cualquier cosa del comedor o de la máquina expendedora con mi tarjeta de estudiante. Nunca mencionan cuánto gasto y no parece haber un límite. Pero ahora que acaban las clases, tendré que racionar.

── Si, baja ahora.

── ¿Puedo cambiarme? ── todavía llevo el uniforme.

── Tu padre dice que tienes que venir ahora mismo.

── De acuerdo. ── me abre la puerta y salgo.

Cuando llego al último escalón, veo que la puerta del despacho de mi padre está abierta, pero no hay nadie adentro. Recorro el pasillo y me detengo en el comedor, donde están sentados mi padre y la señora Jauregui.

── Camila. ── la voz de mi padre es tensa. ── Quiero presentarte a la Señora Jauregui. ── La señora Lauren se levanta y me ofrece la mano.

── Puedes llamarme Jauregui por ahora.

Daddy's BossDonde viven las historias. Descúbrelo ahora