En una sala blanca, con manchas de lo que parece ser humedad, hay un solo televisor y un reproductor VHS junto a una caja llena de cintas, la ligera capa de polvo indica cuál antiguo es, tus manos cubiertas por guantes negros tienen una cinta VHS, con plumón negro está escrito "Rendezvouz".
Soplas quitando el polvo de la cinta y colocándola en el aparato.
La televisión da estática y luego empieza la cinta.
La antipatía de Kanin fue deshecha cuando la maestra entró con una nueva alumna al salón de clases.
Los ojos negros de Kanin se abrieron curiosos y fascinados de ver a tal ser frente a ella, un esqueleto con piel y ceño fruncido, Kanin sonrió divertida, su último "Juguete" había sido cambiado de escuela por su culpa, pero la raquítica que tenía de frente le hizo sonreír aunque su sonrisa se volvió una mueca de disgusto al cruzar miradas con el saco de huesos frente a ella.
La maestra ignorando la interacción de las niñas empezó su discurso.
"Ella es Raina Clark, su nueva compañera".
Una simple frase, sí, pero es la frase que inicia está historia.
Kanin ignoró a la chica, sus dibujos eran más importantes, con una mesa de dos para ella sola, se deleitaba expandiendo su amplio abanico de arcoíris, los desgastados colores azules indicaban cuan preciado era ese color para ella, contrario a lo que parecía agradar a Raina quien llevaba todo rosa o blanco.
La cinta mostró estática denuevo.
Raina, ahora con una mirada mucho más suavizada se hallaba junto a Kanin en el patio de la escuela, era la hora del recreo, había una tercera niña, de aspecto similar a Raina.
—Raina, ya tengo amigos, vete con Kanin a otro lado, quiero estar con ellos—. Refunfuñó Vannie ante la presencia de su hermana, Raina trina y se levanta, tomando a Kanin de la mano, con su mano libre la dibujante se despide.
—No es posible, ¡No es justo! Yo, ¿Molesté alguna vez a Vannie? ¡No!—. Protestó la emberrinchada Raina, la mirada de Kanin permanecía serena, trató de calmar a la caprichosa pero no pudo, bajando sus orejas de conejo, se dió por vencida siendo llevada de un lado a otro por toda la escuela de manos de su aparente amiga a la par que la ligera llovizna caía sobre ellas.
—Aquí es perfecto—. La voz de Raina finalmente volvió a la normalidad.
—Aqui estamos nosotros Raina—. Exclamo Daniel, rodando un balón de fútbol con sus amigos detrás sentados, el era un chico de su salón, más alto que ambas.
—Si no se van, Kanin los va a golpear, ¿Verdad Kanin?—. Parpadeando tres veces mientras sonríe observando a la otra chica, preguntó. Kanin suspiro y de dentro de su chaleco sacó unas tijeras rosadas manchadas de negro, abriendolas y cerrandolas usando el sonido de amenaza logro asustar a Daniel y sus amigos, ellos ya sabían que Kanin ladraba y mordía.
Sonriente y triunfante, Raina puso sus cosas en el suelo reclamando como suyo el terreno.
—Y... ¿No vas a ir a comprar comida?—. Preguntó Raina dándole un mordisco a la suya.
—Odio que me tomes el tiempo con ese reloj tuyo—. La fuerte mano de la chica mayor capturó la esquelética mano de Raina, sus ojos se clavaron en el reloj digital de su muñeca.
—No quiero que me dejes sola, es solo eso—. Se defendió cubriendo su boca, dedicándole una mirada desafiante.
—A veces parece que quieres que te vuelva a ahorcar—. Los dientes de Kanin chirriaron.
Raina dejo de masticar recordando ese día. Fue la única vez que hizo enojar a Kanin, ella sin remordimiento la tomo del cuello y luego uso sus brazos para seguir la constricción de su cuello, la luz cálida de la ventana iluminaba esa escena, todos las rodearon en círculos impresionados, pero ninguno nunca hizo nada.
Pues claro, recordaron como de engreída es Raina, cuántas veces los tacho de pobres estando en escuela pública y no solo eso, se descubrió que su perfecta familia no lo era porque su papi les abandonó al no soportar a su madre, se fue quitándoles el supuesto estatus que tenían.
La reina cayó por el ajusticiamiento de quién luego coronaria como su príncipe.
Volviendo a su realidad.
—Si lo haces te acusaré con la maestra—. Amenazó, o al menos trato.
—¿Y? ¿Vendrá tu papá? Cierto, no tienes porqué ni el te soporta, solo yo y a veces ni tanto—. Respondió fría a la amenaza. Después de eso no hablaron mucho más, Raina quería llorar, pero Kanin se veía perfectamente normal, tomando su té, su maldito té que nunca le faltaba.
—¿Si tanto me odias por qué estás conmigo?—. Habló la llorona después de tragarse sus sentimientos con el seño fruncido.
—Me pregunto lo mismo más veces de las que quisiera, pero es divertido oír tus gritos—. Los vacíos ojos de Kanin aterraron a Raina.
—¿Somos amigas?—.
—Somos enemigas porque me caes mal y yo a ti—.
—Cierto—.
Se miraron fijamente, Kanin se lamió los labios poniendo sus manos sobre sus propios muslos, era tan frustrante para ella no poder hacer lo que quiera con su enemiga.
En su indecisión si atacarle o no escuchó esa voz que tanto odiaba.
—Raina~, Kanin~—.
Vianne, haciendo acto de aparición tocó de forma grosera la mejilla de Raina riéndose, las orejas de Kanin se enderezaron, el sonido metálico trajo de vuelta a la realidad a las otras dos chicas, el filo de la tijera estaba en la nuca de Vianne, congelada de miedo se fue rápidamente sintiendo ardor por la micro lesión causada.
—La única que te puede joder la vida soy yo, por eso siempre estoy contigo, para joderte en cada momento de tu miserable existencia—. Kanin acarició con el filo de las tijeras suavemente las mejillas y cabeza de Raina.
De la frente de Raina cayeron gotas de sudor frío, sus pupilas estaban contraídas, sus piernas entumecidas por la adrenalina; la sonrisa de oreja a oreja de Kanin y sus ojos entrecerrados brillaban en placer, sonrisa que fue cambiando poco a poco mientras miraba su propia pierna, el tenedor de Raina estaba casi clavado en su ser y carne.
Kanin volvió a sonreír.
—Me agradas mucho, Raina—.
Nuevamente la sonrisa de la conejo se hizo presente junto a sus ojos medio cerrados hicieron que la espina de Raina temblara.
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In The White Room
Teen FictionRegresar a la casa de tu infancia debería traer consuelo, pero para ti, solo hay sombras y secretos. Tras la muerte de tus padres en circunstancias extrañas, heredas no solo el hogar que solía ser tu refugio en tu infancia, sino también un misterio...