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Eran más de la 10:00pm, las estrellas brillantes como un diamante mientras que la Luna, grande y hermosa como una perla, la brisa tan suave, húmeda y fría al hacer contacto con tu piel, dando un semblante nostálgico, una noche perfecta para estar con esa persona que quieres a lado tuyo o bueno eso creería todo aquella persona feliz sin preocupacion alguna...
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– Por favor, dejeme pasar a ver mi hermano, necesito verlo. – Aquel chico de cabellos oscuros, seguia tumbado en el piso, mientras tenia a los demas adolecestes a su lado quienes le daban leves caricias en su espalda, buscando estos, que el se tranquilizara un poco.
– Yo... – El hombre solo se quedo biendo a choso, sentia su dolor, la atmosfera del ambiente le hacia sentir, haciendo que solo se resignara y dejara el paso libre para que el pudiera ver al menor. – Esta bien, pero con una condición...No aga que el paciente se exceda en hablar u otra cosa que lo dañe más por favor. El se encuentra en la habitación número "37°", solo tiene 9 minutos, no más. –
Escuchar que dijiera que si el médico, una alegría inmensa sacio sus ganas de salir corriendo e ir y ver a el de ojos mieles – ¿¡E-Encerio lo dice!?, gracias por dejarme pasar a verlo, no sabe cuanto se lo agradezco. –Dijo sonriendo levemente y se paro del lugar, limpiándose un poco las pequeñas gotas de lágrimas de sus mejillas.
Antes de irse volteo su mirada hacia los tres amigos.
– Chicos, no se preocupen, yo les diré que están aquí. – Fueron las últimas palabras que dijo antes de desparecer por los pasillos, dejando a los demás un poco mejor por lo dicho, o bueno casi todos...
Camino rápidamente por todos los rincones del hospital, viendo cada una de las puertas para ver su número. 29°, 31°, 35°. Contó cada una de ellas hasta aproximarse y llegar; " Habitación número 37° " .
Ínalo y exálo aire, preparándose mentalmente antes de abrir aquella puerta. Dio el último suspiro y abrio lentamente haciendo que sólo el rechinar de la madera sonará, entró con pasos lentos hasta ver su hermano, ahí en esa camilla; como quisiera que todo esto solo fuera una jodida pesadilla.
– H-Hermano...– Una voz entre cortada y llena de tristeza, salió de los labios del castaño oscuro, mientras se acercaba a su hermano menor. Tan pálida su piel, sus labios eh incluso muy débil que se veía en ese momento, se maldecía por no averse dado cuenta más antes, fue muy irresponsable al dejarlo demasiado tiempo solo. – Yuuji, por favor se...se fuerte, n...no me dejes. – Tomó las manos casi frías del pequeño cuerpo llevándola a su mejilla que estaban empezando a ponerse húmedas por las lágrimas callendo de sus ojos cafeces nuevamente.
Yuuji al notar su presencia, abrió sus ojos lentamentes. Intento hablarle al otro con serenidad y tranquilidad.
– no llores hermano mayor, ¿si? – la débil voz de Yuuji llego hasta los oídos de su hermano. El al escuchar a el peli rosa, su pobre corazón se partió en pedazos por oírlo tan acabado, solo dirigió sus ojos hacia el en busca de que el de ojos avellanas lo mirara, sin embargo el los tenía entre cerrados con una pequeña sonrisa en su rostro, una de las que tanto adoraba ver adornada en su rostro infantil.
