capitulo 49

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Nikita trato de ignorar lo mas que pudo la mirada penetrante de Constantine, pero le estaba molestando ese atrevimiento tan descarado por parte del alfa mayor.

‹¿Qué demonios le pasa? Desde que llegué y pregunté por Maximiliano, él vino para ser mi guía que me llevaría a mi destino.

Verlo era lo menos que hubiese querido, no puedo verlo a los ojos sin recodar ese maldito día. En serio quiero y me he propuesto olvidar ese momento, pero este hombre unos siete años mayor que yo, no pone de su parte.

Aparece frente a mí cuando menos me lo esperó, todo para que yo termine visualizando ese instante, con sus ojos todos nublosos y esa expresión tan lasciva que nunca e imaginé que podría poner un hombre como él.› Nikita suspiro profundamente, haciendo cálculos matemáticos para evitar que algo se despierte en sus pantalones.

Constantine arqueo su ceja, curioso por saber que estaba pasando por la mente de Nikita cómo para que suspiré de esa manera tan pesada.

-¿Por qué me estás evitando?-Preguntó cerca del oído de Nikita.

El alfa de ojos esmeraldas se estremecio por esa invasión de espacio personal, apretó sus puños al sentir el pecho de Constantine pegado a su espalda, pero lo que más lo puso ansioso fue el alimento del alfa mayor, frotandose con su lado izquierdo de su rostro e invadiendo su canal auditivo.

-Sé que empezamos con el pies izquierdo.-Se pega mas a la espalda de Nikita, su mejilla sea empezado a rozar con la del contrario.-¿Qué demonios estoy haciendo?

Esto se considera acosó, si me envía a prisión merecido lo tendré. Sin embargo mi alfa interior se ha vuelto inquieto, solo se calmo cuando me acerque a Nikita, ¿por qué? ¿Por qué demonios se sentiría a gusto con la presencia de otro alfa?

-¿Por qué gastaría energía en cosas inútiles como esas?-Empujo a Constantine.-Alejarse de mí, me puede pasar los piojos.-Expresó con desdén.

-¿Piojos?-Frunció el ceño, acorralando a Nikita contra la pared del ascensor.-¿El piojoso no será otro?

Sus miradas se encontraron en el camino, mirándose mientras los latidos de sus corazones mantenían el mismo ritmo, al estar tan cerca sus pechos se pegaron entre sí.

-Dudo de pueda comprarse el shampoo que uso.-Bufó molesto.

-Seguramente es shampoo para perro sin clase.

-Perro el más viejo de tu familia...

-No tengo.

-¿Qué?-Sentí un pinchazo en mi pecho.

Estuvo mal mencionar un tema delicado como eso, ¿cómo iba a saberlo? No soy un adivinó y tampoco somos tan cercanos.

-Yo...

-No te sentías mal.-Se alejó de Nikita, dándole la espalda.-No es como si los hubiese conocido, convivido con ellos.-Entre mas hablaba mas dura se volvía su voz.-Nunca los conocí por lo que no importa.

-¿Quién demonios se está sintiendo mal?-Preguntó. pero su expresión mostraba que eso lo puso en que pensar con respecto a la situación con su padre, Gleb Nelson.

-Tu expresión decía que quería darme un abrazo.-Sonrió todo cínico.-No me importaría si quieres consolarme.

-¡Jodete!-Salio casi corriendo del ascensor.

-¿Te sonrojaste y es por eso que huyes?

Constantine sonrió ampliamente al ver el dedo de enmedio de Nikita, este le había sacado el dedo mientras entraba a la oficina de Maximiliano.

Rosa sangrientaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora