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Salgo de la escuela a las nueve y media de la noche, me había quedado dormido en el sillón y ni siquiera hice el trabajo.

Me quedé a hacer un poco de ejercicios y luego regresé a casa para bañarme ya que no tenía ropa en la escuela y no había llevado en la tarde.

No tenía la vida más interesante, después de Jiwoong, Matthew y Kevin, casi no tenía amigos. No me sentía para nada, simplemente sentía una soledad.

Desde que me fui comencé a controlar mis ataques de ira y pánico, me acostumbré a estar solo. Pero al regresar a casa todo se fue a la mierda, necesitaba a mis amigos y a mi familia, aunque casi todos me odiaran por mi mal carácter y poca tolerancia, ellos siempre me hicieron sentir en casa. Pero justo en ese momento me sentía solo y no tenía nada que hacer, solo dejar la televisión prendida con el volumen bajito y dormir hasta las dos de la madrugada.

(...)

La resaca se había ido con suerte para cuando desperté. Me dolía un poco el cuerpo y aún tenía esa sensación de vacío, pero lo único que podía hacer era jugar Mario Kart, tocar batería, hacer ejercicio y/o comer.

Hice un poco de pasta y albóndigas, comí y luego baje al sótano para hacer un poco de ejercicio. Había conseguido ponerle un resorte a una silla para la batería, y era más fácil moverme en ella. Sentía que podía moverme a mi gusto y expresar como la música me hacía sentir aunque no fuera algo claro.

Para cuándo terminé de hacer todo lo que podía apenas eran las tres de la tarde. Mi celular suena cuando cambio los canales de televisión y me estiro lo más que puedo con tal de no levantarme.

—¿Qué?

—Uh... ¿Mal día? —dice Jiwoong del otro lado.

—Aburrido... Creí que tenían que estar en L.A. mañana.

—Sí, tomamos un avión en la noche. Estamos empacando pero, Matthew y yo queríamos practicar una última vez, ¿quieres venir o tu soledad te lo impide?

—Cállate, te veré en una hora —le digo y cuelgo sin esperar respuesta.

Tomo una chaqueta, me pongo loción y salgo de casa, notando que comenzaría a llover dentro de poco.

Decido caminar rápido y esperar que la lluvia pare para cuando regrese a casa, porque cuando llegó con Matthew y Jiwoong la lluvia parece tormenta.

—¿Nerviosos? —pregunto—. Han tocado en muchos bares y locales, lo hacen genial.

—No es eso. Matt está de mal humor y quiere tocar un poco para distraerse —me dice.

—¿Qué tiene? —pregunto a la vez que ambos bajamos por las escaleras, pero no veo a Matthew en el sótano.

—Hace días que Hao no viene, además de que casi a diario se escuchan unos gritos de algún hombre en su casa. Incluso a veces los de una mujer —comenta con una mueca.

—Oh... ¿No han hecho nada ustedes? —¿por qué pregunto eso?—. Llamar a la policía o algo así.

—Lo hizo Matthew. Pero Hao habló con la policía, jurando que su padre era muy tranquilo. No sé... —se encoge de hombros—. Siempre inventa algo.

—¿Y qué hay de la mujer?

Ambos nos sentamos en el sillón y olvidamos los instrumentos.

&Nunca está. O al menos no la hemos visto... Ni salir ni entrar.

—¿La viste en la cena? —¿por qué me involucro tanto?

—Sí, por unos momentos. Estaba en la cocina, le dije que fuera a comer pero solo se negó desde allá.

gym ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora