Capitulo 12

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El tiempo en Hogwarts parecía tener su propio ritmo, y para Helaena, los días entre clases se habían esfumado rápidamente. Antes de que pudiera darse cuenta, el castillo estaba ya teñido con los tonos anaranjados y dorados del otoño, y octubre estaba en su pleno apogeo. Helaena, siempre metódica y cautelosa, había elaborado un cronograma detallado para su año escolar, marcando con precisión aquellos momentos en los que debía actuar decisivamente y aquellos en los que era más prudente mantenerse en las sombras.

Hasta ahora, había logrado mantenerse alejada del corredor del tercer piso. En su agenda, había anotado que después de Navidad probablemente sería el momento óptimo para explorar más a fondo el castillo y, si sus predicciones eran correctas, recibiría la capa de invisibilidad que tanto ansiaba. Sabía que esa capa sería crucial para sus planes futuros, especialmente para sus investigaciones nocturnas.

La noche de Halloween estaba llegado, y Helaena tenía la firme convicción de que algo significativo iba a suceder esa noche, aunque no podía recordar exactamente qué era.

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En la tarde de Halloween Helaena estaba en una de sus nuevas actividades favoritas: pasar tiempo con Neville en los invernaderos de Hogwarts

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En la tarde de Halloween Helaena estaba en una de sus nuevas actividades favoritas: pasar tiempo con Neville en los invernaderos de Hogwarts. Este espacio se había convertido en un refugio sereno para ella, un lugar donde podía disfrutar de la tranquilidad mientras se sumergía en sus pasatiempos preferidos como dibujar, escribir, leer o incluso relajarse y casi tomar una siesta escuchando música en su MP3.

Neville, por su parte, se entretenía cuidando las plantas, tarareando melodías que había aprendido de ella, mientras trabajaba con diferentes tipos de suelos y fertilizantes. La magia del lugar aseguraba que los olores desagradables fueran mínimos, creando un ambiente que exudaba alegría y consuelo. Los invernaderos eran un lugar donde podían escapar de las presiones de la vida escolar y las expectativas que pesaban sobre ellos.

La presencia de Neville era discreta pero constante, y aunque no era dado a hablar mucho, parecía disfrutar simplemente de la compañía de Helaena. En las raras ocasiones en que hacía una pregunta sobre algo, ella respondía con gusto, disfrutando de la oportunidad de compartir su conocimiento o simplemente de charlar un poco. Sin embargo, la mayoría del tiempo, el valor de su compañía radicaba en la cómoda coexistencia en silencio, cada uno absorto en sus propias actividades pero juntos haciéndose compañía.

Este rincón de Hogwarts se había convertido en un pequeño santuario personal para ambos, donde su amistad podía florecer sin las complicaciones del mundo exterior y donde podían ser ellos mismos, libres de preocupaciones por un momento. Era un vínculo que fortalecía su relación, no solo como compañeros de estudio sino como amigos que encontraban paz en la simple presencia el uno del otro. La noche de Halloween tenía un significado particularmente profundo tanto para Helaena como para Neville, ya que ambos compartían una pérdida personal ligada a la misma fecha, aunque de maneras diferentes. Para Helaena, la muerte de los Potter, que técnicamente eran sus padres en esta vida, no evocaba un dolor personal profundo, pues no había crecido con ellos ni había formado un vínculo emocional. Su relación con el legado de los Potter era distante y prácticamente inexistente.

Entre Mundos: La Travesía de Helaena Potter en el Mundo MágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora