El origen de un nuevo comienzo.

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Sofia Wood.

—Señorita Wood ¿Tiene dudas acerca del asunto? —. Pregunto mi maestra, pero yo estaba tan metida en mis asuntos. Que pensé en la posibilidad de que hubiera alguien más en mi salón que tuviera mi apellido -ojalá fueran, así las cosas- pero, nadie a excepción de mí, cuenta con este apellido. Creó que me siento bastante preparada, para lo que viene.

— ¡Señorita Wood, baje de las nubes; esto es la vida real! —. Y ahí está, mi regaño de cada día, como lo extrañaba—no es cierto, pero diremos que si—. Cabecee, buscando hacer la actuación, del haberme quedado dormida; creo que la maestra me creyó, pues medito unos segundos y calló, como si tuviera pena de mi —o de mis sufrimientos— Abrí los ojos con disimulo y la observe somnolienta y desanimadamente.

La sonrisa que posee la maestra en este momento es inigualable, -Quizá no me creyó del todo- niega y repele el asunto, tapando su rostro sonrojado de lo mucho que ha disfrutado mi actuación.

Todos mis "compañeros" y pongo comillas, porque ellos no son mis compañeros; digo, el significado es mucho más fraternal del que nos muestra nuestra cotidianidad en la escuela. -Prosigamos, porque después me pierdo- ellos parecían también animados como lo está la profesora.

—Bueno chicos, les daré 6 ejercicios para que resuelvan y cuando los terminen, tienen tiempo libre—. «¡la adoro maestra Molly!».

Todos se alegraron de nuevo, y, yo. Bueno, estaba feliz, pero ¿Qué haré en ese tiempo libre?

Jessica Pennbrook, la popular del salón, hablara de todo el mundo con sus amigas. -ya la imagino diciendo estupideces- Sergio Williams, el capitán del equipo de basquetbol; él hará lo mismo de siempre, coquetear con Jules Bakers. -Como si le fuera a hacer caso- Y mi querida Jules, ella brillará, como siempre; lo malo es que es amiga de Jessica, así que... -Ya saben la historia- Tara Summers, ella hará lo de siempre, leerá un libro que de seguro tiene más de seiscientas páginas. - ¿No le dolerá los ojos de tanto leer? - Y, por último, pero no menos importante; Emma Brook, ella simplemente se pondrá sus audífonos y ahogará sus penas, mientras observaba la ventana. -Desearía entender que pasa por su cabeza- Ellos ya tienen algo que hacer y yo.

¿Observar a todos, como si fuera una acusadora?

Entre tanto pensar, la maestra ya copio los ejercicios, ¿Qué demonios es un algoritmo? ¿Por qué las matemáticas llevan letras? - ¿Será una conspiración del gobierno, para que no aprendamos nada? - Tengo que copiar los ejercicios y luego, veré si los resuelvo.

No soy dominante de mis nervios, pues, ni siquiera he querido comenzar, pero es como si mi cerebro entendiera todo, pero no quiere compartir el botín conmigo. -envidioso- Al terminar, observe a todos por un momento, me tope con las miradas de los ya mencionados y con las miradas de compañeros sin importancia.

No es que crea que ellos no valen, -si es cierto, no valen, al menos, no para mi- es que ellos escasean de brillo, al igual que los zombies, sin la parte increíble por supuesto.

¡Se me ha encendido el cerebro! -no literalmente, eso sería casi imposible-. Tengo la mejor de las ideas.

Sin esperar más, sacó mi libreta negra y argollada de mi mochila del mismo color. Le saco punta a mis lápices- Que son varios, por cierto- y abro la libreta, para ponerme a ejercer mi imaginación.

Observo a todos, y, vuelvo a poner mi atención en la libreta; primero comienzo con la cara, ahora el cuerpo y por último sus prendas rotas y heridas fantásticas, pero a uno lo haremos de vagabundo, pues no es tan interesante, como los demás.

Ahora, viene lo más importante, el color; -Aunque no me agrade, he de admitir que los colores de vez en cuando son hermosos- usaré, tonos opacos, para una mayor profundización.

An Unforttable SummerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora