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Una castaña corria a través de la lluvia empapando su ropa con ella, la adrenalina, vergüenza y frío la hacían desear querer llegar a la cafetería de su hermana lo más rapido posible.

Aún corriendo, alzó un poco la mirada para divisar cuanto le faltaba para llegar a su destino y notar que solo quedaba una cuadra más, hizo que su corazón se llenará de una grata emoción.

Lo más seguro era que la chica ya hubiera pescado alguna enfermedad de tos o gripe.

Tragando saliva y apretando su mochila hacia su pecho corrió un poco más.

Pero antes de entrar, tomo la manilla y se quedó quita mientras las gotas de lluvia resvalaban por su blanca piel adhirieron su ropa más a ella.

Tomándose unos segundos para barrer con su mirada el lugar noto que ahí estaba.

Él.

Su vista dejo el lugar para mirar la manilla y luego verse así misma, sabia que si entraba así llamaría la atención de todos, incluida la de él y aunque le gustará los pequeños segundos cuando solian encontrarse, no quería que la observará de esa manera.

Con las mejillas ardiendo y los pulmones delicados entro al local de su hermana.

Cuando puso un pie en el lugar todos se asomaron a verla, pero no porque un cliente más había entrado. No, sino que una rubia había gritado a lo lejos.

—¡Samy! — Verónica había gritado llamando la atención de todos sus clientes haciendo que las mejillas de la castaña se enrojecieron aún más.

Así que sin emitir palabra alguna, Samantha solo se dio paso a la cocina, donde se hayaban unas escaleras a la segunda planta del lugar.

—Nena — llamo la rubia detrás de ella, más la castaña no contestó, solo siguió caminando pues su cabeza era un caos andante.

Se supone que debería estar feliz, que debería decirle a su familia lo que hace unas horas le habían dicho.

Pero luego de aquella escena, todo se sentía, triste.

Entrando a la habitación que su hermana había destinado como suya, empezó a abrir los muebles para sacar ropa seca.

Samantha viva con sus padres, pero cuando quería salir o quedarse en la ciudad, solía quedarse con su hermana que tenía su casa arriba del local de su café.

Verónica hacia el mejor café de la ciudad, por lo que este siempre estaba abierto.

—Sam — dijo una vez más su hermana avisándole que se estaba comenzando a hartar y a preocupar.

—Me dieron la beca para irme a Londres — soltó por fin la castaña deteniéndose a unos pasos de la mayor.

Los ojos de su hermana se agradaron mientras se reflejaba la sorpresa y felicidad.

Samy sonrió de lado, al menos su hermana estaba feliz por ella y sabía que sus padres también lo estarían cuando se enteraran.

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El agua tibia cayó sobre su cuerpo relagandola, sus pensamientos vagaban de un lado a otro, sabia muy bien que no debería sentirse mal, no cuando ella no lucho por algo con él.

No cuando ni siquiera se dio la oportunidad de conocerlo. De acercarse a él.

Cerrando la regadera salió en vuelta en una toalla blanca, tomo su ropa y se vistió colocándose una sudadera holgada hasta el final.

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⏰ Última actualización: Apr 11 ⏰

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Coffee [Riverducción]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora