Promesa

10 3 0
                                    

Sin saber que acabas de ver pero notando un parecido que no puede ser coincidencia tomas otra cinta y limpias el polvo.


Nada.


No hay imagen, la cinta está dañada.



O tal vez no.


Repentinamente la oscuridad se hace más pequeña y en la cámara se ve la silueta de un ser totalmente oscuro de gran altura, con alas de ave en su espalda y garras, tiene dos de lo que parecen ser cuernos emplumados a cada lado de su cabeza, su rostro consta de un hocico con dientes similares a los humanos y dos pequeñas luces a modo de ojos.

¿Qué era esa cosa?

La cinta a iniciado oficialmente.


El ente oscuro se encuentra en un cuarto con decorados infantiles en tonos rosados, voltea a la puerta y se esconde debajo de la cama.

La mochila rosa de Raina es tirada a la cama con fuerza mientras el azote de la puerta le antecede, sus ojos están rojizos e hinchados, su respiración agitada y cejo fruncido delatan su estado de ánimo.

Cerrando tras ella la puerta finalmente exhala y deja caer su cuerpo lentamente sobre la puerta.

—Señor Owl, ¿Está usted ahí?—. Preguntó la chica con la mirada perdida quitándose su suéter rosado y arrojandolo desde el piso a la cama.

—Sabes que siempre estoy aquí, siempre, en todo momento, el Señor Owl nunca te dejará sola—. La voz del ser resonó atraves de lo bajo mientras lentamente salía de la cama.

El cuerpo de Raina se relajo, sus ojos enrojecidos brillaron y su respiración se calmo.

Con rapidez y agilidad se levantó y corrió atraves de la alfombra rosada oscura a un baúl de madera de pino al otro lado de la habitación.

Sonriente saco un peluche de conejo y una muñeca de plástico hermosamente vestida.

—¿Todavía no le conseguimos un traje de príncipe al señor conejo?—. Las fuertes pisadas de Owl iban tras las de Raina.

—No, todavía no—. El tono de voz de Raina se hizo más bajo y miro al suelo. —¡Pero aún te debo contar como Kanin me salvó de la malvada bruja, Vianne!—. Entusiasmada saco otra muñeca está vez era una vestida de villana.

—Me encantaría oír la historia, pero tus ojos me cuentan otra—. La garra del índice derecho de Owl quitó con suavidad una lágrima de los bellos ojos miel de Raina.

La mirada de la niña se volvió vidriosa nuevamente, mordió su labio superior y empezó a sollozar denuevo.

—Es mi culpa—. Dijo ahogándose con su respiración agitada. Las manos de Owl agarraron los hombros de la niña sosteniéndola fijamente.

—Ellos volvieron a pelear, ¿Es por qué no soy la mejor de la clase? ¿Por qué tienen que separarse? ¿No me quieren?—. El hilo que Raina tenía como voz finalmente se quebró.

—A veces las personas deben separarse para un bien mayor—. El ser abrazó a la niña.

—¿También nos separaremos algún día?—. Preguntó manchando de sus lágrimas el plumaje oscuro de Owl.

Las dos luces en su rostro se atenuaron y momentáneamente apagaron.

—No, no me separaré de ti, Raina—. Los cuernos emplumados del búho se agacharon y sus alas cubrieron a la chica.

—Raina, que tus padres se separen o no, no es tu culpa—. Agregó separándose un poco para apreciar el rostro de la niña cubierto de lágrimas.

—¿Por qué no me cuentas lo que pasó hoy en la escuela?—. Owl movió el peluche de conejo frente a Raina.

In The White RoomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora