Incógnitas que prevalecen
Hace mucho tiempo había dejado de creer en cuentos de hadas, mitos, leyendas, historias fantásticas que nos contaban con un fin; entretenernos, asustarnos o evitar que cometiéramos los mismos errores que aquellos agentes que la protagonizaban.
Hace mucho tiempo me negaba a mi misma el descubrir aquello que me desconcertaba... Un espejo, un cristal, el fluir del agua, un susurro o una voz que me llamaba, pero por más que lo negara existía algo en mi que quería salir. Algo dentro mío que se sucumbía más allá de todo.
Firmemente sentía que existía algo que me buscaba y que no podría ser tan malo.
Me seque las lágrimas que se habían resbalado por mis mejillas con lentitud, a la vez, que me observaba en el espejo. La oscuridad que me devolvía este detrás de mío no me asustaba, las luces de mi habitación se encontraban apagadas y solo la tenue luz de la luna me acompañaba.
Por más que me sentía bastante agotada el dolor que se expandía de la boca de mis estómago hasta mi pecho, ese vacío que me hacía sollozar, impedía que pudiera conciliar el sueño.
Todo me estaba saturando.
—Bastante entretenida la historieta, pero me tengo que ir—me levante de mi asiento y tome mi mochila para dirigirme hacia la puerta.
No confiaba en Min Lee, y no me encontraba completamente segura si existía alguien en esta habitación en la cual confiaba.
—¿De verdad vas a seguir ignorando lo que esta pasando? No puedes seguir evadiendo esto para siempre—dijo Tomas con frustración apenas me vio tomando la perilla de la puerta.
Sus palabras me habían golpeado como un puñetazo en el estómago, reconocía que no estaba siendo racional, pero tampoco quería serlo. Él no era el indicado de decirme algo, no después de todo lo que habíamos pasado.
—He tenido suficiente por hoy, ¿No te parece?. No quiero escucharlos
—No hay que presionarla, tenemos que entenderla. Dejar que procese las cosas—hablo Celeste levantándose de la cama y disculpándose con Min por mi accionar.
Rodee los ojos ante aquello. Me chocaba que siempre estaba en esa postura de conciliación, y más cuando podía notar que le disgustaba la presencia de aquella chica.
—¡No! ¡No hay que dejarla nada!—levanto la voz y se acercó a mi —Estoy cansado de esta situación, siempre te quejas que nadie te ayuda y a la primera de cambio salís corriendo. No sé que más esperas de nosotros.
—De vos —lo apunte—Ni el saludo, ¿Que clase de ayuda me estas hablando?. Cambiaste tu testimonio sin ni siquiera preguntarme dejándome en banda. Me dejaste sospechosa de un homicidio, tarado. Y esta mina —señale a Min quien observaba todo sorprendida—De repente, sabe todo de mi y me viene con una historia de magia, de emperadores… No me consultaste si quería que se supiera lo que me esta pasando. ¡Porque es a mi la que me está pasando! —solté un suspiro y gire la perilla— Encima hace nada vi frente de mis ojos una explosión y me vienen pasando cosas horribles y todavía tienes el tupé de decirme que yo soy la que no quiere ayuda.
Cuando intenté abrir la puerta Tomas la volvió a cerrar con fuerza.
—¡Ah, claro!—soltó una risa sarcástica pasándose una mano en el cabello— Cambié mi testimonio para proteger a mi novia, ¡y te lo juro por la vida que lo volvería a hacer mil veces si es para cuidarla! Pero parece que eso no te importa en lo más mínimo
Y volvía con lo mismo, no se cansaba del mismo discursito barato que lo dejaba como el héroe. ¿Héroe de que? Si en la primera me había traicionado.
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Cuando los espejos Resplandecen
Mistero / ThrillerUna joven descubre un mundo de misteriosos reflejos cuando empieza a ver en el espejo a un enigmático chico ligado a su destino. A medida que una serie de escalofriantes asesinatos sacude la comunidad, ella se ve envuelta en una peligrosa trama dond...