ᴀ ʟᴀ ꜰᴜᴇʀᴢᴀ

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Era un día normal en el hotel hazbin. Todos estaban haciendo algo o estaban platicando, menos cierta persona de traje rojo, el estaba en su habitación tranquilamente leyendo un libro sin darle importancia a los ruidos de abajo. Hasta que escucho el timbre, se le hizo extraño ya que nadie esperaba visitas. Para no dar una mal impresión, cerro su libro y bajo lentamente por las escaleras.

Cuando llegó abajo, se le hizo algo extraño, cierto demonio de baja estatura este en el hotel. Le dio un cordial saludo, se despidió y volvió a su habitación a hacer lo que estaba haciendo antes de que llegara Lucifer.

Mientras que en la planta baja, se encontraban Charlie, Vaggie y Lucifer hablando de cualquier cosa que se le vinieran a la mente.

Los tres están riendo de algo que comento Charlie, pero el de baja estatura paro lentamente su risa al oler una fragancia que no había sentido en toda su existencia. Era una perfecta combinación de bosque con un poco de licor y un ligero toque a madera. Algo extraña pero deliciosa. Volteo a ver a su al rededor y vio algo que no estaba ahí hace un momento. Más bien, a alguien.

Ahí en el bar de mala combinación, se encontraba el demonio de la radio tomando un whisky y charlando con el gato que atendía. No se avía fijado en como se veía, se le hizo algo, atractivo. Algo que el nunca había imaginado, y menos de ese demonio en particular.
Quiso apartar sus pensamientos y concentrarse en la plática que estaba teniendo con su hija y la novia de la misma.

Así pasaron las horas hasta que llegó la noche y Lucifer tenía que ir a su casa a descansar, pero su hija le ofreció alojamiento por esta noche en una de las habitaciones. Que acepto encantado Lucifer.

Charlie lo estaba guiando hasta que pasaron por la habitación de alastor, donde Lucifer volvió a sentir ese aroma que lo hizo erizar. Y le pregunto a su hija si la habitación que estab frente de la del demonio estaba libre, lo que su hija le afirmó y dejo que se quedará en esta.

Pasaron las horas y Lucifer ya tenía sueño, bajo para tomar un vaso con agua y vio a alguien en el bar. Se acercó con cuidado y vio con la poco luz que daban las ventanas, unas orejas color rojo. Supo de inmediato quien era.

Y sin tener nada más que hacer fue a saludarlo, pero a dar unos paso más cerca, sintió de nuevo ese aroma que juraba que lo volvía loco, así que se acercó con más cuidado para oler ese perfume sin ser descubierto.

Cosa que no logró.

Alastor sin darse vuelta. Le dijo con su singular efecto de radio - Qué desea su majestad? - Lucifer dio un pequeño paso para atrás.

- Solo, quería agua. Y tú qué haces aquí, Alastor?-

- Vine a tomar algo de aire y un poco de whisky.- Dijo para luego volver a ver al frente ignorando la presencia de quién lo acompañaba.

Lucifer por alguna razón sentía que ese olor estaba acabando consigo.

- Alastor.- Llamó con algo de vergüenza, algo que vio patético ya que es el rey del infierno.

- Dígame, su majestad.- Dijo dejando su vaso sobre la mesa, para luego levantarse y caminar para estar más cerca del soberano del infierno.

- ¿Qué fragancia es la que utilizas?-

- Fragancia? Me temo informarle, su majestad. Que yo no utilizo ninguna.-

Lucifer se quedó perplejo, acaso era el olor natural de Alastor? O le estaba mintiendo?

Lucifer se acercó más a Alastor quedando a escasos centímetros de distancia. Algo que incómodo un poco al contrario.

Lucifer agarro de los brazos a Alastor y lo pego a la barra del bar, dejándolo acorralado. Cosa que termino de incomodar a Alastor.

‧₊˚ ┊𝑺𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 𝒅𝒐𝒓𝒂𝒅𝒂୭˚. ᵎᵎDonde viven las historias. Descúbrelo ahora