Capítulo 4 - Si Quieres Pasa Adentro

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- ¿A qué te referís? - la miró extrañado.

- ¿Tú eres imbécil? - señaló a la puerta del vestuario en el que estaba Naiara - ¡Si parecía que erais novios!

- Pero si no hicimos nada, amor. - la cogió de la mano - Fue solo una actuación.

Ella anduvo hacia él y se acercó a su oreja.

- Que no se vuelva a acercar a ti esa choni. - le susurró.

Naiara, que tenía la oreja pegada a la puerta para escuchar la conversación, se quedó con la intriga de qué podía haberle dicho Claudia a Lucas. Sabía que esto iba a acabar mal para los dos, pero lo que decía el uruguayo era verdad, solo había sido una actuación. Se quedó en completo silencio cuando lo volvió oír hablar.

- Claudia, no puedo hacer eso. - la apartó de él suavemente - Es mi amiga, ¿por qué sos así de celosa?

- ¿Cómo no voy a ser celosa si habéis estado a punto de besaros? - tenía razón.

- Lo entiendo, sé que no debí cantar eso con ella, pero vos te ponés celosa de todas mis amigas. - dijo, ella estuvo a punto de hablar pero él le interrumpió - Estoy harto de que siempre vengas conmigo cuando voy con otras personas, tus celos impiden que la relación avance, ¿no entendés? No puedo estar solo ni por un momento, siempre estás vos cerca para controlar mis acciones.

Ella se quedó callada mirándolo, lo que decía era verdad pero se negaba a admitirlo. Mientras tanto, dentro del vestuario estaba una confundida Naiara, no quería que dejaran su relación por ella, pero a la vez no le importaría que él se quedara soltero.

- Solo quiero que me quieras. - la catalana comenzó a llorar.

- Pero si yo te amo, Clau... - ella se fue antes de que pudiera siquiera tocarla.

Lucas se quedó ahí de pie sin saber qué hacer, creía que todo aquello era su culpa y que no se merecía tener pareja si iba a tratarla de esa manera. Entonces, la aragonesa abrió la puerta.

- ¿Lucas? - lo llamó preocupada - ¿Necesitas hablar?

- No, no quiero meterte en esto. - enunció y se limpió una lágrima que rodaba por su mejilla.

- He oído toda la conversación. - el moreno levantó la cabeza y se quedó mirándola unos segundos.

- ¿Puedo entrar? - cambió de opinión y la morena asintió.

Entró y cerró la puerta tras él, tenía muchísimas ganas de llorar y mil emociones dentro de su cuerpo. Él la abrazó buscando refugio en ella, y aquello descontroló un poco el interior de Naiara, pero aquel no era el momento para eso. Apoyó su cabeza en el hombro de la morena y comenzó a llorar, ella solo acariciaba su espalda.

- Soy un imbécil. - tartamudeó.

- No, Lucas, no eres un imbécil, ella lo es por haberte tratado así. - siguió acariciándolo para intentar calmarlo - No te merece, los celos de esa manera nunca son buena señal.

- ¿Vos creés? - levantó su cabeza y la miró con ojos llorosos.

- Sí, estoy completamente segura. - suspiró y pensó - Creo que deberías hablar las cosas mejor con ella.

- Creo que no querrá hablar conmigo, le hice mal. - se limpió un poco la cara con su mano - Cree que tenemos algo, me dijo que me alejara de vos.

- ¿Qué? - no se sorprendió mucho - Pero si nos conocemos desde hace dos días.

- Eso pensé, pero ella parece no endenderlo. - suspiró e hizo una pequeña pausa - Quisiera tener un poco de libertad.

De repente alguien llamó a la puerta y ambos se asustaron. Se separaron y se escuchó una voz al otro lado.

Querida NaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora